Magdalena y el futuro de la Iglesia 22 de julio: María Magdalena, una historia por escribir

Tres libros y unas preguntas sobre María Magdalena

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Hacía 25 años me hizo una entrevista de Facultad sobre María Magdalena, que anda publicada en algún sitio. Ahora ha vuelto con preguntas semejantes y unos libros nuevos, que ha puesto sobre mi mesa: 

Tres libros

Hola, Xabier. Hace 25 años me dejaste algunos libros sobre Magdalena, y he comprado otros, pues su historia me sigue importando. He traído éstos. ¿Los conoces?

‒ Si, son de colegas o amigos. 

Marinella Perroni y Cristina Simonelli, María de Magdala. Una genealogía apostólica, San Pablo 2016. ¿Qué te parece?

            Un libro espléndido, quizá lo mejor que he leído sobre el tema, además de las cosas que ha escrito por aquí Carmen Bernabé, Decana de la Facultad de Teología de Deusto. No tratan de María de Magdala, sino del eco de su vida en la Iglesia primitiva, en la Gran Iglesia Ortodoxa y en las Comunidades gnósticas.

Marinella y Cristina son teólogas e historiadores muy conocidas en Italia. Su libro se sitúa en el ámbito del pensamiento y literatura cristiana primitiva, que, como sabes, se estudia en muchas universidades italianas, siguiendo y marcando las huellas que María Magdalena ha dejado en la tradición de los evangelios, de la literatura primitiva y de los gnósticos. Más que lo que ella ha sido en sí conocemos huecos que ha dejado en las comunidades cristiana. Una historia fascinante, así lo han mostrado en este libro las autores. Por un lado, parece que apenas conocemos a Magdalena, y sin embargo podemos seguir los reflejos que ha dejado en la historia política, social y religiosa de la iglesia antigua.

‒ María y José Ignacio López Vigil, San Pablo Apóstol, el que inventó a Cristo y María Magdalena, la que conoció a Jesús, Fe Adulta, Madrid 2019. ¿Les conoces?

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            ¡Claro! Son autores de un best‒seller radiofónico‒literario sobre Jesús, que causó gran impacto hace unos cuarenta años. Estuve con J. Ignacio en la presentación de este nuevo libro, en Madrid, hace unos meses. Escribí algo sobre ello en RD, diciendo que se trataba de un estudio muy interesante, pero limitado, con una tesis quizá unilateral sobre buenos (Magdalena) y malos (Pablo) .

Es un libro hermoso, con una gran idea: La diferencia y complementariedad entre la visión de Pablo (con su iglesia más dogmática y moralizante) y la de María Magdalena (con su visión femenina, amorosa y actual de Jesús y de su Iglesia). Ciertamente, una de las líneas de Pablo (el Pablo de las cartas Pastorales) triunfó sobre Magdalena en la Gran Iglesia, hasta el día de hoy. Pero quizá las cosas son más complejas de lo que piensan los hermanos Vigil, pues Pablo tiene rasgos muy positivos para el estudio de la mujer en la Iglesia, a la paz, con la misma dignidad y autoridad que los varones. Es posible que sin Pablo y su religión mesiánica la estela de Jesús se hubiera perdido hace siglos y hoy no pudiéramos ni recordar a María Magdalena.

 ‒ Y por fin, el libro de P. M. Lamet, No sé cómo amarte. Cartas de María Magdalena a Jesús de Nazaret”, Mensajero, Bilbao 2016.

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Conozco bien el libro, y me considero amigo de Pedro Miguel Lamet, gran intelectual, buen periodista, narrador agudo, experto en sentimientos y experiencias de amor y vida, autor de algunas de las narraciones más impactantes que hay en castellano sobre Pablo y Francisco Javier, sobre el P. Arrupe y otros personajes clave de la historia de la Iglesia.

Escribí hace dos años una recensión de este libro en RD. Debe andar por ahí, puedes verla. No trata de la historia externa de Jesús y Magdalena en sentido crítico, ni del posible futuro “magdaleniano” de la Iglesia, sino del nacimiento y despliegue de un amor fuerte, que está en el fondo de la relación entre Jesús y Magdalena.

