La sociedad intrascendente (y Vivencias y convivencias 52)

Nuestra sociedad es una sociedad de la intrascendencia, en la que lo trascendente, significativo o importante ha sido deportado deportivamente. Las llamadas noticias falsas o falseadas, fake news, son verdades verdes o inmaduras, basadas en el interés particular y a menudo en la idiotez (en su significado original de privado de razón común). La intrascendencia de nuestro momento histórico está marcada por D.Trump y su trumpismo como trampismo. La trampa de este presidente-trampa está en el cultivo de lo inmediato, en la inmediatez y falta de mediación, la cual es una meditación para articular interhumanamente la realidad.

El presidente norteamericano representa una democracia capitalista y, por tanto, no del todo democrática, confrontado al comunismo capitalista de China y, por tanto, no democrático. Entre democracia y capitalismo hay un desnivel parecido al de comunismo y capitalismo; se trata de regímenes basados en verdades verdes o inmaduras, en un fallo o falla de mediación o articulación de los contrarios, así pues en un eclecticismo o mezcolanza típicamente posmoderna. Su intrascendencia política hace que vivamos en una sociedad sin ideal o trascendencia, más bien trascendidos por una inmediatez que nos agobia sin autocrítica. El filósofo Hegel vio muy bien que lo inmediato es lo simple frente a lo complejo.

Se trataría empero de afirmar lo simple y lo complejo, como quería Goethe, simplificando lo complejo pero no hasta su simpleza intrascendente, así como complejificando lo simple pero no hasta su hipercomplicación. El tema del calentamiento global es el ejemplo de un asunto trascendente que deriva en intrascendente. Frente a ello están los asuntos intrascendentes que, como el Brexit o el nacionalismo, ocupan una relevante trascendencia que no les corresponde. La falsa trascendencia sacraliza procesos meramente seculares e inmediatistas, mientras que la falsa intrascendencia deslegitima legítimos intereses de nuestra común humanidad, en nombre de un utilitarismo a ras de tierra o terruño. Lo que llamamos verdades verdes lo son a veces por falta de buena voluntad, pero también por falta de madurez o maduración, o sea, por falta de lo que Bergson denominaba la duración: la duración frente a lo efímero o intrascendente.

En nuestra sociedad intrascendente todo yace mezclado y refrito a pie de internet, todo mezclado malamente y sin síntesis superior. Sócrates no era antidemocrático, pero criticaba a la democracia su demagogia y mera demografía, así pues su cantidad de votos pero no su cualidad o calidad. Así que un espíritu diacrítico o distinguidor es necesario para diferenciar votos y voceros, así como políticos y politiqueros. La intrascendencia democrática tanto del nacionalismo como del populismo contemporáneos ha trascendido hasta ocupar calles y barricadas. El nacionalismo tienta sobre todo a la derecha, mientras que el populismo tienta sobre todo a la izquierda, pero nadie está en el medio en plan remediador, o sea, criticando la intrascendencia particular en nombre de la trascendencia común. La cual está representada no por el nacionalismo ni el populismo, sino por la persona y el personalismo interhumano.

Pienso que en el fondo nos falla la cultura civilizatoria, es decir, el culturalismo crítico frente al naturalismo materialista de la izquierda y su paraíso terrenal, así como frente al sobrenaturalismo utópico de carácter tecnológico o abstracto propio de la derecha. Tenemos el ejemplo radical de una trascendencia como es la del amor interhumano que ha quedado instrumentalizada y mercantilizada hasta su intrascendencia y banalización actual. Pero otro tanto pasa con la muerte, tabuizada como un viejo demonio que nos asalta sin ningún tipo de asunción ni mediación remediadora: y ahí están las tremendas estadísticas de suicidio en nuestras sociedades tan trascendentes en lo vano o intrascendente como intrascendentes en lo importante o trascendente.

En efecto, nuestro momento histórico resulta histérico por cuanto se caracteriza por la intrascendencia de lo trascendente y la trascendencia de lo intrascendente (a la cabeza el fútbol y derivados). Y es que el propio viejo Dios trascendental es hoy un intrascendente objeto y sujeto de mero análisis funcional o funcionarial.

VIVENCIAS Y CONVIVENCIAS 52

---El dios que habita en mí honra al dios que habita en ti: lo divino en mí saluda a lo divino en ti (San Agustín).

---San Agustín sabe del tiempo si no se lo preguntan: porque el tiempo es la pregunta radical, la interrogación de la propia existencia, su abrimiento al ser.

---Wagner y su intento de redimir a Dios por mediación del amor humano: Parsifal.

---La Encarnación redimiría a Dios: humanamente.

---Según Wagner, no se trata de abolir la propiedad privada, sino de que todos tengan algo: bajo los auspicios de una fraternidad de signo religioso y cristiano.

---Debemos enterrar al Cid y quizás al Quijote castizo: para resuscitar al Cervantes europeo de Ortega (y mejor a este mismo).

---Qué sabe nadie: la canción de Raphael como himno nacional, ya que nadie sabe nada.

---Tanto o más que ánimo (masculino), el enfermo necesita ánima (femenina): asunción y acogimiento.

---Resulta obscena cierta lucha por la vida.

---Ante mi operación médica oscilo con Fleta entre la opereta (Ay, ay, ay) y la ópera (Adiós a la vida): espero que no se trate del Adiós para siempre.

---Nuestra Seguridad social: nuestra Inseguridad social.

---El milagro de la vida y su cáncer mortal.

---Apenas si salgo a la calle: recibo el sol a través de los cristales.

---Desde mi retiro cóncavo percibo el mundo como una convexión: luminosa y oscura.

---En el Hospital me ubican junto a un buen musulmán accidentado: le solicito ayuda para Alá en el más allá, ya que en el más acá alargan mi espera demasiado y mis dioses parecen renuentes.

---Ser como el roble, que lo queman por fuera, pero le queda un verdor adentro (Para Luis Garagalza).

---Según Frazer, la madera de roble era sagrada porque de su fricción procedía el fuego: el mismo que ardía en honor de Vesta en Roma.

---Primero celebramos la paracelestia de la Navidad, y más tarde la parafernalia de Semana Santa: símbolos de la vida y de la muerte.

---La tragicomedia de la vida y de la muerte.

---Cuanto peor, mejor: esta máxima marxista no tiene sentido político sino ontológico: señala la inminencia del fin o final (escatológico).

---Escatológico tiene un doble sentido: negativo (material o excremental) y positivo (espiritual o trascendental).

---Soy el toro toreado por los médicos: espero que en pacífico ritual cretense y no en violento ritual español.

---ÁNIMA:

Ánimo, valor y miedo,

el Cid cabalga:

suerte en la brega,

le grita una voz recia.

A Asclepio con apoyo

de los suyos

-ánima, asunción y temple-

Andrés afronta.

Sabe que es mejor morir

que perder la vida.

---El Mío Cid encarna la épica heroica del ánimus belicoso, dispuesto a perder la vida en el enfrentamiento contra el enemigo mortal: pero yo prefiero encarnar la lírica dramática del ánima que afronta la lucha de la vida con la muerte, asumiéndola in extremis.

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