No al exorcismo mágico. Sí a la bendición espiritual

No al exorcismo mágico. Sí a la bendición espiritual

-Rita (nombre ficticio para salvar privacidad): Una pregunta, padrecito, ¿usted cree en el diablo?

P. Juan: ¿Por qué me lo pregunta, Rita?

R: Es que necesito encontrar un padrecito que crea en el diablo para que me pueda hacer un exorcismo, y me libre de estas convulsiones que me dan y de esta furia que me entra por romper cosas y enfadarme contra mi familia y me dan ganas de hacer daño a la gente. Mi madre dice que me tienen que hacer un exorcismo, que estoy poseída por Satanás. Pero mi padre, que es de otro país y no es católico, dice que donde tengo que ir es al médico, que esto es enfermedad mental. Ya una vez fui a un cura a pedirle que me eche agua bendita, pero dijo que no hay que creer en tonterías. Por eso le pregunto a usted.

J: Ya, comprendo pero ¿te das cuenta, hija, que me estás haciendo tres preguntas distintas al mismo tiempo. Vamos por partes.Me has preguntado tres cosas.
1.Me has preguntado si existe el diablo y si yo creo que existe
2 Me has preguntado si te puedo hacer un exorcismo
3. Me has preguntado si te puedo ayudar a curarte porque estás sufriendo mucho. ¿No es así?
R.Sí, padrecito, entonces ¿qué me dice?

J. Pues empecemos por la tercera pregunta. Si te ayuda que hable contigo para que me cuentes lo que te pasa, y que recemos juntos para que Dios te ayude a librarte del mal (como decimos en el Padre nuestro, “líbranos del mal”) estoy a tu disposición para lo que pueda ayudarte. Vamos a rezar juntos con fe y confianza en que el poder de Dios es más fuerte que cualquier poder maligno que nos atormente (lo mismo da que ese poder maligno sea un diablo o sea el lado oscuro de cada uno de nosotros). Lo importante es creer en el poder de Dios, y en el poder que Dios ha puesto dentro de nosotros para que nos curemos. Por eso Jesús decía, cuando curaba a una persona: “tu fe en el poder de Dios es lo que te ha curado”

R. Bueno, algo es algo, padrecito, pero...

J: Ya sé, la segunda pregunta, tú lo que quieres es un exorcismo.

R: Sí

J. Pues mira, yo no puedo hacerte un exorcismo como magia para expulsar fuera de tí a un diablo que te tenga poseída. Lo que sí puedo hacer es algo mucho mejor y más eficaz, que es darte de parte de Dios la bendición, mejor dicho, rezar junto contigo para que Dios te bendiga. Para eso lo que hace falta es que tú y yo creamos, que tengamos fe en el poder de Dios.

R: Y me va a dar esa bendición con agua bendita y con el arma de la cruz?

J Sí, pero el agua no es magia, sino un símbolo precioso de la bendición y la vida que Dios quiere derramar sobre tí como en el bautismo. Y la cruz no es un amuleto ni un arma para matar demonios, sino la señal de Cristo crucificado y vivo para siempre, que te quiere dar vida. Y la bendición no es como si dijeras “abracadabra”, la bendición es una oración y una acción de gracias, una medicina de Dios para tu cuerpo y tu espíritu, y un derramar sobre tí gracia y paz y alegría.

R Entonces bendígame padrecito. Y ¿puedo venir también otro día por si se me acaba el efecto?

J Puedes venir siempre que quieras. Pero que sepas que esto no es como la batería del móvil, que hay que recargarla. La energía de la bendición de Dios te la está dando Él continuamente, Dios mismo te está recargando la batería a cada momento. La bendición que te doy ahora es una señal de que esa bendición te la está dando Dios siempre. Así que, levanta el corazón a Él cuando estés bien para darle gracias y cuando estés mal para pedirle ayuda, y puedes estar segura de que lo tienes siempre a tu lado para bendecirte.

R Pues ya me voy más tranquila.

J Y no necesitas que hablemos de la pregunta que quedaba, lo de si existe el diablo y si este cura cree o no cree en el demonio.

R. Bueno, lo cierto es que por curiosidad... además, que el otro día dijeron por la radio que el Papa Francisco ha ha dicho que el diablo existe y no se qué pensar después de lo que usted me ha dicho...
J. Eso lo podemos aclarar, mira precisamente en la reunión de catequesis después de la misa de hoy vamos a leer y comentar una carta muy buena que acaba de escribir el Papa sobre la importancia de vivir bendiciendo a Dios que nos bendice y de descubrir lo santo en lo cotidiano. Toma, te doy la página que explica lo que ha dicho el papa sobre el poder de Dios más fuerte que el poder del mal, ya sea un diablo o no lo sea.

(Copio el resumen de la catequesis sobre el final del Padre Nuestro: Líbranos del mal y de todo lo maligno)

PUNTOS DE CATEQUESIS SOBRE EL
PODER MALIGNO.
dice que el poder diábolico se expresa en un ser personal, pero no que el diablo sea un dios maligno. No se puede decir que el diablo sea un dios maligno o una divinidad del mal enfrentada en igualdad de condiciones con el Dios bueno. Cuando el influjo de otras religiones dualistas penetró a nivel popular en el pueblo del Antiguo Testamento hubo necesidad de decirle al pueblo creyente en el Dios único que ni ángeles ni demonios pueden ser divinidades sino criaturas, por eso se simbolizó al poder diabólico como “ángel caido”.

2. El Papa no afirma el fenómeno de la posesión diabólica. Al contrario, dice que “Él diablo no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios”.

3. Más que preguntarse si existe, tendríamos que preguntar cuántas veces todos y cada uno de nosotros, al dejarse llevar por su lado oscuro, ha expresado el poder diábolico en su vida.

4. Habría que decir que el diablo, más que “un ser “ es toda una legión (como se insinúa en el evangelio según Marcos 5,9: mi nombre es legión, porque somos muchos. Mis muchos “yoes”, los de mi lado oscuro, el de mi yo engañado, arrastrado, seducido, extraviado... todos esos son los diablos, expresión en forma de seres personales (no de divinidades malignas) del poder del mal, que puede y debe ser vencido por el poder divino.

5. El Papa no recomienda exorcismos de magia contra Satanás, sino la bendición espiritual de los sacramentos. Para el combate, dice, tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero.

6. Lo principal en toda esa parte final de la carta del Papa no es la cuestión de si existe o no el diablo, sino el tema del discernimiento en nuestra vida de si actuamos de acuerdo con el buen espíritu o el mal espíritu dentro de nosotros.
Volver arriba