Entrevista con la coautora de 'Romper el silencio: diez rostros, diez voces (Edelvives) Imma Amadeo: "Focalizar la pederastia sólo en instituciones de Iglesia es un error"

Inma Amadeo, de los Maristes Catalunya
Inma Amadeo, de los Maristes Catalunya

"No hay una receta ni una fórmula matemática para resolver una crisis. Ante cada situación que se presenta, sopesas lo que harás"

"Si se crean comisiones de investigación de abusos sexuales, se han de tener en cuenta todas las víctimas"

"Daremos muestras de ser una sociedad madura, una sociedad que comprende el alcance del problema, cuando seamos capaces de hacer frente conjuntamente"

A finales de 2015, la periodista Imma Amadeo se incorporó a la Fundación Champagnat-Maristas Cataluña con el encargo de desarrollar el área de comunicación de la organización. Lo que debía ser una tarea sencilla se convirtió pocos meses después en un calvario a raíz de la crisis provocada por una serie de denuncias de casos de abusos sexuales a alumnos en la escuela Maristas Sants-Les Corts.

La gravedad de los hechos y el revuelo mediático que se generó comprometieron seriamente a una institución que en la actualidad asume los errores del pasado y trabaja para que hechos como aquellos no se repitan. 

Imma es coautora, junto con el periodista Jordi Martínez, de Romper el silencio: diez rostros, diez voces(Edelvives, 2019), una obra que reúne diez testigos que, desde diversos ámbitos y desde su experiencia íntima y personal, explican la tarea que desarrollan para la prevención y la protección del abuso sexual en las obras educativas maristas.

Desde el punto de vista de la comunicación institucional, ¿qué han aprendido a raíz de lo ocurrido a inicios del año 2016?

Me di cuenta de que comunicativamente todavía teníamos que madurar mucho ya que hasta entonces no habíamos tenido la necesidad de interactuar con los medios. No estábamos preparados para entrar en una dinámica comunicativa en que, a menudo, entre otras muchas cosas tienes que conceder entrevistas, publicar comunicados de prensa o tener portavoces y argumentarios preparados.

Tuvo que sacar adelante el entramado comunicativo de la institución y, al mismo tiempo, gestionar una crisis sin precedentes

Me incorporé a la Fundación Champagnat-Maristas para llevar a cabo la elaboración de un plan de comunicación, comenzar a movernos por las redes sociales o gestionar la web hasta que, de repente, llegó una importante sacudida a nivel comunicativo. De aquella experiencia aprendimos mucho. A pesar de que ya había conciencia de que la comunicación era importante, darnos cuenta de la dimensión que el hecho comunicativo adopta ahora en todos los ámbitos, quizás nos ha ayudado a acelerar las cosas. Durante este tiempo hemos hecho un proceso de formación para que la institución se dé cuenta de la dinámica propia de los medios de comunicación actuales. Y a la hora de gestionar la crisis hemos aprendido que nuestra labor debe centrarse en la víctima; que trabajar en equipo es básico y que tenemos que ser lo más transparentes posible.

Cuando estalló el caso, se les acusó de actuar con opacidad

Se nos dijo que habíamos sido lentos y opacos, cosa que no comparto porque entonces no teníamos infraestructura comunicativa para encarar la situación. Cuando te empiezan a pedir cosas del pasado, necesitas un tiempo para contrastar, no puedes salir a dar explicaciones sin saber nada. Y esto va en contra del mundo de los medios, que es frenético y pide respuestas inmediatas. En este contexto, a nosotros nos hacía falta una reflexión previa, pensar cuál debía ser nuestro discurso. Desde el punto de vista mediático, vivimos una vorágine brutal; si ocurre algo y al cabo de diez minutos no has reaccionado, ya parece que te escondas. Creo que deberíamos reflexionar sobre el modelo de sociedad en que nos estamos convirtiendo. Quizás deberíamos detenernos y darnos un poco de tiempo. No todo tiene por qué ser tan rápido.

Inma Amadeo
Inma Amadeo

¿Crearon un comité de crisis?

