Campesino en la ciudad

Tanto paseando por el monte como por la ciudad mi imaginación y mi memoria se llenan de imágenes de belleza infinita al tropezarse con objetos dignos de admiración. Me vienen a la cabeza mil ideas de lo que podría hacer pero me doy cuenta de que el reloj marca ya una hora avanzada. No tendré tiempo para dedicar a todo lo que me interesa ni para aprender todo lo que me gustaría saber hacer. Hay que elegir”. Esto me iba diciendo un campesino que vino a la ciudad para conocer a un nieto recién nacido cuando se quedó plantado delante de un edificio, y al cabo de un rato me miró y me dijo: “Esto que hasta ahora era para mi sólo una palabra es desde ahora una cosa con nombre
Volver arriba