¡Algo huele mal en la Iglesia en Mallorca! Mear fuera del tiesto

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¿Qué les pasa en la Iglesia en Mallorca? ¿Cómo es posible que se lleven tan mal con la libertad y con la igualdad de trato, con la hermandad de todos, con el servicio a todos sin distinciones? ¿Por qué no toman las decisiones transcendentes con la participación de todos?

En este mundo tan descristianizado, debido, entre otras razones, a los pecados de los cristianos y de sus líderes religiosos, la Iglesia en Mallorca (también en otras partes) debería realizar un esfuerzo por entender que no puede legitimarse al margen del Evangelio

Hace unos días, Plis Educatión daba, una vez más, ejemplo de su compromiso con la escuela al señalar y acusar (no sin fundamento) a la Iglesia en Mallorca "de formar con la Consellería de Educación un frente nacionalista en la enseñanza, con la bandera de la lengua como excusa". Ese frente nacionalista, en realidad, ya venía funcionando de hecho desde hacía mucho tiempo y, además, en múltiples ámbitos sociales y eclesiales. ¡Lo de siempre!

"Los Colegios Diocesanos han optado por el catalán, que es la lengua de nuestra comunidad, y elemento fundamental y base de nuestra identidad y arraigo a nuestra tierra" (Proyecto Educativo Institucional del Obispado de Mallorca). Ya se pueden imaginar la panoplia subsiguiente de medidas a observar en los Centros concertados dependientes de la Iglesia, claramente favorecedoras del uso del catalán y en detrimento manifiesto del uso del castellano. La Iglesia en Mallorca ‘se suma a la infracción y fraude ley’. Se salta a la torera (nada extraño) la obligación de ofertar también el castellano como lengua vehicular. ¡Todo, como habrán advertido, muy evangélico y pastoral!

Aunque comparto plenamente la posición y la lucha de Plis Education, quiero, sin embargo, orientar mis reflexiones al contradictorio mundo eclesiástico. ¿Qué les pasa en la Iglesia en Mallorca? ¿Cómo es posible que se lleven tan mal con la libertad y con la igualdad de trato, con la hermandad de todos, con el servicio a todos sin distinciones? ¿Por qué no toman las decisiones transcendentes con la participación de todos? ¿Cómo es que siguen actuando desde la supremacía de unos cuantos (y desde la imposición), que, supuestamente, les otorga en exclusiva la posesión de la verdad en la comunidad cristiana en Mallorca? ¡Algo huele mal en la Iglesia en Mallorca!

Ahora que tanto se habla y tantas experiencias de gobierno pastoral se ponen en marcha desde la ‘sinodalidad’ (ya era hora de restaurar el Vaticano II), parecería razonable que, siguiendo el impulso del papa Francisco, una opción tan trascendente para la sociedad y la comunidad cristiana, como la adoptada, hubiese sido debatida y acordada con la participación amplia de muchos: sacerdotes, religiosos/as, laicado en general, profesores de dichos centros concertados, padres de alumnos, etc.

¡No se han atrevido! ¡Miedo a salir trasquilados! Pues en el pecado (incoherencia, contradicción, hipocresía) llevan la penitencia. Esto es, lo que una camarilla de lacayos con su obispo quiere imponer a todos no goza de credibilidad alguna, de ‘auctoritas’ moral. No les prestigia, precisamente. Claro, que les trae sin cuidado. Sirven al sistema, lo apoyan porque se sirven del mismo para propia utilidad. ¡Clericalismo patente! La mayor parte de quienes patrocinan semejante modo de ejercer el poder en la Iglesia (¡qué casualidad!) están muy bien instalados. ¡Qué todo siga igual!

La penitencia que la Iglesia en Mallorca ha tenido que pagar por su pecado (apartarse del Evangelio) es, incluso, su propia auto secularización en una sociedad totalmente secularizada. Ha llegado a convertirse, en muchos aspectos, en una especie de fundación socio-religiosa al servicio de la que llaman identidad mallorquina (la ‘nostra’), pero, eso sí, vaciada de lo cristiano, de ‘profundidad evangélica’, que diría Pikaza. Ahí está la realidad innegable.

Ahí está la salida y abandono, en desbandada, de los otrora bautizados. Ahí está el absoluto declive de la vida eclesial: asistencia a Misa, recepción de sacramentos, el seminario prácticamente vacío, conventos y monasterios cerrados y otros casi vacíos, la familia en crisis total. ¡La Iglesia se ha hecho marginal y prescindible!

La guinda del pastel penitencial la hemos saboreado hace una semana con el abandono de los ‘coritos’ del santuario de Lluc. ¡Qué espectáculo! No se ha librado ni siquiera el que han querido y quieren vendernos como gran centro de la espiritualidad de Mallorca, como ‘la esencia y alma espiritual’ (Fullana). ¡Gran concentración político-religiosa! ¿Cómo es que a las autoridades que nos mal gobiernan les importa tanto lo que pase o deje de pasar en Lluc? ¿Habrían asistido si se hubiese tratado de un acto estrictamente religioso? ¡Vaya espiritualidad! Pura política nacionalista que utiliza la religión y que ésta se presta a ello con la excusa de la identidad. ¡Estamos apañados!

En este mundo tan descristianizado, debido, entre otras razones, a los pecados de los cristianos y de sus líderes religiosos, la Iglesia en Mallorca (también en otras partes) debería realizar un esfuerzo por entender que no puede legitimarse al margen del Evangelio y, menos aún, significarse, por ejemplo, como si fuese un movimiento nacionalista (separatista). Ya sé que es esto lo que se hace de hecho aquí y en otros lugares, aunque nunca, acostumbrados al ‘supremacismo’, se reconocerá. Es más, por ese camino, que lleva tanto tiempo recorriendo y que quiere imponer a toda la comunidad de creyentes en Jesús, irá perdiendo cada día más su verdadera identidad salvífica y, desde luego, como ha subrayado Pikaza, “no recibirá el reconocimiento que tanto anhela por parte de la corriente dominante de izquierdas” y nacionalista. ¡Es una evidencia!

Dicho con toda claridad, el reconocimiento de la izquierda –parece mentira que no quieran verlo- se traducirá en borrar del mapa social todo aquello que pueda potenciar la presencia e influencia de la Iglesia, sobre todo en materia educativa, amén de otras muchas materias que están en la mente de todos, como la fiscalidad. ¡Cómo los utilizan! Con lo sabios que se creen, ¿cómo es que se dejan engañar y utilizar tan fácilmente? ¡Ciegos de mente y espíritu!

Termino estas sencillas reflexiones desde la otra orilla, recordando a la Iglesia en Mallorca una advertencia del cardenal Marx en el X Asamblea Mundial de Religiones por la Paz: “Cuando las religiones se dejan llevar por las fuerzas de homogeneización y demarcación, se convierten en ideologías estatales o culturales. Se dañan a sí mismos, y aún más: incluso permiten la injusticia y la discordia". ¡Es para hacérselo mirar!

Sin querer ofender a nadie, me temo que la contradicción evangélica que acabo de glosar, se puede resumir con el dicho popular de ‘mear fuera del tiesto’

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