Los ángeles movieron mi cama. Dominación, pobreza y terremoto en México.

Así escribí a un amigo el pasado día ocho, desde CDMX, es decir, desde la Ciudad de México (el entiguo México DF): "Los ángeles han movido esta noche mi cama...".

Yo estaba bien dormido en un hotel, al lado de la Universidad Iberoamericana, donde me habían invitado a impartir un ciclo de conferencias sobre Violencia, dominación y dinero en la Biblia.Terminaba ese día el curso, y descansaba tranquilo porque los temas iban desarrollándose con normalidad y todos parecían muy interesados en los temas antiguos de la Biblia, que yo quería explicarles desde la situación actual de Cataluña y Euskadi, de España, México y USA, con el mundo entero.

Además había aprendido a moverme de nuevo por el barrio, que conocía bien, desde los años ochenta del siglo pasado cuando, recién inaugurada la nueva Iberoamericana me invitaba Bárbara Andrade (Q.E.P.D.)... un barrio que era casi un basurero, en las colinas de Santa Fe, carretera de Toluca.

Dormía tranquilo, sin más conciencia profunda que la luz lejana de los rascacielos del entorno (imagen 1), en el centro de una inmensa villa financiera, presidida por la carísima iglesia de San José María Escribá (imágenes 2 y 3), donde había ido esa tarde a mirar y a rezar, visitando al patrono de la Gran Ciudad del Dinero.



Parecía todo perfecto, grandes rascacielos, seis o siete hoteles de lujo... y un tren rápido, elevado sobre grandes pontones, que cruzaría el barrio, entre la tierra y el cielo, separado de las chabolas de de Tacuba y Santa Fe.

Era una Nueva Ciudad, un centro financiero y una Universidad elevada en las colinas antisísmicas tras el gran terremoto del año 1985, que había matado a casi 40.000 personas, derribando de raíz la vieja universidad IBERO...

Estaba en un hotel de lujo de la nueva Santa Fe de CDMX

edificada contra todos los posibles "sismos", un lugar seguro, para dormir tranquilos en la noche vacía de gentes de barrio, pues aquel barrio no era de gentes normales de pueblo para vivir y encontrarse en la calle, para jugar y pasear ociosos.

Me pareció estar en sueños en un tipo de Babel de Dios, a 100 metros del tren de altura, sobre grandes pontones, entre inmensos edificios financieros, junto al Centro Comercial de Santa Fe, cuyos escaparates de bolsos de mujer de 3.000 a 5.000 dólares había curioseado con desencanto. En el centro de esa Babel por terminar dormía, cuando algo tocó mi cama inmensa de hotel impersonal, vinculado a la universidad de al lado...



Llamó Mabel por wassap (el wifi te comunica al instante con el mundo entero...)... Estaba viendo las noticias, ya de día, en San Morales, y me preguntó asustada, y la dije que no era nada, un pequeño temblor lejano... Que yo empezaba a dormir de nuevo, después de haberme movido un poco con la cama... Se tranquilizó y no quise dormir, no pude dormir, porque llamaron otros, también por wassap, y en especial un amigo dela lma con miedo...

Y me senté de nuevo en la mesa, frente a las mil luces impávidas de hoteles y oficinas financieras. Así le contesté, a él y a otros varios,para dormir de nuevo, con un tono de poesía y oración que era el único que entonces me salía:

Los ángeles acaben de mover mi cama por dos veces, y luego ha sido un balanceo, como de cuna de niño mecida por manos invisible... sólo para despertarme, a la hora de la oración. Un último toque, y luego ha quedado todo en gran silencio...

Nadie ha dicho nada, ninguna sirena, ni cerca, ni lejos. Estamos en un barrio de lujo antisísmimo. He orado,he respondido a Mabel, se ha tranquilizado. Y he querido seguir en el sueño, hasta que tú has llamado. Ya ves, no ha sido nada, pero anda cerca el huracán... como en el tiempo de Elías, en la gran Montaña de Dios.

La vida es un don, y es un sueño, pero es un don de Dios y un sueño con amigos. Si hubiera estado en Chiapas podía haber muerto. Pero he sobrevivido, y aquí esto, junto a la cama vacía en la noche sin estrellas (sólo se ven luces de los rascacielos). Alguien o algo tiembla por abajo, aquí no dicen terre-moto, sino temblor. Tú sabe que es un temblor de vida, como el del niño que acaba de nacer, como el de aquel (aquella) que despierta al amor, pero es un temblor que puede sacudir con fuerza y despertarte de otros sueños.

Así estoy, para darme cuenta de que la vida es un don, en medio de la noche triste, pues sólo veo frente a mi miles de luces de seguridad de rascacielos antisísmicos, adivinando al frente el rojo de la IBERO, lugar donde tendré que dar las últimas clases si no las anulan este día. Es un don la vida porque estoy aquí seguro, es un don porque me acaba de llamar Mabel, por tú e interesas... porque los ángeles sólo han mecido un momento mi cuna.

