Cine bíblico Los héroes de la Biblia. Una película sobre Judas Macabeo

Observaciones sobre el “libreto” The Maccabees (de Pablo J. Barroso)

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Por invitación de un amigo común (Alfredo Quintero, Provincial de la Merced), a principios del 2013, almorcé en Mexico DF con Pablo José Barroso (cf. google e imagen inferior), hombre de negocios mexicano, productor de cine, cuya obra fundamental (La Cristíada) con otras de fondo religioso (católico) había sido presentada en USA, hispano‒américa y España.

Él estaba entonces preparando una película de fondo bíblico sobre los Macabeos (The Maccabees) y su problema era encontrar un buen director (¡quería a Mel Gibson, pero no era fácil contar con él!), actores de primera línea (¡caros y difíciles!), haciéndose finalmente un hueco en las “super‒producciones” de Los Ángeles (USA).

 Conocí entonces, en directo, de primera mano, el tema de las grandes producciones de cine. Todo era costoso, con “influjos” confesables y menos confesables, y se hallaba además me decía por un lobby o grupo de lobbies muy selectivos, con exigencias, tendencias e ideologías “especiales”, con mucha presencia “judía”.

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    Uno de las ventajas y dificultades era precisamente que el tema fuera judío, pues “Los Macabeos” quería ser una producción de fondo bíblico israelita, muy relacionada con las problemática actual del Estado de Israel, pero abierta a una interpretación cristiana (universal) del viejo movimiento de resistencia macabeo, vinculado la constitución de un Estado Judío en Palestina, en el siglo II a.C.

Me entregó el “libreto”, escrito por una cadena USA y me rogó le hiciera las observaciones profesionales que creyera pertinentes, desde un fondo de historia bíblica.  Leí con mucho cuidado el libreto y, finales del 2013, le mandé unas observaciones generales (que reproductor a continuación), con 2o páginas de observaciones críticas concretas (que no puedo publicar dentro de un par de días, si merece la pena).

    El mismo P. J. Barroso acusó el recibo y me contestó pidiéndome más precisiones, a las que respondí el año siguiente (2014) con una visión general de la posible producción. No sé cómo habrán seguido las cosas. No tengo más noticias. Sé que se han hecho películas sobre los Macabeos, pero no la suya.

P. J. Barroso no me contestó más y por eso, pasados seis años, recojo y publico aquí la introducción a mi primera propuesta del 2013 y la  posterior del 2014 (sin las 20 páginas de observaciones técnicas, que puedo publicar por separado). No me hubiera disgustado tener una respuesta del Sr. P. J. Barroso, con un agradecimiento por mi trabajo (evidentemente, los libretos en inglés no los puedo publicar, pues no son míos). 

(1) THE MACCABEES. LECTURA Y ANOTACIONES DE X. PIKAZA. SAN MORALES, 26-IX-2013

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1. Juicio general, muy positivo. El guionista conoce bien la historia de los macabeos, y se centra en los personajes y temas principales. Evidentemente, selecciona algunos motivos (dejando otros en penumbra), pues la historia de los macabeos (escrita desde perspectivas distintas en 1-4 Mac y en Flavio Josefo, Antigüedades) es muy compleja, pero lo hace bien. Introduce, sin duda, motivos que no están en los textos (como el matrimonio de Judas con Sarah), siempre con respeto, sin forzar el despliegue de la trama

2. Título y guión. En vez de Macabees (Los macabeos), yo pondría Judas Macabeo, pues en realidad el film no trata de los hermanos macabeos como grupo (aunque el grupo ha de estar al fondo), sino de Judas Macabeo, con quien empieza y acaba la historia, aunque al principio se introduce la evocación de Abraham y, sobre todo, la de Matatías, padre de Judas y de sus hermanos. El guion recoge elementos de 1 y de 2 Mac:

a. En un primer momento, sigue el esquema básico de 2 Mac que ofrece una especie de biografía heroica de Judas, con elementos de “novela helenista”, pero con un fondo confesional judío, destacando los elementos básicos de la identidad israelita… Sin embargo, 2 Mac culmina con la gran victoria de Judas, que mata a Nicanor, el “enemigo del pueblo judío”, un personaje histórico-simbólico como Golitat en la historia de David, o como Holofernes en la historia de Judit. Pues bien, dentro de un esquema narrativo dramático, me parece muy bien que el guión culmine en la muerte de Judas, recogida por 1 Mac 9.

