La esperanza recoibbrada

Olvidando que es un instante más en nuestra vida, este último día del año, cuando los deseos se turban y se agolpan, recuerdo los buenos propósitos, lo que he hecho y dicho el año que termina. Muchos propósitos no cumplidos, bayas caídas en los cruces de los caminos, buena parte de las cosas que he hecho son absolutamente prescindibles, de lo que he dicho, parte lo he dicho para hacer gracia y hacer pensar, y parte por no quedarme callado. Creo haber aprovechado el tiempo escuchando las bobadas que me ha contado alguien que tenía necesidad de hablar, riendo con quien me ha hecho reír y asombrándome al contemplar el nacimiento y la puesta del sol, como el viento retorcía las ramas y jugaba con las nubes, las muecas de un niño al ver un gato, al oír  las tonterías que decía y los recuerdos que guardaba un viejo que hablaba como un niño. Hoy me parece ver el país reflejado en los pedazos de un espejo roto, como un reloj de arena en que se escurre el tiempo. Entonces leí: “El séptimo descansó y vio que lo que había hecho era bueno” y recobré la esperanza. Feliz año nuevo

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