Son unas cartas que Magdalena habría escrito a Jesús, sin entregárselas nunca, quizá por pudor, aunque/porque Jesús ya sabía lo ella sentía. En contra de las mil novelitas baratas sobre amores de Jesús y Magdalena, con revelaciones que se dicen definitivas, pero que son simples murmuraciones de salón, Pedro Lamet ha sabido introducirnos en la intra‒historia de una mujer que despertó por Jesús a la vida y libertad, a su misión de persona. Ésta no es quizá toda Magdalena, pero es una Magdalena verdadera, eterna. Un libro para leer.

‒ ¿Quieres recordar algún libro más para empezar esta entrevista?

No, basta con estos tres. Hace 25 años me preguntabas sobre el “musical” Jesucristo Superestar, con el amor romántico de Jesús y Magdalena; quizá recordarás algunas cosas que dijimos. Era y sigue siendo una “story” hermosa, en la línea de un Love Story… Hoy me puedes preguntar sobre Dan Brown, El Código da Vinci… Es un thriller bien orquestado, de suspense policíaco con fondo falsamente histórico. Ha interesado a millones de lectores y amigos del cine, con un final feliz, donde la hermosa francesa, descendiente de Jesús y María Magdalena, se encuentra, enamora (y quizá se casa) con el yanqui falsamente investigador, para “conservar así” la Sangre‒Real (Santo Grial) de Jesús en el mundo-. Tiene sus valores, pero me parece una deconstrucción simplista de la historia de Jesús para gente actual que no quiere ya conocer la historia, pues cree que lo sabe todo.

Una historia antigua

‒Y con esto pasamos a la historia ¿Existió María Magdalena?

            Sin duda. Ella jugó un papel importante en la tradición cristiana, por lo que se dice de ella, y por lo que se silencia… Su figura forma quizá el hueco más importante del Nuevo Testamento, como sombra‒luz de Jesús. Ella no es un puro invento, en su forma actual, los evangelios canónicos no habrían podido crear su historia de discípula importante de Jesús, primer testigo de su resurrección, iniciadora de la Iglesia (cf. Mc 15, 40). 

‒ Pero Pablo ¿por qué no la cita?

            Porque no entra en su cuadro y visión de Jesús, como no cita tampoco a María, su madre, ni al Discípulo Amado, ni a las comunidades cristianas de Galilea. Eso no se debe a un tipo de antifeminismo. La iglesia de Pablo, aunque haya sido luego recreada y modelada por varones, es una iglesia inmensamente femenina, donde mujeres y varones viven y trabajan por igual desde y para el evangelio…Pero él quiere situarse en la línea de Pedro y de Santiago… En su “evangelio oficial” de las apariciones de Jesús (1 Cor 15, 3-8) no deja lugar para mujeres como María Magdalena. No es que Pablo y Magdalena se opongan, como dicen los hermanos Vigil, es que se sitúan en espacios distintos… Pablo no cita a Magdalena, pero es evidente que en el fondo de su mensaje hay un “hueco” de mujeres, un hueco en el que podemos situar a María Magdalena. 

‒ ¿Por qué se llama Magdalena?

            Porque debía ser de Magdala, ciudad de pescadores de la costa del mar de Galilea, entre Cafarnaúm y Tiberíades, con más de doscientos barcos, famosa por sus salazones, ciudad que hoy se puede visitar, con una iglesia‒santuario dedicada a Magdalena, con un barco sobre el mar. Se llamaba María y el hecho de que no lleve unido el nombre (apellido) de su padre o su marido, sino el de su ciudad, parece indicar que era una mujer independiente, que no estaba sometida a otros (a un padre, un marido…) y que tenía autonomía como mujer y persona, para forma parte del grupo de Jesús.

‒ Cómo y cuando conoció a Jesús?

