El significado de una huelga general

La crisis económica que sufren especialmente los más pobres crea un descontento generalizado y justificado. Generalizado porque lamentamos este descalabro como un fracaso del sistema vigente Justificado porque un sistema incapaz de abrir caminos para erradicar la pobreza en el mundo y que cada día genera más excluidos, no tiene credibilidad; cuanto más amplía su dominio en el proceso de globalización más muestra su ideología perversa. Por eso lo extraño es que, viendo cómo desde hace años y en el campo laboral el paro clava sus garras en los indefenso, la huelga general llegue ahora cuando nos vemos obligados a salvar como sea del naufragio donde vamos todos. Pero aquí deseo apuntar el calado que hoy debe tener una verdadera huelga general

En continuidad con los sindicatos a finales del s. XIX, los actuales que hoy llevan la voz cantante siguen reivindicando justos derechos de los trabajadores que incluye a parados y pensionistas: “nos tratan como carne prescindible”. Dos observaciones. Primera, en la sociedad española sobreviven como pueden otros muchos seres humanos que no son considerados ni como trabajadores, parados o pensionistas. Pensemos, por ejemplo, en tantas mujeres obligadas a desnudarse continuamente y ver atropellada su dignidad de personas por varones que sencillamente actúan como animales brutos.

La huelga general debe estar motivada no sólo por la justa reivindicación de los trabajadores sino por la indignación ante tantos vejámenes que sufren los excluidos. Segunda observación: a los sindicalistas “mártires de Chicago” en 1886 los condenaron por ser “demasiado irreductibles en su amor y compromiso con la libertad, la igualdad y la fraternidad” No es fácil a los sindicatos actualmente mantener vivo este hálito de fidelidad a ese compromiso cuando la enfermedad del sistema se contagia tan rápida y eficazmente.

Las mismas reivindicaciones y estrategias de los sindicatos pueden ser domesticadas por la ideología que pervierte al sistema diseñado, según el Manifiesto de la huelga, “para que unos ya establecidos continúen acumulando riquezas En el fondo la crisis es “de codicia” que se concreta en una jerarquía de valores: acaparar para sí mismo, calificar a las personas por lo que nos rentan, ejercicio individualista del poder, y obsesiva preocupación por la propia seguridad sin pensar qué será de los otros. La racionalidad instrumental se ha impuesto en el neoliberalismo económico que hoy funciona sordo y mudo a los justos lamentos de las víctimas.

Si queremos combatir esa ideología nefasta que hace de nuestra organización social una máquina de ciudadanos siervos, se impone una huelga general Reaccionando ante tanto deterioro humano. Diciendo “no” con nuestra forma de vivir a cualquier complicidad con las causas de ese deterioro. Rompiendo con la jerarquía de valores que nos imponen y emprendiendo una ética humanista cuyos valores son compartir con los demás cuanto somos y tenemos, y promover la dignidad de todos solidarizándonos con los excluidos. Una huelga cuyo número de manifestantes puede ir creciendo poco a poco, durará más de un día y hasta puede ser apasionamiento de toda la vida. Estoy apuntando a la inspiración y al calado que debe tener una huelga general verdadera.
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