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b. En otro plano, el guión sigue elementos de 1 Mac,  que presenta una visión más política del levantamiento Macabeo… Sólo 1 Mac puede llamarse “Los macabeos” (o Historia de los macabeos), pues su protagonista no es ya Judas, sino “los hermanos” o, mejor dicho, la dinastía asmonea, con las grandes y confusas batallas puramente políticas que siguen (desde 1 Mac 9, 23 hasta el final de la obra: 1 Mac 16, 24).

c. Título. En esa línea, tal como el guionista la concibe (y a mi juicio lo hace bien) la historia que se cuenta no es la de los Macabeos-asmoneos como dinastía (tema de 1 Mac) sino la de Judas Macabeo, que puede verse como independiente de la dinastía macabea. Los judíos más “nacional-políticos” de hoy (de un modo especial en el Estado de Israel) quieren reivindicar la “dinastía macabeo-asmonea”, y así lo muestran sus “juegos macabeos” (que significativamente van en contra del ideal del primer alzamiento macabeo) y equipos deportivos como el Maccabi futbol de Los Ángeles o el Maccabi baloncesto de Tel Aviv.

3. Importancia y actualidad del tema. La historia de Judas Macabeo y sus hermanos influye de un modo decisivo en el desarrollo posterior no sólo del judaísmo, sino del mismo cristianismo y de la experiencia social de occidente. Su tema es clave para entender lo que somos y, por otra parte, no ha sido narrado que yo sepa (con hondura y pertinencia) por ningún gran cineasta. Se dice que Mel Gibson quiso llevarlo al cine hace algún tiempo (2011),  filmando la historia de Judas Macabeo, pero he visto después que ha renunciado a ese intento, de lo que me alegro. Pienso que el guion que aquí se ofrece es mejor que los guiones de las obras de M. Gibson (de las que yo he visto). Es una buena noticia que Pablo J. Barroso se interese por el tema, que está esperando un buen narrado cinematográfico. Pero sigo insistiendo en la necesidad de cambiar el título:

  1. El título “Los macabeos” será mejor aceptado por los “judíos políticos”, pero sería rechazado por los judíos más religiosos, que veneran a Judas-Macabeo, pero que rechazan la dinastía posterior de sus hermanos (así lo hicieron los de Qumrán, desde su fundación y gran parte de los fariseos).
  2.  Pero el título y tema “Judas Macabeo” puede ser aceptado por todos los judíos y por los cristianos, y en general por todos los amantes de la libertad. Puede parecer un tema secundario, pero para mí es esencial. Sólo Judas es el “macabeo”, sólo Judas puede presentarse como un héroe universal, como un símbolo de la libertad personal y social, en plano de conciencia y de política.
  3. Desarrollo general del guión. No es el único posible, pero es básicamente fiable, en la línea de 2 Mac (más que en la de 1 Mac, como he dicho). Recoge los elementos fundamentales del drama que está al fondo del comienzo de la historia de los Macabeos, no del desarrollo posterior de la dinastía asmonea (de los hermanos y sobrinos nietos de Judas), que (como he dicho) está al comienzo de la identidad del judaísmo moderno (del enfrentamiento y simbiosis entre Jerusalén y Atenas, entre judaísmo e imperio), sino también de la vida política y social de la modernidad. Con la libertad que me da el ser amigo del P. Alfredo Quintero, me atrevo a ofrecer algunas indicaciones. No conozco mucho la técnica narrativa del cine, pero algo he trabajado sobre el tiempo y crisis de los macabeos, en un plano social y religioso. En ese contexto van unas observaciones básicas:
  4. Me siento básicamente identificado con el guión. He escrito varios trabajos sobre los Judas y los Macabeos, y me siento “sorprendido” al ver que sólo puedo ofrecer unos pocos reparos o retoques sobre el fondo histórico-social del guión (lo que indica a mi juicio que está bien hecho).
  5.  Mi advertencia principal va en la línea de que no se “actualice” demasiado el tema,  que no se busquen convergencias fáciles entre la historia de Judas y nuestra historia (leída desde México-USA). El espectador tiene que empezar sintiéndose impactado ante los motivos-temas-experiencias del film, que nos sitúa en otro tiempo. Sólo en un segundo momento el mismo espectador podrá ir encontrando y formulando de un modo personal (por sí mismo) las similitudes y convergencias.
  6. En esa línea, ofrezco sólo algunas indicaciones “más cinematográficas”, que no son de mi especialidad, pero que pueden ayudar a repensar los temas. Evidentemente, guionista y director tendrán sus propias razones para mantener el texto y proyecto como está, pero creo que puedo ofrecerles algunas pautas de reflexión y de posible cambio, en la línea de lo que voy diciendo.   
  7.  Historia y actualidad del tema. Como es lógico, en el film tienen que mezclarse y se mezclan sin cesar dos planos: La historia antigua y la experiencia actual.
  8.  Sólo es “historia” de verdad aquella que conservando su “extrañeza” antigua. Quiero insistir mucho en esto. Los europeos (ingleses, franceses…) suelen ser más respetuosos con la historia pasada, y así reconstruyen mejor hechos, personajes y procesos del pasado. Los “americanos” de USA tienen a presentar las historias pasadas como si fueran simples historias actuales. Desearía que en este film se procure respectar bien lo antiguo; sólo así lo pasado podrá ofrecer una enseñanza (será un símbolo) para el presente.
  9. Quien vea el film ha de sentir desde el principio que se trata de una historia antigua, con una mentalidad y unos temas que no son sin más los nuestros. En esa línea habrá que mantener los “signos” antiguos. Que al espectador no se le dé resuelto el tema, sino que lo tenga que “resolver” e interpretar él mismo. Un americano de USA puede sentirse identificado con Judas Macabeo, pero sintiendo, al mismo tiempo, que la historia de Judas va más allá del proyecto antiguo o moderno de los Estados Unidos de Norteamérica (lo mismo que va más allá de los Estados Unidos de México). En esta historia pueden verse elementos de los “cristeros” de México, pero también rasgos de opuestos a los cristeros… desde una perspectiva de libertad social… y quizá de un tipo distinto de visión de la justicia
  10. Pero, al mismo tiempo, el espectador ha de sentir que aquella historia nos sigue influyendo, no sólo porque forma parte de una Biblia venerada por muchos, y de una historia de Israel, respetada también por muchos, sino porque algunos de sus planteamientos y temas son los nuestros. Entre el conocimiento del pasado a veces extraño y la experiencia de un presente rico en problemas ha de moverse la visión de esta película. Esta película debe verla con agrado básico un judío, lo mismo que un cristiano, un americano de México, lo mismo que un americano de USA (e incluso un asiático o africano), porque sus temas de fondo son universales: libertad de conciencia y religión, libertad de cada pueblo, honradez etc.
  11. En esa línea, la historia de Judas Macabeo va más allá de una solución política concreta… A mi juicio, la grandeza de la película está en que Judas muere cuando cumple su “objetivo básico”, que es la libertad religiosa y social de su pueblo… Él muere abriendo un sueño de libertad para su pueblo, un sueño que sólo se logra en el fondo “muriendo por el ideal”.  De esa forma, él deja a sus hermanos la tarea concreta de la “fijación política” de esa libertad, una tarea “sucia” (como lo dice la misma historia siguiente), pues tiene expresarse ya en pactos de poder, en disputas de dominio etc. Judas Macabeo ofrece un ideal universal… (y en esa línea se sitúa en la estela de Abrahán-David… y del mismo Cristo), pero deja abiertos después los temas posteriores de la historia política (como si quisiera vincular los ideales de los cristeros y de sus adversarios en un nivel más alto de libertad humana).
  12.  Lógicamente, un Judas así tiene que morir… Pero él muere abriendo un camino, dejando una tarea posterior (y ambigua) a sus hermanos. En esa línea he puesto más de relieve la experiencia-exigencia de muerte de Judas… vinculada a la historia judía de las “generaciones”, poniendo de más de relieve la importancia de Sarah.