            No sabemos. Es posible que Jesús pasara por Magdala; es posible que ella le buscara, porque eran “espíritus afines”. Estoy seguro de que Jesús causó un gran impacto en Magdalena, pero que también Magdalena causó un gran impacto en Jesús, en línea de amor y de evangelio, de vida y libertad… Eso, los evangelistas actuales, no pudieron decirlo, aunque aparece en el fondo de algunas narraciones, como la de la mujer sirofenicia de Mc 7 y la mujer de la unción de Mc 14. También se vislumbra esa “dependencia” de Jesús respecto de María en la aparición pascual de Jn 20, donde se ve claro que Jesús la necesita para afirmar y extender su evangelio En Lc 8, 2 se dice que la liberó de siete demonios. Así podemos suponer que estaba enferma y que Jesús la curó. Pero ese dato parece que debe entenderse simbólicamente. Es probable que ella misma buscara a Jesús o que Jesús la llamara. Pero no sabemos. Lo importante y nuevo es que ella, con otras mujeres, fuera compañera itinerante de Jesús y sus amigos. 

‒ Te has referido a la pagana de Mc 7. ¿Magdalena era pagana?

             Parece judía, aunque el mismo Jesús de los evangelios Jesús aprendió a amar y curar con maestras y amigas paganas, como quiere decir Mc 7. De todas maneras, lo que sabemos de ella, todo nos lleva a pensar que Magdalena era judía, no sólo por su origen (Magdala era ciudad de judíos, aunque debía ser lugar de encuentro con pescadores y comerciantes paganos), sino porque los discípulos de Jesús eran judíos. Este dato puede ser importante: Magdala era una ciudad judía, junto al lago, una ciudad galilea, con buen comercio con paganos, con mucho sirio y griego por las calles y los barcos De todas maneras, el hecho de que fuera judía o pagana es secundario. Lo que importa es su función mesiánica; discípula-compañera de Jesús iniciadora de la experiencia pascual.

Forma parte de la historia de Jesús, hasta la última cena.

‒ ¿Estaba integrada en el círculo más íntimo de los discípulos?

            ¡Evidentemente! En un sentido, en la línea del mesianismo judío, para evocar y recrear el signo de los doce patriarcas de Israel, Jesús eligió a Doce varones para que le acompañaran. Pero ellos no eran los únicos discípulos, ni tenían porque ser los más cercanos, ni fueron al fin los “creadores” del cristianismo. Ésta es una historia que está por explorar. La tradición posterior ha “absolutizado” a los Doce, y así lo hace Pablo en 1 Cor 15, y el mismo relato de Hechos 1‒2.

            Pero esa historia de los Doce “triunfadores y fieles” de Jesús hace aguas tan pronto como vamos a los textos. Por mucho que quieran un tipo de Pedro y de Lucas (Libro de los Hechos), la iglesia primitiva no comenzó con los Doce fieles de Jesús (¡menos Judas!), sino con Magdalena y unas mujeres, que le entendieron, le siguieron y le quisieron. Éste es el gran “hueco” de la primera historia cristiana: Como dice Hechos 10, 37, “la cosa de Jesús” empezó en Galilea, y así lo supone Mc 18, 1‒8 (con Mt 28, 16‒20). Más aún, podemos y debemos decir que la cosa empezó con María Magdalena, y que la historia oficial posterior no ha podido borrarlo.

‒ ¿Era del grupo de mujeres que sostenía económicamente a los seguidores de Jesús? ¿Formaba parte de los íntimos de Jesús?

            Ese evidente que formaba parte de la intimidad mesiánica de Jesús, como supone Lc 8, 2-3 (y de algún modo Mc 15, 40-41). Pero Lc 8, 2‒3 parece que quiere ocultar a interpretar ya ese dato, presentado a Magdalena con otras mujeres como “patronas” de Jesús, mujeres ricas que sostenían económicamente su aventura mesiánica (como sostendrán y presidirán después muchos iglesias primitivas, como patronas, “obispas” y presbíteras). Ciertamente, puede haber algo de verdad en eso. Pero ese dato parece tardío y resulta, por lo menos, ambiguo pues el grupo de itinerantes de Jesús no estaba patrocinado por hubiera “patronos” que alimentaban a unos “clientes” pobres. Magdalena no era patrona sedentaria y rica del grupo de Jesús, sino discípula itinerante y así subió con él a Jerusalén. Además, en el caso de que hubiera sido rica, lo habría dado todo para seguir a Jesús (pues sus amigos iban sin alforja, ni dinero).

