Si los bancos tuvieron que devolver el dinero de las preferentes es porque lo habían adquirido de malas maneras. Los nombres de algunos de los responsables saltaron a las páginas de los diarios pero siguen en la calle, muchos de ellos disfrutando de barcos, de chales de lujo, de vacaciones en paraísos terrenales. Muchos otros han sido cómplices y colaboradores en el delito porque, sabiéndolo, han dejado que prosperara y, una vez descubierto, no han colaborado con la justicia en la identificación de los responsables; más bien al contrario, han puesto toda clase de impedimentos a que se esclarecieran el cuerpo del delito. El juez que se ha atrevido poner a la sombra a uno de los capitostes, no sé si correcta o incorrectamente, corre el riesgo de acabar en la cárcel. Corremos el riesgo de que los nombres de hacedores de esa operación gigantesca de fraude, estafa y engaño caigan en el olvido. Difundan esto, compártanlo porque esos hombres y mujeres andan sueltos y son un peligro social.