El narrador. Debe tener mucha importancia, porque es el intérprete (hermeneuta) de la historia. Tiene que aparecer con mucha claridad, al final… Todos los espectadores tienen que sentirse identificados con el narrador, confiar en él, saber que no les engaña, y que cuenta la historia con imparcialidad. Pues bien, con esos supuestos, creo que el narrador no puede ser de ninguna manera Jonatán:

  1. Jonatán interpreta y refunda para su provecho la historia de Judas y su levantamiento, “comprando” la dignidad del Sumo Sacerdocio el año 152 d.C., con la oposición de los “hasidim” (y de los de Qumrán y de muchos proto-fariseos)… En esa línea, son muchos los judíos y cristianos que piensan que Jonatán traicionó el ideal de Judas, su hermano… En esa línea le sigue su hermano Simón (sumo sacerdote del 142 al 134 a.C.).
  2. Todos los judíos… y los cristianos actuales pueden aceptar el levantamiento de Judas, viéndolo desde su tiempo…, pero son muchos los que rechazan la línea posterior de Jonatán y Simón…
  3. Un ejemplo de USA (o de México)… Todos aceptan (aceptamos) los ideales fundacionales de la Declaración de la Independencia (con los Derechos humanos…), pero no todos aceptan/aceptamos la interpretación posterior de algunos líderes/economistas posteriores…

 (2) INDICACIONES CONCRETAS. SEGUNDA RESPUESTA Y VISIÓN GENERAL

Para PABLO JOSÉ BARROSO. Lectura y anotaciones de X. Pikaza San Morales, 6-IV-2014

  1. Introducción

El nuevo libreto (The Maccabees - Marzo, 2014) ha mejorado respecto al anterior: Introduce cambios significativos, simplifica y agiliza la trama, de forma que los núcleos narrativos resultan más visibles. En algunos casos acepta las propuestas que yo había presentado en el informe anterior del 26-IX-2013, pero en otros  ha mantenido la opción antigua, cosa que resulta lógica:

 ‒ Sigue poniendo como narrador a Jonatán, y así mantiene la visión más nacionalista y pro-asmonea (pro-macabea) de 1 Mac, en contra de la perspectiva anti-macabea (anti-asmonea) de 2 Mac (que acepta el principio del alzamiento macabeo y exalta la figura de Judas, pero se separa de la política posterior de sus hermanos).