¿Qué enseñó Magdalena a Jesús?

Ya te lo he dicho. Le enseñó simplemente humanidad, los problemas y experiencias, los valores y promesas reales de la carne y sangre, del sufrimiento y deseo de amor de los hombres y mujeres. Jesús venía “mal educado”, en el sentido en que fue discípulo de Juan, “el mayor de los nacidos de mujer” (Mt 11, par)…, pero alejado del Reino, hombre de penitencia y juicio. En contra de eso, Magdalena es la humanidad sufriente y amante, es el amor de la vida, como mujer y persona, que sitúa a Jesús ante los temas clave de la humanidad, los enfermos, los solitarios, los proscritos… Sin la realidad sangrante y amante de Magdalena Jesús no podría haber sido quien fue…, ni Magdalena tampoco, sin Jesús

‒ ¿Estuvo en la Ultima Cena? ¿Jesús la hizo sacerdote?

            Es probable que sí. Pero no sabemos cómo, ni cuándo, ni quiénes acompañaron a Jesús en la llamada Última Cena, pues los evangelios sinópticos (Mc, Mt, Lc) han interpretado esa cena de un modo simbólico, presentándola como signo de culminación del camino de Jesús, pero también del fracaso de los Doce que no entienden lo que Jesús está haciendo. Por otra parte, cierta iglesia posterior ha cargado sobre ese cena una carga grande de temas esenciales para la jerarquía posterior: Fundación del Sacerdocio y de la Eucaristía, formulación del Sacrificio de Cristo…

            Todo eso hay que matizarlo muchísimo, tanto lo del sacerdocio como lo de una eucaristía sacrificial. Sea como fuera, ese simbolismo sacerdotal y eucarístico posterior (vinculado a las funciones de poder de la Iglesia) se aplicaría a Magdalena y las mujeres lo mismo (o mejor) que a los Doce. De todas formas, esto habría que precisarlo mejor.

¿Una prostituta? ¿Qué familia tuvo?

‒ Lo dejamos, pues, aunque sé que has escrito algo sobre el tema. Psamos a otro tercio ¿Por qué y cuándo se le identifica con una prostituta?

            Los evangelios no dicen que lo fuera, a no ser que la identifiquemos con la mujer de Lc 7, 37-39, lo que resulta casi imposible. Algunos han dicho que lo era, por su mismo nombre (no lleva el nombre de su padre o su marido, sino de su ciudad Magdala, que era un centro de trabajo, riqueza y negocios, donde debía haber mujeres “públicas”, es decir, “liberadas” de padre y marido, con los riesgos y valores que ello implicaba… Pero eso no son más que conjetura. Además, si hubiera sido prostituta, ello no sería deshonra en sentido evangélico cristiano (cf. Mt 21, 31-32). Sólo desde el siglo II se le llama prostituta, para destacar la misericordia de Jesús con ella y quizá para rebajar su “autoridad”.

‒ ¿Estuvo endemoniada?

            Así lo dice Lc 8, 2-3, pero ese dato ha de tomarse en sentido simbólico: Magdalena sería un ejemplo de las mujeres curadas por Jesús. La tradición anterior no dice nada de eso. De todas formas, tampoco el hecho de que hubiera estado endemoniada en el sentido antiguo supondría nnguna deshorna para ella, sino todo lo contrario. Los “deshonrados” del evangelio no son endemoniados, sino los “endemoniadores”, en línea política, social, económica y/o religiosa.

‒ ¿Está de fondo el tema de la “buena” prostituta?

            Sí y no, como el tema de la adúltera de Jn 10, con el que se podría vincular  su figura. Pero el tema no es de tipo moralista. Es evidente que Jesús “anduvo” en un contexto de publicanos y prostitutas, pero no como chulo de barrio, ni como aprovechado, sino simplemente (y con mucha más hondura) como persona que entiende, que acompaña, que ama, que anima… Ciertamente, podía haber buenas prostitutas, pero también “malas”…, pero el problema no es de tipo moral, sino social, de opresión y libertad…

‒ ¿Sabemos si tenía otra familia? ¿Fue la hermana de Lázaro y de Marte?

