| Óscar Pérez Sayago, secretario general de la CIEC
Pronto dará inicio el Congreso Interamericano de Educación Católica. En ésta su 26ª edición, que se celebrará del 8 al 10 de enero de 2020, nos acogerá la ciudad de Santiago de Chile.
La renovación profunda de la educación no es una cuestión técnica sino adaptativa. Necesitamos, por tanto, movilizar a las personas para que afronten desafíos difíciles y prosperen. Es imprescindible mover a las personas de sus creencias más profundas y de su zona de confort hasta posiciones de disposición permanente al cambio. Por ese motivo, el liderazgo marcará el horizonte y nos permitirá focalizar y decidir en cada momento por dónde avanzar.
Dentro de la misión de los centros educativos católicos está mostrar su identidad y difundir sus carismas; por tanto, cuidar la comunicación es cuidar su específica misión evangélica. El papa Francisco nos lo recuerda en las jornadas mundiales de las comunicaciones sociales e incluso en su canal de YouTube.
La comunicación ha de generar encuentro. Usa la comunicación para entusiasmar a tus trabajadores, para alinear a tu organización y, por supuesto, para “seducir” a la sociedad y ayudarla a conocerte y a valorarte. En definitiva, para emocionar.
Las escuelas y colegios han de reinventarse constantemente sin perder su esencia y, por supuesto, sin renunciar a su proyecto educativo; deben buscar ventajas y diferencias para lograr ser elegidos; su futuro puede depender del número de alumnos y del grado de satisfacción de las familias que forman su comunidad educativa.
Obligadas a desarrollar estrategias de captación y fidelización de alumnos, las instituciones entran a formar parte de un mundo que hasta entonces desconocían y del que en ocasiones desconfían: el del marketing educativo.