La hermenéutica del tango Los dos papas. Benedicto XVI y Francisco ¿discontinuidad o reforma?

Los dos papas. Benedicto XVI y Francisco ¿discontinuidad o reforma?
Los dos papas. Benedicto XVI y Francisco ¿discontinuidad o reforma?

Fernando Meirelles, Jonathan Pryce y Anthony Hopkins

Comprendo que los sesudos teólogos se inquieten, pero comenzaremos con una cita de Benedicto XVI que viene muy bien para valorar esta nueva producción de Netflix para cines y su plataforma digital. “Por una parte existe una interpretación que podría llamar "hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura"; a menudo ha contado con la simpatía de los medios de comunicación y también de una parte de la teología moderna. Por otra parte, está la "hermenéutica de la reforma", de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado; es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único sujeto del pueblo de Dios en camino”. El texto se refiere al Concilio Vaticano II, pero viene bien para situar la relación entre el papa emérito Benedicto XVI y el papa Francisco que se presenta en esta película de Fernando Meirelles, un admirador confeso del papa argentino.

El director de la inquietante "Ciudad de Dios" o la profunda "A ciegas" nos ofrece ahora una historia de antagonistas cautivadora y brillante, que se dice inspirada en hechos reales pero reconstruida desde la ficción de un supuesto encuentro entre Benedicto XVI y el cardenal Bergoglio poco antes de la inesperada renuncia del primero en el año 2013. Y aquí la primera tensión, entre ficción y realidad. Una película sobre dos personajes históricos y vivos con profundo sentido religioso tanto desde ellos mismos como en su ministerio como papas de la iglesia católica. Aquí en la indagación histórica prevalece la visión política sobre la espiritual y en la elección de los temas se reconoce el esquematismo dramático de simpatías y antipatías ideológicas.  Así el guion de Anthony McCarten es de tono periodístico en el fondo y fascinante en la forma de los diálogos, aunque será acusado de demasiado simplista e indulgente no se le puede negar el aprecio por sus personajes y su búsqueda de Dios, que parece actuar entre el humo de las fumatas o el de una pequeña vela que se apaga.

El trasfondo de la historia contemporánea y la vida de la iglesia, representado especialmente por los flashbacks en torno a la biografía de Bergoglio, no ocultan que la intención fundamental es la contraposición espectacular de los protagonistas. Y aquí dos titanes encarnan el duelo: Jonathan Pryce y Anthony Hopkins. El primero se metamorfosea de forma extraordinaria en un Jorge Bergoglio locuaz y testarudo, converso y profético. Mientas que un contenido y lleno de matices Hopkins representa a un Josef Ratzinger implacable e irónico pero afectuoso y vulnerable. En la primera parte del metraje las simpatías se decantan por knock out sobre el futuro papa Francisco, que es presentado en ruptura respecto de su antecesor. Pero según nos adentramos en los personajes, ensamblados entre diálogos y primeros planos, mientras sus palabras se solapan entre la sobriedad de sus gestos y sus arrugas, nos vamos acercando hacia un empate donde prevalece la humanidad de ambos y la misma fe compartida.

Como lo fue en su día “Las sandalías del pescador” (1968) dirigida por Michael Anderson, la ambientación de The Two Popes hereda el estilo histórico de las producciones británicas que se entrecruza con una amalgama entre lo comercial y la denuncia donde se remarca el mensaje social del papa Francisco. El drama que representa la situación de la iglesia en el mundo se dulcifica con el humor, que especialmente se destila en la banda sonora en la que lo mismo suena la orquesta de Ray Conniff con “Bésame mucho” como el bandoneón de Dino Saluzzi en “Minguito” o la voz desgarrada de Mercedes Sosa en “Cuando tenga la tierra”. Un humor que sirve tanto a la ironía del pastor alemán de la serie televisiva “Rex” como a la gracia donde la rivalidad deportiva no disuelve la llamada a una comunión hecha de pizza italoargentina o cerveza bávara y donde dos papas pueden incluso bailar juntos en medio de un mundo en llamas.

La inclusión exige terminar por el principio: ¿hermenéutica de la ruptura o de la reforma? Una lectura superficial puede decantarse por la ruptura que enfrentaría a Francisco con Benedicto XVI sea en la “Opción benedictina” de Rod Dreher o en las lecturas políticas de perfume marxista. Pero todavía nos queda la interpretación del tango, el baile de las periferias de Buenos Aires y Montevideo, danza de “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo”. La hermenéutica del tango puede ser una buena interpretación como el humo de una vela apagada que sube hacia el cielo.

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