La confesión de Suárez

La confesión de Suárez no debe de valorarse en términos morales sino en millones de euros para él, para su manager, para el club que tiene sus derechos y para el que lo vaya a comprar. Cuando el uruguayo mordió al italiano, era la tercera vez que mordía a alguien, dijeron que era un enfermo que debería hacerse tratar por un psiquiatra. El enfermo es responsable de haber adquirido la enfermedad si estuvo en su mano poder evitarlo; una vez enfermo es una víctima. Si realmente es un enfermo su propósito de no volver a morder no es más que un buen deseo porque, llegada la situación, no dependería de su voluntad morder o no morder sino de su genética o de su psique.
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