Acto solemne en la festividad de Santo Tomás de Aquino en Comillas Julio L. Martínez, sj.: "La Iglesia no puede renunciar a la verdad ni a la libertad, porque está en juego el ser humano"

El rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj.
El rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj. Comillas

“Si quedarse quieto remite a la pasividad y la inercia, caminar es avanzar, con pausa y tino; avanzar disfrutando”

“El mejor regalo que podemos recibir es el de descubrir día a día el privilegio que supone trabajar en una institución que forma cada año a miles de chicos y chicas que vienen a por todas”

"Existe una confianza fundamental que no nos permite declarar desahuciadas ni a las personas ni al mundo"

"La Iglesia, que desea servir con todas sus fuerzas a la persona humana y su dignidad, está al servicio de ambas, de la verdad y de la libertad. No puede renunciar a ellas, porque está en juego el ser humano". El rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj., presidió el acto solemne en la festividad de Santo Tomás de Aquino, en el que se celebra el Día de la Comunidad Universitaria y se entregan las condecoraciones a docentes y personal con 25 y 40 años de presencia universitaria, así como los doctorandos y estudiantes condecorados.

En su discurso, Martínez dedicó sus palabras con motivo de la fiesta de Santo Tomás de Aquino para ofrecer “la imagen del camino o, aun mejor, el vivir a la luz del caminar, del moverse abriendo brechas y oteando horizontes”.

“Si quedarse quieto remite a la pasividad y la inercia, caminar es avanzar, con pausa y tino; avanzar disfrutando”, añadió el rector, quien abogó por desplazarse “en búsqueda de la verdad” pero también “tras la eternidad, adentrándose agradecida y reverencialmente en el misterio”.

Así, destacó la peregrinación, en sus diferentes formas, “como uno de los símbolos más fecundos para entender la vida en su itinerario hacia la progresiva realización del deseo de ser, de conocer y de amar propios de la vida humana”.

Jóvenes y veteranos

Refiriéndose a los estudiantes que obtuvieron los premios extraordinarios, el rector de Comillas resaltó cómo “sois exponentes de la calidad humana e intelectual que caracteriza a la mayoría de nuestros alumnos y así acicate para cuantos formamos la comunidad universitaria”.

Que el legítimo orgullo que sentís no os haga perder pie en la tierra, es decir, no dejéis de ser humildes y agradecidos con todos los que han colaborado a que lleguéis aquí, sobre todo con vuestros padres, pero también con los profesores y los compañeros, que son parte del tejido portentoso de vuestra excelencia”, deseó Martínez, pidiéndoles “que vuestra inteligencia sea siempre empleada con amor y sentido de la justicia”.

A los doctores, les pidió “que no deje de arderos dentro el deseo de buscar la verdad”, y a los nuevos profesores “corresponsabilidad de lo que sea la Universidad a la que estáis profundamente unidos”. “El don que pido para vosotros es que cada día renovéis vuestro deseo de servir más y mejor, con generosidad”.

Dirigiéndose a los que cumplen 25 y 40 años en Comillas, el rector jesuita mostró su alegría por el hecho de que “la Universidad os haya dado un hogar propicio para vuestro desarrollo profesional y humano y que vosotros hayáis dado mucho a la Universidad”.

“El mejor regalo que podemos recibir es el de descubrir día a día el privilegio que supone trabajar en una institución que forma cada año a miles de chicos y chicas que vienen a por todas” destacó el rector, recordando el discurso previo de la profesora Inés Fernández.

Soñar con un mundo distinto

A todos los homenajeados, el rector ofreció estas palabras del papa Francisco: “Por favor, os lo pido: (…) no escuchemos a quien recomienda cínicamente no cultivar esperanzas en la vida; no nos fiemos de quien apaga desde el principio cada entusiasmo diciendo que ningún esfuerzo vale el sacrificio de toda una vida (…) Cultivemos, en cambio, sanas utopías: Dios nos quiere capaces de soñar como Él y con Él, mientras caminamos muy atentos a la realidad. Soñar con un mundo distinto. Y si un sueño se apaga, volver a soñarlo de nuevo…” (Francisco, audiencia 30/872017).

“¿Qué hace un caminante tras arribar al destino soñado? Disfrutar de la meta alcanzada e iniciar un nuevo camino, una nueva andanza y aventura con nuevas metas, renovados itinerarios y recargadas energías”, glosó Martinez, quien insistió en que “en la perplejidad de los tiempos borrascosos en que estamos resulta casi arriesgado afirmar que la historia tiene sentido. Pero, por arriesgado, aún es más conveniente”.

Y es que, añadió, “la fe cristiana cree que, pese a todas las decepciones y fracasos de nivel micro y macro, pese a todos los desvaríos, las catástrofes y las maldades que hay –y son abundantes— existe una confianza fundamental que no nos permite declarar desahuciadas ni a las personas ni al mundo”.

“A pesar de todos los pesares, la gracia irrumpe en la historia descubriendo a los ojos que lo saben ver lo completamente nuevo, originario y totalmente otro, eso que no sabemos llamar o que, balbucientemente, llamamos Dios”, prosiguió el rector de Comillas.

Paz y paz; Libertad y libertad

“Es decir: la Paz que hace posible nuestra paz; la Libertad que hace posible nuestra libertad; el alfa y la omega de la existencia, el principio y fin de la aventura vital, el Creador y Redentor”, resaltó.

“Si tenemos ojos para reconocerle, en el camino nos sale constantemente al encuentro, especialmente en el prójimo, pero no menos en las tareas cotidianas o en los acontecimientos de más tronío. Dios es sentido y señor de la historia, pero no al modo de un poder supremo por encima de la historia, sino desde la entraña misma de ella, también desde el reverso de la historia y las lágrimas del sufrimiento humano es el amor crucificado del que brota la salvación”, glosó el rector.

Por el Bien Común

Al tiempo, Julio L. Martínez, sj., destacó “el bien común” como “una categoría nuclear del pensamiento social cristiano que, en una era tecnológica tan potente como ambivalente, se vuelve más actual que nunca”.

Por ello, el rector aspiró a que “nuestros egresados estén en primera línea como constructores eficaces del conjunto de condiciones para una convivencia de todos en concordia, justicia y libertad”, porque “el bien común que empieza por no sucumbir a la tentación de apropiarse de bienes o dineros que son de todos y sigue por la búsqueda de las relaciones, alianzas y colaboraciones que más beneficien al “común”, y también por procurar los recursos necesarios y proveer/cuidar los medios necesarios para una vida digna; el bien común que abraza a la subsidiariedad y ansía los niveles máximos de libertad en justicia para todos, no solo para unos pocos”.

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