            Así lo ha supuesto cierta tradición, a partir del evangelio de Juan, quizá para para no multiplicar más las Marías, quizá para situar a Magdalena en “buena” compañía, es decir, en el comienzo de la Iglesia, formada de un modo especial por mujer‒hermanas (cristianas), como se insinúa en Lc 10, 39 y en Jn 11-12… Pero todo nos hace suponer que Magdalena no formaba parte de las familias ejemplares de Marta y Lázaro.

María, hermana de Lázaro y Marta, pertenece a un contexto social y familiar diferente, con gran casa de acogida para la comunidad, con sepulcro honrado… Más sentido tendría identificar a Magdalena con la mujer de la unción de Mc 14, 3-9, pues las dos se vinculan a la muerte y pascua de Jesús, pero tampoco esto es probable. Por lo que sabemos del final de Marcos (Mc 15‒17), Magdalena forma parte de un grupo de mujeres amigas de Jesús, que fueron y siguen siendo el “laboratorio” de surgimiento de la (nueva) iglesia.

Magdalena y el origen de la Iglesia ¿Una histeria colectiva?

‒ A eso voy ¿Qué significado tiene el que fuese la primera en ver al resucitado?

            ¡Pues que fue la primera cristiana, en el sentido primitivo de “mujer mesiánica”! Fue la primera en comprender lo que implicaba el camino de vida y de muerte de Jesús, algo que, más tarde, el evangelio de Lucas aplica a María, la Madre de Jesús, al hablar de su nacimiento y de su gesto de “perderse” en el templo (Lc 1, 19.51). En esa línea, podemos y debemos afirmar que la primera iglesia fue el corazón de Magdalena y de sus mujeres‒compañeras, las amigas de Jesús.

Ella está vinculada a la tradición de la cruz y sepultura de Jesús, siendo, con otras mujeres (y con el Discípulo Amado del Evangelio de Juan, que tiene rasgos más simbólicos), la única creyente que, según los evangelios, ha visto morir a Jesús, aunque no ha podido “enterrarle” (pues no tiene autoridad para hacerlo. Ella fue la primera que descubrió, por experiencia personal, que Jesús está vivo, que no se le puede buscar en el sepulcro.

‒ ¿Qué papel jugó en la primitiva Iglesia?

            ¡Esencial! Así lo muestran los textos de pasión y pascua de los cuatro evangelios y de un modo especial el final “canónico” de Marcos (Mc 16, 9), con Jn 20, 1-18, donde se afirma expresamente que fue la primera cristiana, el primer testigo y apóstol de la iglesia, antes que los Doce. Así lo reconoce el comienzo del libro de los Hechos (Hech 1, 13-14), aunque después no hable más de ella.

‒ ¿Por qué desaparece después en la tradición cristiana?

            ¡No desaparece, la desaparecen, pero sin lograrlo, pues sin ella no se entiende nada de lo que sigue! Quien sepa leer descubre que su figura y función resulta esencial en los evangelios, que no responden quizá a lo que nosotros quisiéramos preguntar, pero que dicen muchísimo sobre el papel de Magdalena en la iglesia primitiva. Celso, el más lúcido de los críticos anticristianos del siglo II, plantea bien el tema cuando afirma que Magdalena (¡una mujer histérica!) fue la fundadora del cristianismo. 

‒ ¿Por qué histérica?

            Porque hay cosas que sólo un tipo de histéricos e históricos mujeres puedan saber: Que un muerto como Jesús está vivo; que su muerte no fue un fracaso, sino todo lo contrario, un “estallido mesiánico”, el descubrimiento y explosión superior del amor que vence a la mentira del poder impositivo y de la muerte. Fue una mujer histérica, pero en el sentido nuevo de recreada, una mujer que empezó a vivir en una dimensión de realidad distinta, la del amor por encima de la muerte. En ese sentido, el cristianismo ha empezado (y sigue siendo) un tipo de histeria de amor, una experiencia de “mutación”, vinculada a la vida que se comparte y regala en gratuidad, como única esperanza de futuro, en tiempos de Jesús… y en este año fatídico 2019, cuando, sin un tipo de apuesta de amor como la de Magdalena, todo este tinglado económico‒político puede saltar por los aires.

