Casi todo lo que sabemos sobre “Simón Mago”, de George N. L. Hall (671)



Escribe Antonio Piñero

Es una alegría reseñar este pequeño libro, pero interesantísimo y muy útil, que ha publicado hace un cierto tiempo la meritoria editorial Signifer Libros de Salamnca-Madrid (2015). El título es el de esta postal, así como el autor. Pertenece a la colección “Mikrá”, número 8, editada por el Prof. Dr. Raúl González Salinero. Tiene 93 páginas, en formato de bolsillo aunque con excelente papel, incluida la bibliografía, breve y ya antigua, del autor G. N. L. Hall, y una moderna, completa, a cargo de D. Saura Zorrilla, quien es, a la vez, el traductor. El libro tiene además un buen ensayo introductorio de Alberto Ferreiro que va de las páginas IX a la XX. ISBN: 978-84-16202-03-4.

La publicación original, y base de esta obra, es antigua, de 1914 (pero con todas las fuentes a su disposición, lo cual hace que los juicios sobre ellas tengan validez), y era un artículo especializado de la “Encyclopaedia of Religion and Ethics”. Por ello, el ensayo introductorio me parece indispensable para que el lector sienta que hoy día se pueden confirmar los datos y juicios sobre Simón en un breve estudio de hace más de cien años. En palabras del autor (autor de la obra Simon Magus in Patristic, Medieval and Early Modern Tradition, Brill, Leiden/Boston 2005) “se debe considerar como un suplemento a la obra del erudito decimonónico, G. Hall, que –aunque fue escrita hace mucho tiempo– en muchos aspectos sigue siendo realmente útil” (p. IX). Esta afirmación me confirma en mi vieja idea de que en historia y filología antiguas son muy útiles la lectura de los grandes clásicos aunque hayan pasado muchos años. A menudo ocurre que sus opiniones son más acertadas que algunas de los modernos.

Por el contrario, han mejorado con el paso del tiempo las ediciones de los textos básicos e incluso la datación de esos textos para reconstruir la figura de Simón Mago. Así, no solo tenemos una mejor edición del Nuevo Testamento griego (Nestle-Aland 28 de 2012), sino de los Padres apostólicos y Apologetas en general que nos sirven de referencia indirecta, y sobre todo se han hecho mejores ediciones de los textos apócrifos neotestamentarios que cuentan mucho para dibujar la figura de Simón. En español tenemos ahora la edición de los Hechos Apócrifos de Pedro (Acta Petri cum Simone), y los de Pedro y Pablo con su “Pasión” (Acta Pauli et Petri Apocrypha) en la edición de la BAC de Piñero-del Cerro, vols. I y III de 2004 y 2011 con abundante bibliografía al respecto.

El ensayo introductorio reconsidera a la luz de los últimos treinta años de investigación los siguientes apartados que afectan, como fuentes o comentarios, a la figura de Simón Mago: los Padres de la Iglesia y las fuentes primitivas; la Edad Media, en donde se dio un cambio fundamental en la intelección de la figura de Simón, “pues se abandonaron por completo las doctrinas gnósticas que constituían el principal argumento de la condena de Simón en la época patrística” y, aunque u figura continuó siendo la del “mago engañoso por excelencia, se lea añadieron novedosas desviaciones morales y doctrinales”. El ensayo concluye con una interesante mención a la extensa y rica tradición artística” sobre el personaje. “Merece señalarse la persistencia de Simón Mago tanto en el arte moderno como en el cinematográfico” (p. XX).

Los capítulos de la obra presente son muy breves y van absolutamente directos al grano. Como el trabajo primitivo era un artículo de enciclopedia, el autor escribe comprimidamente e intenta decir lo más posible en el menor espacio. Pero, a pesar de su densidad, la lectura no se hace en absoluto premiosa.

Como otras veces, creo que lo mejor para la información general sobre el libro, es que les proporcione una visión del contenido, muy ilustrativa como verán:
I. La figura de Simón Mago. El relato de Hechos 8,8-24.
II. Simón en la tradición eclesiástica.
III. La traición del conflicto entre Simón Mago y san Pedro en Roma
IV. Dificultades de identificación entre el Simón gnóstico y el Simón de los Hechos.
V. Las fuentes para nuestro conocimiento de Simón
VI- VII. Cosmogonía y doctrina de la redención de La Gran Revelación.
VIII. Afinidades de La Gran Revelación con la filosofía griega y la religión pagana.
IX. El mito de la redención de Helena
X. El concepto de salvación en general
XI. Fuentes paganas sobre el mito de Helena
XII. Relación del mito de Helena con La Gran Revelación.
XIII. Fecha y lugar de composición de esta obra
XIV. Relación entre el sistema simoniano y otras formas de gnosticismo
XV. Simón Mago como personaje en la literatura Pseudo Clementina
XVI-XX. El ataque a san Pablo bajo la máscara de Simón Mago. Teorías críticas modernas basadas en la ecuación Simón = Pablo. Argumentos que apoyan la teoría de Tubinga (es decir, contra la “ecuación” Simón/Pablo). La teoría de que Simón-Pablo es Simón de Chipre. Críticas a la teoría de Tubinga.
XXI. El auténtico Simón Mago
XXII. Historia ulterior de la secta simoniana
XXIII. La supervivencia de la leyenda de Simón Mago.

Todos los capítulos me parecen en verdad interesantes, pero quiero destacar el que aborda, en primer lugar, la fecha de datación de la Apóphasis Megale, “La Gran Revelación”, que pasa por ser una obra compuesta por Simón. Sin duda, no es así ya que tiene citas del Nuevo Testamento (1 Cor 11,32 y Mt 3,10). Por tanto es improbabilísmo que la compusiera el Simón samaritano presentado en Hch 8,8-24 por vez primera en la historia. Como no parece haber muchas dudas de que el personaje como tal existió en realidad, aunque luego sufriera un proceso de idealización, por sus seguidores, y denigración por sus adversarios decenas e incluso un par de centenares de años después de su presunta muerte durante el reinado de Nerón (pp. 37-38), lo probable es que sea un producto de sus seguidores o partidarios.

