Mensaje de Unamuno a Pedro Sánchez


Por una mediación sin mediadores

Ha llegado un e-mail de Unamuno desde el más allá. Se lo envía a un filósofo lector suyo, que está celebrando la traducción japonesa de El Cristo de Velázquez. Le ruega que reenvíe este mail al Presidente del Estado español. Dice así el texto:)

Amigo J.M.C., le saludo desde el más allá, donde descanso en paz, según dicen lenguas piadosas, pero no es del todo exacto. Cierto que estoy en paz, que por fin ya llegué a ser.-me-en- Quien-me-hace ser, en el Cristo muerto vivo que “muerte a la muerte dio con su muerte”. Mas lo del descanso solo cuadra en parte. Sabe usted bien, amigo y lector mío, que si dejase de bregar no sería Miguel, Jugo de la Raza. Recordará lo que escribí hace ya más de un siglo: "una eternidad de visión beatífica sin hacer nada sería
aburridísima, por muy bello que sea el misterio eterno"...

Pues bien, abro el internet del Espíritu para ponerme al día y me duele lo que veo. Me duele Cataluña cuando veo la manifestación de señera única independentista y me duele España cuando veo la manifestación de bandera única facha. Ambas visiones me producen vergüenza ajena, tristeza y enojo...

Yo que siempre estuve “contra esto y aquello”, frente a los “hunos” y los “hotros”, no soporto esos maniqueismos. Pero tampoco me acuesto con los que piensan que solo es cuestión de reconciliación dulzona de cara a la galería, para entretanto seguir haciendo el juego a uno de los dos extremos.

Ojalá no caiga Pedro Sánchez en la trampa del compromiso neutral bajo capa de reconciliaciones, con o sin mediador que ayude al parto...

Usted, amigo hispano-japonés, escribe a menudo sobre la “cuarta vía de Papa Francisco”. Por eso comprenderá que yo quiera recomendarle a Pedro Sánchez una especie de cuarta alternativa: la “alterutralidad”; sobre ella hablé en mi tiempo (O.C: V. 1250), cuando me dolía la España cainita de guerras civiles y los dos extremismos, así como me dolía la España anestesiada y adormilada con falsas reconciliaciones (tantos centrismos que eran “derechonas disfrazadas de equilibrio” o “izquierdonas con mezcla de acomplejamiento y pose desenfadada para la galería”).

Vayan, por favor, a la cuarta alternativa: la de la polémica creativa y la dialéctica-con-amor-y-dolor. Júntense una y otra vez, no para un diálogo fingido, negociación astuta o cálculo electoralista de falsa neutralidad, sino para un pugilato, que sea a la vez lucha y abrazo de luchadores. Para eso no precisan mediadores, son los mismos luchadores, que se estrechan y confrontan a la vez, quienes constituyen la mediación, mejor dicho, quienes la crean y engendran con dolor y gozo.

Suban, por tanto, señores, suban al ring de la alterutralidad, dense allí de puñetazos hasta caer K.O., pero que caigan K. O. ambas partes a la vez sin vencedores ni vencidos. Y cuando estén en el suelo, mírense una a la otra y abrácense por fin; luego, pónganse en pie para empezar de nuevo a... caminar; y caminen contradiciéndose y abrazándose, en vez quedarse parados y solamente esperando la oportunidad de que uno deje K.O. al otro.

Aprendan a estar más allá de los “hunos” y los “hotros”. Díganle a Madrid que no se suicide en favor de la unidad a ultranza. Díganle a Barcelona que no se suicide el independentismo por empeñarse en defenderlo a ultranza mediante el K.O. unilateral. Y díganle a los prudentes reconciliadores que no impidan el pugilato de la alterutralidad, en el que se abrazan los luchadores para seguir caminando.

La polémica creativa no precisa mediadores, las partes son la mediación misma, conflictiva, crítica y creativa; ahí se engendra algo que ninguna de las dos tenía antes del encuentro, pero que tampoco habría surgido sin la lucha y el abrazo: Paz en la guerra!

Pásele este mail, por favor, amigo jesuita lector querido mío, páselo al señor Presidente, recomendándole esta dialéctica, que no es hegeliana, de tesis-antítesis y síntesis cordiales, tras tesis y antítesis extremistas, sino polémica, heraclitiana y, precisamente por eso, fecunda y esperanzadora.


Ojalá pueda el Presidente del Estado español conseguir que, en el período de debates que dure en el futuro la reforma de la Constitución, se abracen en pugilato sincero los países, pueblos y naciones que hoy conglomeran el presente estado de las autonomías y puedan caminar juntos, abrazándose y boxeando a la vez (con seriedad democrática), ¿quizás para construir, como decía nuestro querido Nóbel Saramago, la federación o confederación de Estados Unidos Ibéricos del mañana – con la capital en Lisboa, el Senado en Barcelona, y Madrid, a lo Kyoto, como sede cultural? ¡Quien sabe!; en ella todos y todas se entenderían entre sí tan bien como lo hacen hacen ahora con los hermanos y hermanas de Portugal.

Con un saludo entrañable (que no solo cordial, con cabello de ángel...) le quiere animar,
señor Presidente y le respeta,

Miguel de Unamuno

Desde mi estudio celeste, presidido por el Cristo de Velázquez, al que rezamos por los que caminan de noche oscura por la cuarta vía:

La humanidad en doloroso parto
de última muerte que salvó a la vida
Te dio a luz como Luz de nuestra noche...

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