Los Heraldos del Evangelio y otras órdenes fieles a la tradición Congregaciones intervenidas por el Vaticano. No, no es una guerra contra los "religiosos buenos"

Ignoran totalmente planes pastorales oficiales, crean divisiones en parroquias donde antes se trabajaba en armonía, absorben en sus filas a jóvenes problemáticos que han sido expulsados del seminario o de otros noviciados sin molestarse en indagar y a menudo están salpicados por escándalos financieros. No es ninguna caza de brujas, sino necesidad de poner orden.

La reciente intervención del Vaticano a los Heraldos del Evangelio ha vuelto a provocar una cascada de reacciones de ciertos comentaristas religiosos que usan un cliché repetitivo. Según algunos, bajo el Pontificado de Francisco se habría desatado una caza de brujas -liderada por el cardenal Joao Braz de Aviz- contra nuevas congregaciones religiosas bendecidas con abundancia de vocaciones gracias a una supuesta fidelidad a la tradición católica.  Mucho me temo que las cosas son bastante más complicadas.

No conozco a los Heraldos del Evangelio ni a otras congregaciones en situaciones similares, como los Franciscanos de la Inmaculada, más allá de lo que he podido leer sobre ellos. Pero desde los años 80 sí que he tenido ocasión de ver de muy cerca en varios países africanos a congregaciones religiosas de creación más o menos reciente en África o en América Latina que obedecen a un patrón similar y que han terminado por ser intervenidas.

Reglas, liturgias y signos externos anteriores al Concilio

Fundadas por un personaje más o menos carismático, muchas veces con poderosos vínculos con líderes políticos muy conservadores, siguen reglas de vida, liturgias y signos externos de antes del Vaticano II y se instalan en diócesis donde un obispo les acoge ante la falta de personal apostólico y al final terminan por crear auténticos desastres. Unas veces por ignorar totalmente planes pastorales oficiales y crear divisiones en parroquias donde antes se trabajaba en armonía, otras por absorber en sus filas a jóvenes problemáticos que han sido expulsados del seminario o de otros noviciados sin molestarse lo más mínimo en saber por qué se les abrió la puerta, y casi siempre por escándalos financieros. En bastantes casos, las divisiones tribales han creado conflictos enconados a la hora de elegir superiores provinciales, Eso, por no hablar de irregularidades flagrantes como nombrar maestro/a de novicios/as a un nuevo religioso/a que apenas acababa de hacer los primeros votos.

Roma interviene a los Heraldos del Evangelio
Roma interviene a los Heraldos del Evangelio

Entre los casos que he conocido de cerca puedo mencionar los Apóstoles de Jesus, la primera congregación religiosa africana exclusivamente misionera, que lleva más de un ano intervenida por el Vaticano. Fue fundada en 1968 en Uganda por el comboniano padre Giovanni Marengoni, fallecido en 2007. Le conocí personalmente y nunca me cupo la menor duda de que era un santo hombre de Dios de profunda espiritualidad y gran voluntad de sacrificio. Nunca acepto de buen grado los cambios que tuvieron lugar en su congregación y, al fundar los Apostles of Jesus, redacto unas constituciones de la orden que eran, con pocas diferencias, prácticamente las mismas de los combonianos antes de los cambios post-conciliares. La congregación conoció un gran florecer vocacional durante los años 70, 80 y 90 y atrajo a jóvenes de países como Uganda, Kenia, Tanzania y Sudan para ser misioneros en su propia tierra africana.

Enfrentamientos en la comunidad católica

Pronto empezaron a torcerse las cosas. Durante mis años en Uganda conocí varias parroquias donde los Apostles of Jesus dejaron un triste legado de enfrentamientos en el seno de la comunidad católica, desfalcos financieros y derrumbe de planes pastorales que había costado muchos anos levantar.  En algunos casos tuvieron que salir con los pies en polvorosa para no ser víctimas de agresiones por parte de catequistas y líderes de consejos pastorales hartos de sus poco apostólicos desastres.

Tras morir el padre Marengoni, los nuevos superiores decidieron abrir comunidades en Estados Unidos, donde muchos obispos aceptan como agua de mayo a sacerdotes africanos para servir a sus comunidades de mayoría afroamericana al suponer (a menudo de forma errónea) que entenderán mejor su mentalidad.

Llegó un momento en que un número desproporcionado de miembros de la congregación se instaló cómodamente en Estados Unidos, descuidando el carisma original de la congregación de ser misioneros en lugares de primera evangelización en África. A eso se unieron luchas internas por el liderazgo. Baste pensar que uno de sus recientes superiores generales sirvió un brevísimo periodo de dos meses.

Heraldos en África

Cuando me entere que la congregación había sido intervenida -con un nuevo superior general impuesto desde fuera para poner orden en sus filas- me sorprendió poco. En contra de los argumentos simplistas de los descontentos con Francisco que ven injusticias y dobles varas de medir, hay que pensar que generalmente antes de tomar decisiones fuertes como la intervención de una congregación religiosa, el Vaticano envía a un visitador apostólico que suele encabezar un equipo competente de investigadores, los cuales examinan con detalle los problemas durante periodos que suelen durar al menos dos años. No creo que una decisión basada en una investigación seria pueda ser calificada de arbitraria.

Acompañados por un "comisario político"

Termino con una anécdota que en su día me hizo reír, aunque a los padres de los jóvenes seminaristas de la historia les debió de hacer muy poca gracia. Durante mis años de formación viví a poca distancia del seminario menor de una de esas congregaciones tradicionalistas que presumen de grandes masas de vocaciones. A los muchachos, durante sus periodos de vacaciones en familia, sus superiores les enviaban acompañados de un seminarista de mayor edad para velar por su buena salud espiritual y evitar que se “desviara” atraído por las tentaciones del mundo.

Uno de los padres, a quien yo conocía, debió de pensar equivocadamente que yo tenía algo que ver con esos curas y se me quejó de que a su hijo le enviaran de vacaciones acompañado de “un comisario político”. Una de las muchas cosas raras que uno se encuentra en congregaciones de este tipo sobre las que no me sorprende que acaben investigadas e intervenidas.

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