También es muy posible que el verdadero Simón fuera –más que un mago, acusación corriente en la Antigüedad para designar malévolamente a un enemigo– un “agente mesiánico”, una suerte de aspirante a mesías samaritano, en la línea de personajes como Dositeo Samaritano (del que en realidad nada sabemos, salvo que quizás fuera maestro de Simón, como aparece en las Pseudo Clementinas) o Cleobio (del que igualmente ignoramos todo, salvo que fue compañero de Simón), con quienes parece, como digo, que tuvo alguna relación. Hall lo describe como uno de los “exaltados” o fanáticos religiosos de la época del estilo de los que fueron descritos por Celso en su “Discurso verdadero” contra Jesús y los cristianos, recogido y criticado por Orígenes (Contra Celso, VII 9), y que proclamaban algo así como “Yo soy Dios, o el Hijo de Dios, o el Espíritu Santo. La disolución del mundo es inminente, y yo vengo… Deseo salvar a la gente y me contemplaréis de nuevo viniendo a la tierra por el poder del cielo. Bienaventurado aquel que ahora me reverenciare; pero al resto lo arrojaré al fuego eterno” (p. 71). No es inverosímil que al entrar en contacto con los judeocristianos quisiera utilizar ese movimiento, afín al suyo, en su propio provecho.

La segunda cuestión que deseo destacar es quizás más novedosa, y muy atrayente para los lectores: la utilización de Simón Mago como una suerte de personaje-máscara, disfraz o tipo parecido para atacar en realidad a Pablo de Tarso, sobre todo en la literatura denominada Pseudo Clementina (versión griega, las “Homilías” de Pedro; versión latina, los “Reconocimientos” o novela de Clemente de Roma como seguidor de Pedro). La idea en sí no es extraña ni asombrosa, porque el Nuevo Testamento ha dejado constancia en las cartas de Pablo mismo y en los Hechos de Apóstoles (así es como los nombran la mayoría de los manuscritos y no como solemos, “Hechos de los apóstoles”, con la añadidura de un artículo que parece dar a indicar erróneamente que habla de todos los apóstoles, cuando en verdad sólo trata en serio de dos, Pedro y Pablo) de cómo durante su vida el Tarsiota sufrió una fortísima persecución, que acabó finalmente con su vida, a causa de sus doctrinas sobre el cambio de funcionamiento de la ley de Moisés en época mesiánica, y cómo este cambio afecta a los paganos que se convertían a Jesús como mesías no solo de Israel sino también del mundo.

G.N.L Hall defiende muy clara y contundentemente su opinión de que hay en las Pseudo Clementinas suficientes ataques y alusiones a la vida y actividad de Simón, como el enemigo, el engañador, el adversario de la fe verdadera que se entienden mucho mejor si –bajo esas aparentes puyas y acusaciones contra un judío o hereje gnóstico– se piensa en la doctrina y vicisitudes y ataques que los judíos en general y los del grupo judeocristiano de Jerusalén dirigieron a su adversario. Es más que interesante, y el resumen está muy bien hecho, ver cómo nuestro autor recoge todos los argumentos y cómo dibuja el inicio de esta tesis en los trabajos de la “Escuela de Tubinga”, fundada por Ferdinand Christian Baur. Es también excelente la síntesis de los argumentos contrarios de miembros de la misma escuela, como P. W. Schmiedel, a ciertas aristas de la tesis del maestro Baur o de los argumentos continuados por su seguidor R. A. Lipsius. Y finalmente la razonada defensa de esta tesis, limada de exageraciones decimonónicas, pro el mismo Hall.

Personalmente, me impresiona la cantidad posible de paralelos reunidos entre las noticias de Simón en las Pseudo Clementinas y el pensamiento de Pablo o algunos pasos de vida, como los improperios que recibía de sus adversarios. Estimo que en conjunto pueden suponer un buen argumento. Pero aún así no estoy totalmente convencido de la tesis. Personalmente también pienso que no me convence la idea que defienden todavía hay algunos estudiosos sobre todo alemanes, a saber que la ecuación entre Simón Mago y san Pablo es exacta y constante…, de tal modo que el, o los judeocristianos, autor o autores de esa literatura pseudo clementina (Cartas introductorias, Homilías y Reconocimientos) están siempre pensando en Pablo o los cristianos paulinos como blanco primario de sus ataques. Más bien pienso que no es a san Pablo a quien se ataca, sino a las características del cristianismo paulino que fastidiaban, y mucho, a los judeocristianos del siglo III, que ciertamente eran pocos, pero que no habían desaparecido de la historia. Opino que el mismo Hall podría estar casi de acuerdo con esta tesis moderada.

En síntesis: un pequeño gran libro. Tendría un solo “pero”. Me convence muy poco la traducción en bastantes ocasiones. Y pienso a la vez: si el traductor ha reunido una bibliografía moderna sobre Simón, tal como se muestra al final del libro, tiene que conocer bien la materia. Sin embargo, aun sin tener el original inglés delante, observo una buena cantidad de errores… propios de quien es ajeno al tema que se está tratando. Me pregunto: ¿son debidos quizás a la falta de costumbre de leer sobre este tipo de literatura en español y hacerlo solo en inglés?

Pero esta crítica no desmerece el contenido. Les animo a que, si quieren conocer lo que hay sobre Simón Mago con buen juicio y buena información, lean este libro.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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