Un don que no entiendo, porque veo en la televisión que acabo de encender que Chiapas y Oaxaca hay gente que ha tenido otra suerte, también de Dios... de casas derruidas y de muertos. ¿Por qué? No sé responder ahora. Voy a dormir hasta que amanezca, que debo preparar la lección de esta mañana, si no la suspenden. Un beso a María. ¿Cómo va su estudio sobre María de Nazaret? Será bueno. Xabier


Así le contesté a mi amigo... y mandé el Wassap a otros, empezando por Mabel, y logré dormir de nuevo, a pesar de todo. A la mañana me dijeron que aquí, en el lugar de Santa Fe, no podía pasar nada... Y en la Universidad tuvimos clases, a pesar del terremoto, que allí llaman sismo.

Y ahora, hoy, ya 20 de septiembre, de nuevo en San Morales, siento de nuevo el temblor más cercano que ayer (19.9) ha sacudido con más fuerza el Valle de la CDMX, aunque por la altura de Santa Fe no haya pasado nada.

No, no ha pasado externamente nada, pues han construido la Universidad Ibero (imagen 4) , y las otras universidades, y el inmenso barrio financiero y de hoteles, con la parroquia de San José María Escribá, en una zona más firme, con todas las seguridades anti-sísmicas.



No ha pasado nada allí, en un sentido, pero en otro pasa mucho, muchísimo... No sé lo que significa (¡si, lo sé bien, en otros sentido...!) un barrio así, en la vieja zona de Santa Fe (¡tan querida por el "Tata Vasco"), nueva ciudad financiera y orgullosa, sobre la colina... cuando abajo, en el valle de Tacuba, donde acaba el lujo, sigue el barrio-barrio de chabolas inseguras, de atasco interminable, de casas que ahora, en el temblor de ayer (19-9.17) acaban de caerse (imagen 5).

Vivimos sobre un mundo inseguro, de estrellas en el cielo (que estamos tapando con las falsas luces de la tierra) y de temblores del suelo. En vez de dejar que luzcan las estrellas de arriba las estamos apagando...y hacemos (queremos hacer casas) seguras para algunos, barrios financieros de negocios para pocos, mientras otros siguen y siguen en las chabolas inseguras, sin poder moverse en el caos de un trafico que nunca acaba, mientras vuela por encima un tren rápido que las gentes del caos no podrán tomar nunca, porque va de unos centros "seguros" a otros "seguros"...



Le pregunté a la mañana, en el hotel, al muchacho que conversaba conmigo al traerme el desayuno... y me dijo que en su barrio de casas pobres habían sonado las sirenas... y él había pasado al sereno la madrugada... para venir a trabajar después al barrio rico. "No, me dijo, en este hotel no pasa nada, está levantado seguro".

Supe bien que nada es seguro, a no ser el amor verdadero, la auténtica solidaridad, la ciudad que sea casa para todos... Pero no pude decírselo allí,mientras me decía si quería mas tortillas.

Terminé el curso con nostalgia,sin poder decir lo que quería y sentía. Me habían llamado para hablar sobre "Riqueza y dominación" en la Biblia, y creo que lo hice bien, y los gestores de la Universidad me han pedido que les envíe el texto para publicarlo entre sus Actas... y lo voy a hacer, porque mi "vicio" es escribir, pero quizá debería pararme y escribir en contra de la riqueza y dominación actual de la Colonia de Santa Fe.

Una universidad como la IBERO es necesaria, y una iglesia como la de San Josemaría es importante en esa zona... pero quizá todo debería cambiar, con los hoteles y los centros financieros y el "mercado" de bolsos de 4 y 5 mil euros, donde no me atreví a pasar por los gorilas de la puerta... Con una Universidad que sea para todos (sin tenernos que documentar uno por uno a pasar por sus "murallas"), con una iglesia popular, de canto y baile, de guitarra y misterio para todos, con tortillas y besos en el atrio.

Debería cambiar aquel, para que en todo México y el mundo entero se hicieran casas anti-sísmicas para los pobres, para que todos (los ahora pobres y los ricos) pudieran caminar tranquilos por las calles y abrazarse bajo las estrellas, sin necesidad de gorilas armados, de casetas elevadas con ametralladoras en todas las esquinas de los barrios pobres, de narcos y anti-narcos...

Y debería cambiar este mundo, el mismo San Morales, donde he comenzado a redactar las actas del curso sobre Dominación y Pobreza en la Biblia (y en el mundo)..., en un contexto de sismos de un tipo de otro.

Pero dejo la reflexión sobre el terremoto de ayer, que ha vuelto a sacudir a los más pobres, porque los ricos no se ocupan de las casas y escuelas de esos pobres, recordando con inmenso cariño a mis amigos de la IBERO que me han dado ánimo y que hacen lo que pueden (y más que lo que pueden) en aquellas lomas del basurero de Santa Fe, convertidas en Universidad y Barrio Financiero.

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