Jesús resucitó en su amor, cómo surgió la iglesia

‒ Quieres decir que sin amor como el de Magdalena esto se acaba….Eso significaría que Jesús resucitó en su amor…

Algo de eso. Sin amor, comprensión mutua, sin acogida a los locos‒pobres‒mancos y distintos (exilados, migrantes, excluidos, enfermos…) este mundo humano acaba (o está ya acabando). Así es, el amor resucita a los que han fallecido y da vida a los hombres y mujeres que, en otro sentido, parecen muertos… En esa línea pudiéramos decir que Jesús fue un resucitado viviente, de manera que, en un sentido muy hondo, había resucitado ya antes de morir, había encendido el gran amor en María Magdalena y en los demás amigos y discípulos. En ese sentido podemos decir que Jesús resucitó en ella… y que ella misma era, como he dicho, una resucitada, de forma que su presencia vive y alienta en la Iglesia.

‒ Eso es hermoso, pero es quizá demasiado intangible. La gente busca un amor más tangible. En esa línea ¿qué valor hay que darle a la relación afectiva que algunos apócrifos dicen que ella mantuvo con Jesús?

            Jesús la quiso, como a otros discípulos (y así lo dice el historiador judío F. Josefo: “aquellos que le amaron le siguieron amando tras la muerte”, Antigüedades judíasXVI, 3, 63). En ese sentido, Jesús y Magdalena se amaban. Pero hacerla novia estricta o esposa formal de Jesús es fantasía. Los apócrifos (Ev. Felipe 55), cuando dicen que Jesús la quería y besaba en la boca (a Salomé más que a María…), dan a ese beso un sentido anti-carnal, como supone Ev. Tomas 114 al afirmar que para completar su camino de salvación ella tiene que “hacerse varón”. La María gnóstica es una mujer asexuada.

‒ ¿Podemos decir que ella forma parte del Discípulo amado?

            Quizá sí. Por eso, el discípulo amado de Jesús no es hombre ni mujer cerrados en sí, sino el amigo, hombre y/o mujer. En ese sentido, la presencia de Magdalena en Jn 20‒21 es sorprendente (quizá hasta masiva). Parece claro que en el fondo del evangelio de Juan y de la figura del Discípulo amado ha influido la tradición de Magdalena. Pero Juan no amplía, sino que reduce su influjo, a favor de Pedro y del Discípulo Amado. Eso significa que, en la iglesia anterior, Magdalena había podido ser incluso más importante de lo supone el Evangelio de Juan.

‒ ¿Tiene que pedir perdón la Iglesia por haber falsificado la figura de María Magdalena?¿No han entendido mejor su figura los gnósticos?

Quizá, pero no hay que situar el tema en ese plano‒ ¡Hay que pedir perdón con la vida, no con palabras! Además, la palabra “falsificar” no es justa. Ni la iglesia oficial falsificó a Magdalena, ni los gnósticos conservaron su figura intacta, sino que unos y otros la interpretaron. La solución no es volver a los gnósticos, sino recuperar la historia de Jesús y de la iglesia primitiva de una forma que no sea ya patriarcalista, ni androcéntrica, desde el programa de Gal 3, 28 (no hay varón ni mujer). El Papa Francisco ha declarado que María Magdalena es la apóstola apostolorum, apóstol de los apóstoles. Pero con eso no ha cambiado nada, pues las mujeres siguen ocupando el lugar de siempre en la iglesia, al menos desde el siglo III d.C.

Una Iglesia de María Magdalena

¿Se puede hablar de una Iglesia de Pedro, de Pablo, de Magdalena…?