Eso significa que el libreto (la película) toma como referencia la dinastía de los asmoneos, que ha sido rechazada pronto por los asideos (¡muy activos en este libreto!) y que al fin no ha sido aceptada por los fariseos y por una parte considerable de los rabinos posteriores. Por eso, los libros de los Macabeos no forman parte de la Biblia Hebrea (Judía), ni son recibidos en el canon por los protestantes, aunque sí por los cristianos católicos y los ortodoxos.

El libreto mantiene el título “The Maccabees”, dando así primacía a la familia (padre y cinco hermanos, formando unidad), en contra del que yo proponía, centrándome en la figura de Judas, que es el único “macabeo-martillo” estricto. Sigo pensando que la película podría titularse Judah, the Maccabee,Judah Maccabee, osimplemente The Maccabbee; incluso se podría pensar en un título latino, Judas Maccabeus o hebreo, Yehuda ha’Macaby. Por las razones que aducía en el informe anterior, creo que el “héroe” que unifica la trama es Judas Macabeo. De todas formas, el título The Maccabees es también apropiado, sobre todo en el caso de que se mantenga a Jonatán como narrador.

      El tema de fondo de esta película consiste en saber a quiénes se quiere dirigir, qué valores/emociones intenta suscitar y con qué medios se cuenta para realizarla. Si busca un público general debe hacer concesiones (sin insistir demasiado en lo puramente bíblico). Se trata de saber si la película quiere ser más judía (como supone la última escena de la versión actual) o si quiere dirigirse a un público de fondo también cristiano e incluso musulmán (por la figura de Abraham en el principio), o si quiere contar una historia que pertenece al patrimonio universal de la historia de la libertad.

   Pienso que la película puede mantener todos esos niveles (judío, cristiano, musulmán, universal…), de manera que se pueda ver desde varias perspectivas. No es preciso que intente competir en un nivel de grandiosidad externa (como otras super-producciones, incluso el último Noe), sino que se distinga y defina por su mensaje, en una línea que exigirá que se sigan contando historias de este tipo (entre ellas la de Juan Bautista y la de Jesús).

Partir del final, destinatarios. Los “parecidos” de Judas

En mi cultura rural vasca, el narrador típico era el bertsolari (el hacedor de versos) que contaba cantando la historia. Pues bien, el primer principio del buen bertsolari es que supiera el final, que tuviera claro el último verso, antes de ponerse a cantar.

También aquí me parece clave el final. En esa línea es muy significativo (y, en un sentido muy bueno, clave judía), el cambio introducido en el final, donde se reduce en papel de Sarah y se pone de relieve la historia posterior de un judaísmo que se siente heredero de los macabeos; con la escena de las siete lámparas, desde la primera de la menorah hasta la última (que alude a la shoah…). De esa manera, la historia de Judas y de su muerte (luz extinguida, luz encendida) se inscribe en el despliegue judío de la menorah, hecha de luces de martirio.

En esa línea las siete luces de la gran lámpara judía pueden evocar los siete días de la creación y las siete etapas de la historia humana, con los siete mártires (con su madre) que aparecen en el centro, en una escena clave del libreto. Quizá se podrían retomar en ese fondo los siete colores del “arco iris” de Noe, tras el diluvio, con la Paloma de la paz, empalmando así la historia de Judas con la de Noe (Gen 6-9).

Desde esa perspectiva, la película puede y debe aparecer en un plano como una narración explícitamente judía (como Antiguo Testamento cristiano); pero, al mismo tiempo, ella debe aparecer como expresión o símbolo de una historia universal, pues los temas que evoca y desarrolla son eminentemente humanos, y se pueden entender directamente desde la situación actual del mundo. Hace falta compaginar ambos niveles. (a) Por un lado, todo es judío-antiguo (costumbres, ropaje, ciudades…). (b) Pero, al mismo tiempo, todo es actual, una historia sobre la condición y situación humana. Es importante que en el fondo esté la identidad y el sentido de Jerusalén, ciudad santa no sólo para judíos-cristianos y musulmanes, sino para todos los hombres religiosos del mundo, para todos los amantes de la libertad (aunque no tengan una religión particular explícita). Desde Jerusalén ha de verse la trama y han de entenderse los personajes.

 ‒ La historia de “Los Macabeos” es un símbolo de la persecución y resistencia judía, hasta el día de hoy (por lo menos hasta la persecución nazi). Ella empieza con la evocación de Abrahán, el primer padre del pueblo, sobre el monte Moriah-Jerusalén, con la “liberación” de Isaac, y termina con la “muerte” de Judas Macabeo, por la liberación de Jerusalén. Isaac no muere, pero Judas Macabeo tiene que morir, para que la historia de la memoria judía (la cadena de las generaciones) permanezca. De esa forma, él, Judas, aparece como símbolo del sacrificio constante del judaísmo a lo largo de los siglos, y como promesa de su triunfo futuro (como indica el hecho de que en el centro de la película apaezca la parábola de David que mata a Goliat). Abrahám no tuvo que matar a su hijo… pero Judas Macabeo tuvo que morir por la libertad de Jerusalén.

