Kiko: o nosotros-..
Todo ello, bajo la atenta mirada de más de un centenar de obispos, que entre alucinados por la diatriba de Argüello y agradecidos -porque ésta es la palabra- por los "frutos" que sólo el Camino es capaz de conseguir, contemplaban una riada de jóvenes -primero chicos, después chicas- que se alzaban para ser sacerdotes y religiosas en China y en toda Asia. Porque así se lo había revelado el Señor a Kiko Argüello. El espectáculo de ayer fue, sinceramente, lamentable. E intentando respetar hasta el límite la fe de los seguidores del Camino, a quienes conozco y aprecio, sólo les doy un consejo: que se planteen si "esto" es seguir a la Iglesia. Si se puede formar parte de una Iglesia a la que ignoran, si las vocaciones no podían haber surgido delante del Papa y del resto de la comunidad, o había que dar un espectáculo de fuerza. O nosotros, o el Infierno. Y dan ganas de pensárselo, señores... Menos mal que Dios está en muchas otras partes... no sólo ayer en Cibeles, en torno al artista iluminado de Palomeras Altas. Menos mal.
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