Claro, pero con cuidado, sin mezclar los matices… sin terminar englobándolo todo al fin en Pedro o en Pablo, reconociendo diferencias de matices… Una historia posterior católica lo ha centrado casi todo en Pedro, en un Pedro del que Jesús dijo, en un sentido distinto, “sobre esta piedra edificaré mi iglesia” (Mt 16, 18), como se escribe en la cúpula del Vaticano. Pero la “petra” o Roca sobre la que Jesús ha fundado la iglesia no es simplemente el “Petros” o guijarro de la tradición de Mateo… Esa Petra es la fe, la confesión mesiánica, que Pedro aprendió de María Magdalena y de Marta, como ha puesto de relieve Jn 11, en el evangelio de Marta y María

‒ ¿Qué podemos hacer! ¿Revisar su figura, despojándola de ciencia-ficción, ayudaría a reivindicar el papel de la mujer en la Iglesia?

¡Que la ciencia-ficción ficcione, pero que lo haga bien! La iglesia oficial ha temido a Magdalena y ha preferido a la Madre de Jesús, pero las dos mujeres van juntas en Jn 19, 25 y en Mc 15, 40.47; 16, 1 par. Las dos son esenciales en la primera iglesia. Magdalena no ha podido ser obispo o papa en la iglesia que triunfó desde el siglo II-III, pero podrá serlo en una iglesia no jerárquica ni patriarcalista del futuro.

‒ ¿No sería mejor volver a la Magdalena histórica y dejarse de teorías….?

Es muy bueno conocer mejor a la Magdalena histórica… Pero eso no arreglaría los problemas. No hay una Magdalena histórica separada y fijada en el pasado, sino un camino abierto por María Magdalena y Pedro y por los otros seguidores de Jesús. En ese sentido la historia de Magdalena no está escrita todavía, la escribiremos nosotras, magdalenas y magdalenos…

‒ Hace 25 años me enseñaste el esquema de un libro que querías escribir sobre María Magdalena. ¿Qué hay de aquel deseo?

Han pasado los años… y el esquema sigue. Lo tengo en el ordenador, te lo paso dentro de un momento. No tendrá ya 25 años más para seguir pensando en el tema, pero quizá pueda escribir aún una historia del pasado y del futuro de María Magdalena.

 ‒ Gracias, Xabier, ha sido un placer, tras 25 años. Pásame el esquema

            Ahí va, te  copio el esquema-índice del libro. No lo he escrito en 25 años, quizá no lo escriba nunca. pero lo conservo en un apartado donde pone "libros por escribir" con unas 80 páginas escritas... Ahí va el índice. Se podría precisar mucho más, pero M. Perrone, C. Bernabé y otras grandes investigadoras han escrito lo esencial. Quizá yo añadiría poco... 

MARIA MAGDALENA.HISTORIA Y SIMBOLOGÍA

 1.- DISCÍPULA DE JESÚS. MC 15

- Historia básica: paradigma del discipulado

- Culminación del discipulado en la cruz

2.- TESTIGO PASCUAL MC 16 Y JN 20

- Mc 16,1‒8: tumba vacía, mujeres que no van a Galilea

‒ Mc 16, 9‒12. Final “canónico”: Se apareció primero a María Magdalena

- Lc: las mujeres en la iglesia (Hech 1, 13-14), silencio posterior

- Jn: María como creyente pascual, apóstol de los apóstoles

3. ¿PECADORA CONVERTIDA Lc 7-8?

- Necesidad de "encarnar" el pecado: María como signo de pecado.

- La tradición de Magdalena penitente

4.- PROFETA. MUJER DE LA UNCIÓN de Mc 14, 3‒9 a Jn 12, 1‒8

- María, la que conoce a Jesús y le unge para la muerte pascual

- María como "obispo" en la tradición mediev

5. MAGDALENA, LA UNIÓN DE TODAS LAS MARÍAS (MENOS LA MADRE DE JESÚS)

              ‒ María Magdalena histórica

              ‒ La mujer de la unción

              ‒ La pecadora de Lucas

              ‒ María la hermana de Marta, en las tradiciones de Lucas y de Juan

6.- SIGNO FEMENINO DE SALVACION. GNOSIS

- Historicidad de fondo…Necesidad de buscar la Magdalena de fondo.

- Idealización gnóstica en siglos II‒IV: María, signo de lo femenino.

 - Novela gnóstica moderna: María como la amante-esposa de Jesús

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