En el comienzo de la película está Abraham, en la colina del monte Moriah, a quien Dios empieza diciendo que “mate” a su hijo, es decir, que sea capaz de sacrificar a su hijo, de aceptar una historia en la que van a matar una y otra vez a sus hijos. Ese Abraham sufriente, dispuesto a que mueran sus hijos por Dios, es el padre judío por excelencia… Pero su figura no es una propiedad judía, sino un patrimonio “monoteísta” y universal, un símbolo de la fe en Dios que permite que sus hijos (los hombres) vivan en riesgo constante, pero que al fin (en el fondo) les salva siempre. En esa línea, Abraham ha sido y sigue siendo aceptado, venerado (y reinterpretado) por cristianos y musulmanes… En esa línea, pienso que el símbolo primero de Abraham podría ampliarse, de manera que él aparezca en la película como figura de paz para judíos, cristianos y musulmanes. (La figura del padre Matatías de la película y de la historia de los Macabeos no responde del todo a la imagen de Abraham).

Quizá se debería expandir el arco de la película y presentar a Judas Macabeo no sólo como símbolo judío, sino como figura típica universal, que se abre más allá del judaísmo, integrando a cristianos (y quizá también musulmán)… La referencia cristiana me parece, por lo menos, necesaria: Quizá se pondría introducir al final, sin necesidad de decir nada, a un cristiano/católico abriendo su Biblia por el libro de los Macabeos, junto a un judío que celebra la fiesta de la Hanuka… dando la mano a un musulmán (con pañuelo, turbante o kuffiya palestina)... En esa línea, no podemos olvidar que la historia de los macabeos es muy importante para los judíos, pero sólo es canónica para los cristianos.

En esa línea habría que presenta a Judas Macabeo como una figura “universal”, que tiene semejanzas no sólo con Abraham, como indica el comienzo de la película y con los mártires judíos, hasta la Shoah, como se muestra en la escena final, sino también con David (que mata a Goliat) y especialmente con Jesús, pues en diversos momentos aparece aceptando temas de fondo cristiano (como el hombre sobre el sábado, el valor de la libertad-justicia). Este Judas Macabeo ha sido para los cristianos un signo de Jesús, pero sólo un signo “aproximado” y parcial, dentro de la historia de la salvación… Un Jesús guerrero, que muere luchando (no en la Cruz), un Jesús casado…

En otro sentido, este Judas Macabeo puede compararse con Mahoma-Muhammad (a quien se parece más), pues Mahoma reconquista la Meca a través de una guerra santa (como Judas Macabeo reconquista Jerusalén); pero hay una diferencia esencial, y es que Mahoma muere en la cama y Judas se sacrifica en la batalla. Sería hermoso hacer una película de Mahoma, mostrando sus semejanzas y diferencias con Judas Macabeo y con Jesús Cristo… y quizá habría que hacerla un día, pero por ahora los musulmanes en esto parecen tajantes y se armaría una inmensa polémica.

  Pienso que esas y otras evocaciones (comparar a Judas Macabeo con Abraham, David, Jesús, Juan Bautista, Mahoma…) son importantes, y es bueno que el espectador las tenga en cuenta, para identificarse con la trama… Avanzando en esa línea, y en otro sentido, Judas Macabeo y sus hermanos pueden aparecen como signo de la lucha moderna (judeo-cristiana, ilustrada) a favor de la libertad, un tema clave de la conciencia de occidente (y en espacial de USA).

     En esta perspectiva (desde todo este fondo), creo que la pareja Judas-Sarah pierde al final parte de su importancia. Ciertamente, Sarah cumple un papel, pero no aparece como elemento central de la película, ni al principio (Abraham con Isaac, no con Saray/Sara, su mujer), ni en el entierro (ella está, pero la visión clave son los cinco hermanos), ni en la visión final donde el “sacrificio” de Judas Macabeo por el templo aparece expresado y encarnado en la continuidad de la tradición talmúdica y en la superación judía de las siete grandes persecuciones a lo largo de la historia posteriores.

Eso significa que la historia de Judas Macabeo y Sarah, siendo muy importante, no es central (por eso no es necesario acentuar sus relaciones íntimas). Judas Macabeo asume la exigencia de la libertad, la comparte con Sarah… y muere, dejándola viuda. De esa manera, al happy end (que es un final dramático y provocador) pertenece en algún sentido la viudedad de Sarah, tema judío clave (que sin embargo el libreo no acentúa). En esa línea, Sarah sigue siendo un personaje importante, pues sirve para introducir a Judas Macabeo en la complejidad de la historia judía (no se puede condenar sin más al padre de Sarah).

