¿Coaliciones de compromiso o conjugación de confrontaciones?

¿Imposible en política la cuarta vía? 

“En vez de coaliciones políticas por compromiso de intereses,  conjugaciones sociales para el bien común”, me escribe un amigo que piensa utópicamente y medita evangélicamente.

 -Tu lema suena bien, pero en política parece imposible.

 -¿Por qué no?, insiste el utópico. Imagínate un gobierno de “conjugación” (que no coalición): Sánchez (Presidente), Iglesias (Vicepresidente) Junqueras (Interior) y Rivera (Economía y Hacienda)...

 -¿Conjugación, dices? Menuda confrontación,  cada consejo de ministros se convertiría en debate electoral televisible.

  El utópico me retuerce ad hominem:

 ¿No era esa la recomendación de Unamuno a Pedro Sánchez en el e-mail de antes de las elecciones? ¿No es esa la propuesta de la “cuarta vía”, tan cacareada en tu blog? Pues venga confrontación, pero conjugando la búsqueda del bien común en un pugilato que sea “abrazo unamuniano de luchadores”. Ese gobierno de la cuarta vía no sería de vencedores y vencidos, ni de punto medio de compromiso, sino avanzar hacia delante con unos y otros para buscar por el “Camino de en medio” (Buda), por el discernimiento (Ignacio de Loyola), por la sinodalidad (Papa Francisco) la llegada a la meta del punto Omega (Teilhard de Chardin)...

-Para, para, amigo mío. Se ve que has releído mi blog sobre la cuarta vía. Pero eso sería posible en espiritualidad; en política,  imposible. Harían falta estadistas, más que partidistas; la especie se extinguió hace tiempo. Ni siquiera en los capítulos de órdenes religiosas o en las conferencias episcopales se llega a conseguir la sinodalidad, porque falta espiritualidad.

 Para caminar por la cuarta vía hay que “salir de sí” y conjugar los verbos en voz media: ni activa, ni pasiva, sino con las transitividad intransitiva de dejarse llevar por el Espíritu.

 Así conjugan los verbos Pablo, Dôgen, Juan de la Cruz, Unamuno o Nishida y Kadowaki cuando dicen; “El que vive, todo en todos”, “La Vida te vive”, “Quedéme y olvidéme” , “Serme en Tí, Cristo de Velázquez, quiero serte”, “Ser alcanzado por el amor”, ·“pensar desde la Nada, desde el Lugar del Espíritu”, “hacer sin hace, dejándose hacer”...

 Conjugando así los verbos con la lógica del Camino, se podría caminar por la cuarta vía cantando el salmo 84(85): Justicia  y paz se besan, política y mística se abrazan, misericordia y lealtad engendran vida nueva”.

(Aprovecho para recomendar la lectura entrañable de los kôan del Espíritu: J.Kakichi Kadowaki, El Zen y la Biblia, San Pablo, 2019; Pedro Vidal López,  Kôan inspirados en San Juan de la Cruz, Desclée de Brouwer, 2018) 

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