Desde el primer minuto. De hecho, el primer día emitimos un comunicado ofreciendo las explicaciones oportunas. Después dimos prioridad absoluta a la comunicación interna. Somos una red de escuelas, por lo que durante esos dos primeros días consideramos que lo más importante era reunirnos con los equipos directivos, con los claustros de profesores y con las AMPA. Al tercer día fuimos a los medios, aunque esto no evitó que se dijera que habíamos reaccionado con lentitud. Si bien posteriormente entendimos que teníamos que ser más ágiles, creo que en ese momento hicimos lo que pudimos con las circunstancias que vivíamos y las herramientas que teníamos a nuestro alcance.

Si pudieran volver atrás, ¿cambiarían algo de su actuación?

No hay una receta ni una fórmula matemática para resolver una crisis. Ante cada situación que se presenta, sopesas lo que harás. No sé si cambiaría muchas cosas. Visto con perspectiva, estoy contenta del trabajo que hicimos en comunicación interna. Es fundamental tener tu red a tu lado y ellos son los primeros que necesitan saber lo que estás haciendo en realidad y conocer tu versión de los hechos.

¿Dan por terminada la crisis?

Si crisis es sinónimo de aparición de casos de abusos, lógicamente es una crisis que no está cerrada porque se trata de un problema que no nos afecta únicamente a nosotros sino a toda la sociedad. Mientras aparezca una sola víctima, ya sea en la escuela, en la familia o en el club deportivo, no podremos hablar de una crisis cerrada. Porque tienes que estar al pie del cañón previniendo y dando apoyo de todo tipo a los que han sufrido abusos. En cuanto a lo que es propiamente la crisis institucional, realmente no sé si hay un momento a partir del cual puedas decir que ya das por cerrada una crisis. A veces se puede tener la impresión de estar volviendo a la normalidad pero no hay ninguna garantía de que de repente no salga de nuevo un caso en la prensa y, se explique como se explique, volvamos a ser portada en los periódicos. De momento, todavía estamos gestionando la situación y es complicado saber cuándo acabará.

Joaquín Benítez entra en el tribunal
Joaquín Benítez entra en el tribunal

¿Cómo valoran el seguimiento de todo el proceso por parte de la prensa en general?

Pienso que hay algunos medios que lo han hecho bien y otros que están más preocupados por el espectáculo, para destacar escenas más anecdóticas o fijarse en determinados puntos. Entiendo perfectamente que un hecho así sea noticiable y que los periodistas se interesen. Pero que un periodista persiga corriendo con un micro a [Joaquín] Benítez con pasamontañas saliendo del juzgado, esto ya no lo puedo entender. Una cosa es pedir opiniones para informar objetivamente y otra bien distinta es buscar el aspecto más morboso de las cosas. Hay un cierto tipo de periodismo que no comparto.

Recientemente participó en el Observatori Blanquerna en un encuentro de periodistas, delegados de medios de comunicación de los obispados y jefes de comunicación de congregaciones religiosas para trabajar sobre el reto de la comunicación eclesial. ¿Fue enriquecedora la experiencia?

Pienso que estas iniciativas son muy positivas y que siempre es bueno compartir experiencias y escuchar cómo lo hacen los demás a la hora de gestionar una crisis. Porque una crisis puede venir en el momento y en el lugar más inesperado, y más trabajando con un material sensible como son los niños. A veces piensas que te gustaría disponer de más recursos pero te das cuenta que hay quienes tienen menos que tú. También fue bueno poder escuchar los medios y conocer cuáles son sus inquietudes, lo que esperan de las instituciones de Iglesia cuando toca interaccionar unos con otros. Todos estamos en el mismo barco, tenemos problemas similares y es bueno saber que no estamos solos, que detrás de cada medio o institución hay personas con las que podemos establecer una relación de colaboración y confianza.

En todo caso, cuando desde los medios se habla de abusos sexuales, a menudo da la impresión de que son delitos que sólo se producen en instituciones religiosas...

Creo que focalizar el problema sólo en instituciones de Iglesia es un error porque sabemos que los abusos tienen lugar también en otros ámbitos. Nosotros estamos intentando tratar el problema con globalidad. Si se crean comisiones de investigación de abusos sexuales, se han de tener en cuenta todas las víctimas, tanto las que han sufrido abusos en una escuela católica como las que los han sufrido en una pública, en un club deportivo o dentro la esfera familiar. Creo que daremos muestras de ser una sociedad madura, una sociedad que comprende el alcance del problema, cuando seamos capaces de hacer frente conjuntamente.

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