Judas Macabeo y su padre Matatías. Una división en el judaísmo

Un tema clave del libreto (y de la película) es la “rebeldía” de Judas Macabeo, es decir, su independencia frente al padre Matatías (e incluso frente a sus hermanos, lo que permitirá que los hermanos sean vistos más tarde en otra luz por la tradición del judaísmo asideo y fariseo). Esa independencia rompe de algún modo un tipo de “monolitismo” judío, donde los padre son lo mismo que los hijos, y todo se repite. Judas Macabeo marca un punto de ruptura, una “distancia”, como Abraham en Gen 12, 1-3, que tiene que “romper” con su parentela, como el mismo Jesús, que tiene que “romper” con sus hermanos-parientes, para iniciar algo nuevo (Mc 3, 31-35).

Este Judas Macabeo del libreto-película marca así un comienzo dentro del judaísmo. No es luchador sin más, ni es violento en principio… No es un hombre de espada (no es de sica, un sicario), sino un hombre de “martillo”, es decir, de campo, un granjero, quizá criador de caballo, que utiliza el martillo para fijar las vallas o cercados de su de su heredad/granja. Es un hombre de paz, pero en un determinado momento tiene que optar por la paz y por la libertad haciendo la guerra, con respeto a las tradiciones, y tiene que convertir el martillo en machete o espada…

Dentro del libreto, la guerra de Judas Macabeo es la “guerra del Éxodo” (los enemigos son un mar, y Dios abre camino por el mar para que se libren los oprimidos….). Esa guerra de Judas Macabeo es la guerra del joven David frente a Golitat… Es la guerra simbólica del bien débil contra el mal que parece fuerte, invencible, la guerra “contra el eje del mal”… Pero, al mismo tiempo, es una guerra en la que se debe mantener la fe, una victoria interior más que exterior, en una línea que (para los cristianos) culminará en Jesucristo.

 Judas Macabeo no empieza luchando desde el principio, sino que se hace “guerrero” en un momento “posterior”, porque le obligan las circunstancias. No es tampoco un puro un “ortodoxo judío” en el sentido clásico de la palabra (no es de los ortodoxos actuales de Mea Shearim (con su pelo largo sobre las orejas su libro…). Es un hombre normal, un granjero, no un judío “religioso ultra” de la actualidad), y así lo muestra su visión del “sábado” y de la libertad.

Esto es fundamental, y creo que debe mantenerse. En principio, Judas Macabeo no quiere entrar directamente en la lucha, da la impresión de que le gustaría “pactar”, pero termina entrando en ella porque le empujan las circunstancias (por defender a su padre, con quien no está del todo de acuerdo…) y, especialmente, al final, por defender a Jerusalén que es signo más alto de la película. Ciertamente, él pacta en un momento con los “asideos”, pero no es asideo sin más, sino un judío universal, capaz de pactar con todos los que aceptan la libertad… con todos los que permiten que siga existiendo Jerusalén como ciudad ideal.

En esa línea, pienso que a lo largo de la trama el protagonismo va pasando de Judas a Jerusalén, que termina apareciendo como la “visión” de fondo de toda la trama, es decir, como la razón “mística” (como el amor más profundo de Judas Macabeo), por encima incluso de Sarah. Ciertamente, Judas Macabeo lucha por la libertad de todos, pero básicamente lucha por Jerusalén, ciudad de Dios, y por la independencia religiosa del pueblo; Judas Macabeo es un “judío al servicio de Jerusalén”, pero él aparece al mismo tiempo como un creyente abierto, universal, defensor de la libertad y de los derechos humanos y de la justicia, todo ello centrado simbólicamente en Jerusalén, la ciudad de su origen.

Judas Macabeo lucha por los derechos humanos y la libertad religiosa, entendida en un sentido extenso (en la línea de la buena Ilustración, de Declaración de la Independencia de USA); lucha a favor del hombre por encima del Sábado, a favor de la libertad por encima de un tipo de ley “impuesta”. Pienso que en ese sentido se entiende su “independencia” respecto a su padre (e incluso respecto a sus hermanos).

Esa actitud puede chocar a algunos judíos que seguirán diciendo que su rebeldía parcial contra el padre es poco judía, pero pienso que es importante mantenerla para que Judas Macabeo pueda aparecer como signo de la libertad y de la justicia, incluso por encima de un tipo de ley estrecha (como la de algunos judíos). En ese sentido, algunos dirán que este Judas Macabeo es un Judas “cristianizado” (universalizado), pero se puede responder que ese elemento universal de su propuesta pertenece a la raíz del buen judaísmo. 

