La obra, una de las joyas de los Museos Vaticanos, se exhibirá hasta el 22 de junio en una galería de la Plaza de San Pedro El «San Jerónimo» podrá verse gratis para celebrar el quinto centenario de la muerte de Leonardo da Vinci

El 'San Jerónimo' de Leonardo
El 'San Jerónimo' de Leonardo

La directora de los Museos Vaticanos destaca de este cuadro su técnica de realización en óleo sobre una tabla de nogal, y por el «inacabado» 

Por invitación del Papa, Leonardo permaneció durante varios años en un apartamento situado en un zona que actualmente ocupan los Museos Vaticanos

En el quinto centenario de la muerte del genio del Renacimiento Leonardo da Vinci (1519-2019), los Museos Vaticanos se han unido a las conmemoraciones con el traslado y la exhibición gratuita de una de sus obras más valiosas: el cuadro de «San Jerónimo».

La obra -la única del artista conservada en las colecciones pontificias- se trasladará excepcionalmente de la pinacoteca vaticana a la galería Braccio de Carlo Magno, en la Plaza de San Pedro, donde se exhibirá en un espacio exclusivo desde mañana hasta el 22 de junio.

También se expondrá un documento del Archivo Histórico de la Fábrica de San Pedro que revela que, por invitación del Papa, Leonardo permaneció durante varios años en un apartamento situado en un zona que actualmente ocupan los Museos Vaticanos.

En esta pequeña pero representativa exposición se ilustra en una serie de paneles la historia de la pintura, las pruebas que han permitido encontrar las huellas dactilares de Leonardo, así como su proceso de restauración.

Exposición de Leonardo da Vinci

La directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, recordó que la importancia de «San Jerónimo» reside en su característica de cuadro «inacabado», así como que se cuenta entre las pocas pinturas cuyo autógrafo nunca ha sido cuestionado.

La pintura está documentada a principios del siglo XIX en la colección de la famosa Angélica Kauffmann (1741-1807), pero después desaparece y solo se sabe que se convirtió en parte de la colección del cardenal Joseph Fesch (1763-1839), tío de Napoleón, quien consiguió reunir las dos partes de la obra en las que se había dividido: la parte inferior utilizada como puerta de un armario y la parte de la cabeza del santo, que fue usada como taburete por un zapatero.

La fuerza espiritual del cuadro que representa a San Jerónimo, doctor de la Iglesia, en el desierto y la certeza que era una obra de Leonardo llevó al papa Pío IX a comprar esta obra para incluirla en la colección pontificia en 1856.

Jatta destaca de este cuadro su técnica de realización en óleo sobre una tabla de nogal, y por el «inacabado» presente en gran parte de la pintura, que permite analizar las modalidades ejecutivas, también caracterizadas por el uso de la pintura con los dedos.

La pintura, conservada en una estructura especial que mantiene la temperatura adecuada para una obra delicada, será donada temporalmente al Met de Nueva York (de julio a octubre de 2019) y al Louvre de París (de octubre de 2019 a febrero de 2020) para dos importantes exposiciones dedicadas a Leonardo.

San Jerónimoo, el cuadro inacabado de Leonardo da Vinci

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