Azotar el viento

Unos amigos que me contaron que habían estado de vacaciones con unas amigas suyas están yendo a cursos de agricultura ecológico-urbana (huertos en las terrazas y cosas así) para ver de llenar horas: “Las pobres se aburren como ostras porque no saben que hacer. Llevan el perro a un psicólogo de perros y ellas también van de vez en cuando sobre todo para que les diga que pueden hacer”. Yo le dije: “Recomendar a vuestras amigas que vayan los domingos por la tarde al Cotolengo o a una residencia de tetrapléjicos pobres y que les limpien el culo y los saquen de paseo”. “No seas bruto. ¡Como les vamos a recomendar eso!”, exclamaron mis amigos. “A la gente le encanta azotar el viento”, concluí.
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