Judas Macabeo y Jesús, una historia abierta

     He comparado varias veces a Judas Macabeo con Jesús. Esta comparación no es arbitraria, pues la han puesto de relieve muchos exegetas, empezando por G. Theissen (La fe bíblica en una perspectiva evolucionista, Estella 2004). Algunos (entre los que me cuento) llegan a decir que Jesús ha resuelto en línea pacifista aquello que Judas Macabeo intenta resolver a través de una victoria militar. Los problemas con los que se enfrenta Jesús son el fondo los mismos que había en tiempos de Judas, aunque la “persecución externa” no era tan fuerte (Roma era más “neutral” que el reino de los seléucidas de Siria, con Antioco Epífanes); pero el emperador Calígula que quiere imponer su estatua en Jerusalén a los diez años de la muerte de Jesús (en torno al 41-44 d.C.) es muy parecido al rey Antíoco). Desde ese fondo podemos hablar de una “lectura cristiana” de Judas Macabeo. Ciertamente, Judas Macabeo es un combatiente, mientras Jesús es un pacifista…

 ‒ En la base de la figura de Judas Macabeo hay también un elemento “pacifista”, pues en principio él no quiere luchar. Por otro lado, su lucha parece más “mística” que militar, y sus victorias son “sobrenaturales” (van más allá de los medios militares, como un ángel o Dios mismo luchara por él); además, su última victoria se consigue a través de su muerte, que tiene así un sentido “redentor”. De todas formas, él muere matando como un héroe, con el martillo guerrero en la mano; por eso se le llama el Macabeo.

Jesús es un nuevo Judas Macabeo, pero no acepta la lucha, ni muere (triunfa) matando, sino dejándose matar; no muere acompañado por sus hermanos y seguidores (como Judas), sino sólo, con dos “bandidos”, abandonado por sus hermanos (que todavía no creen en él), negado por sus doce discípulos… (acompañado sólo por su madre, unas mujeres y un joven…). Jesús no es un héroe (a pesar de la película de Mel Gibson), sino una víctima. Que se deja matar.

 Desde ese fondo se entiende el final. La historia de Judas Macabeo acaba en un sepulcro glorioso: Le entierran sus amigos y familiares, en la tumba “con sus padres” en un buen sepulcro honrado, con gloria militar… A Jesús le entierra en un sepulcro “prestado”, unos discípulos clandestinos, sin presencia de sus seguidores, con unas mujeres mirando de lejos… y después no le encuentran en el sepulcro… Por eso, la religión de Jesús no se puede fundar sobre un sepulcro, ni se puede recordar en un sepulcro (como sería el de Judas Macabeo en Modín, o el de los sicarios del 70-73 d.C. en Masada, como hace el ejército judío).

Ciertamente, Judas es un gran héroe “místico” (lucha por Jerusalén), un héroe milagroso (como David frente a Goliat); es una grandísima figura, que merece la pena llevar a la pantalla, siguiendo el libreto actual, con algunas variantes, en la línea de lo que digo. Pero pienso que esta historia no puede terminar y quedar en Judas Macabeo, pues desde una perspectiva cristiana ésta historia (esta película) sería incompleta, no es el final de la trama, no es la última palabra.

Sin anticipar o anunciar nada en la pantalla (sin poner “seguirá” o “primera parte”), pienso que esta película deberá ir seguida por otra que se titularía Juan el Bautista (presentando la opción e historia del último precursor de Jesús), y finalmente por otra que dijera: Jesús, el Cristo. De esa forma, pasaríamos de Judas Macabeo el Macabeo (el martillo de los enemigos) a Jesús, el Cristo (el mesías, para los mismos enemigos),sin negar en ningún momento la gloria y la importancia de Judas Macabeo (a quien los católicos tenemos en la Biblia), pero marcando la diferencia entre los dos personajes.

En un sentido, bíblicamente (y en línea de fe, para los cristianos), el precursor de Jesús es Juan Bautista, de manera que este película de Judas podría ser el principio (¡no anunciado previamente!) de una trilogía. De todas formas, no se puede empezar “soñando” (como en la parábola del cuento de la Lechera que dice lo que hará con el dinero de la leche, pero descuida la piedra del camino, y se le cae la leche… y se la esfuman los sueños). Lo primero será hacer bien esta película, pero hacerla de tal manera que la trama quede abierta, con ganas de que se haga después una película sobre Juan Bautista, y finalmente otra sobre Jesús… Para eso haría falta un buen director, que es la clave de todo.

El reto es el “director”. Observaciones finales:

Conforme a la conversación que mantuvimos en la Ciudad de México, Don P. Barroso, el P. Alfredo Quintero y un servidor, en el fondo de la realización de una película como esta influyen muchos factores (protagonistas, productora...). Pero pienso que en este caso el más importante acaba siendo el director, es decir, encontrar una persona que sea capaz de asumir y contar la historia de Judas Macabeo como algo propio, como algo que brota de su misma experiencia, de manera que esta película (y las dos posibles películas siguientes, sobre el Bautista y sobre Jesús) aparezca como un despliegue de su propia vida, en diálogo con el productor, que le ofrece la idea básica y los medios. En esa línea puedo ofrecer algunas consideraciones

 ‒ En principio, hasta encontrar al director, el libreto se puede dejar así, con libertad para cambiarlo sobre la marcha (y en esa línea pueden servir algo mis observaciones), y en la línea (claro está) de las observaciones y aportaciones que vaya ofreciendo el director, en diálogo con el productor, e incluso con los mismos actores… y otros expertos. Sólo cuando se cuente ya con un director y con un propósito firme de hacer la película se pueden realizar los cambios necesarios sobre el libreto.

Productor, director y actor principal deberán leer ante todo 2 Macabeos.A su lado pueden leer también 1 Macabeos 1-9 (dejando el resto del libro, con las luchas interminables de los hermanos de Judas Macabeo) y la versión que ofrece Flavio Josefo en Antigüedades judías, libro XII (Akal, Madrid 2002 o Clie, Madrid 1988). Pero no pueden olvidar en ningún momento que las versiones de Macabeos y de Flavio Josefo son muy “projudías”, es decir, parciales; no pueden olvidar que la historia se debe mirar también desde el otro lado, desde las “razones” de Menelao y de los helenistas de Jerusalén.

‒ Resultará importante leer algún libro de un historiador que quiera ser más “neutral”, para recordar que los “helenistas” (y Menelao) no son unos bárbaros, ni unos terroristas, sino que buscan una “unificación” más racionalista del imperio, queriendo negar para ello las diferencias judías (y llegando incluso a la persecución, que fue indudable…). De todas formas, parece que la persecución anti-judía de Antíoco Epífanes y de los judíos helenistas de Jerusalén no fue tan dura. 1 y 2 Macabeos “exageran” (y lo mismo F. Josefo), como es lógico, pues sus obras don de “buena propaganda”. También la película será una obra de propaganda, pero el tema es que sea buena propaganda, al servicio de la verdad (como el Dicasterio De Propaganda Fidei, de la Iglesia Católica). De todas formas, sería bueno leer alguna historia sobre el tiempo de los macabeos. Yo mismo he escrito algo sobre el tema en Dios judío, Dios cristiano, Verbo Divino, Estella 1997, 279-285. Entre las que se pueden ver (y comprar en Librería Verbum, Av. Cuathémoc 116, tel. (55)56889286) están:

(a) Obras específicas: C. Saulnier, Lacrisis macabea, CB 42, EVD, Estella 1985; E. Schürer (ed.), Historia del pueblo judío en tiempos deJesús I, Cristiandad, Madrid 1985, págs. 171-322.

(b) Historias de Israel: M. Noth, Historia de Israel, Garriga, Barcelona, 1966; J. Bright J., La Historia de Israel, Desclée, Bilbao 2003; J. A. Soggin, Nueva historia de Israel: de los orígenes a Bar Kokba, Desclée de Brouwer, Bilbao 1997. No hará falta leer todas las historia, sino sólo la parte relacionada con el conflicto macabeo

Sólo me queda decir que he disfrutado mucho leyendo la primera versión del libreto (como muestra mi informe del 26.IX.13) y esta segunda versión más matizada y más rica. Pienso que la película puede ofrecer un gran servicio a los lectores de la Biblia, a los cristianos y judíos (quizá a los musulmanes) e incluso a los que quieren evocar las fuentes de nuestra identidad occidental. No soy quien para dar consejos en el campo técnico, pero pienso que puedo ofrecer algunos “consejos”:

 ‒ No me parece necesario que la película sea una super-producción. Quizá se pueden contar las cosas con cierta sobriedad, destacando lo simbólico por encima de las grandes escenas de multitudes. Pienso que esta película no puede competir con las super-producciones, pues tiene otra finalidad, que ha de expresarse en el mensaje humano y religioso, en la profundidad espiritual, más que en el “aparato” externo.

Quizá el libreto es demasiado “extenso”, y por eso digo que ha de ser revisado al concretarse la película. Es posible que no puedan mantenerse todos los diálogos, que a veces parecen más de teatro que de cine. Quizá hay que insistir más en el mostrar (contar con la imagen) que en el decir. Es más importante el “evocar” que el demostrar. La Biblia emplea un lenguaje narrativo-alusivo, que no quiere imponer una verdad, sino contar un tipo de historia, para que el lector-oyente se implique y defina/decida el sentido de lo que se cuenta.

‒ Hay que evitar “demonizar” a los helenistas… No me gustaría que fuera una película de buenos y malos, de fuerzas de Satán contra fuerzas de Dios… Ciertamente, tendrá que haber buenos y malos, pro me parece bien que Judas Macabeo intente mantener un tipo de equilibrio…

‒ Sin insistir demasiado en ello hay que destacar la colaboración de los “asideos” con los macabeos, como alianza “estratégica”. En un momento, esos asideos “colaboran”, pero después de separan de los macabeos (aunque la película no tiene por qué contar esa historia, que empieza tras la muerte de Judas Macabeo). Esos asideos son una “parábola” de algunos ultras actuales.

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