40 Días por el Río, un itinerario espiritual en preparación al Sínodo para la Amazonía 18º Día: La Amazonía necesita una mirada amorosa para poder seguir siendo factor de vida y futuro

40 dias por el rio
40 dias por el rio

Estamos en una situación donde ciegos conducen a otros ciegos sin ningún amor genuino por la Amazonía y sus pueblos y comunidades, ya que sus intereses solo les permiten ver a este sitio como espacio a explotar, y a los pueblos y comunidades como supuestos estorbos al desarrollo

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Petición Permanente por el Sínodo Amazónico al Inicio de Cada Día 

Que el Dios de la vida y la belleza, el Espíritu Santo que nos impulsa hacia más fraternidad, unidad y dignidad, y el Cristo encarnado de la Buena Nueva, y de la inculturación y la interculturalidad nos den la serenidad, el discernimiento y la valentía para encontrar los nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral en este Sínodo Amazónico. Todo ello para el bien y la vida de sus pueblos y comunidades, y para caminar más juntos por el Reino”.

Meditar por unos momentos esta petición inicial, buscar la calma interior para entrar en este momento de navegar por las aguas de la Amazonía y de la vida de la Iglesia al servicio de sus pueblos y comunidades, y para escuchar el llamado de Dios a través de su palabra viva.

Lectura del día (cada uno y cada uno es invitado a profundizar en la lectura completa según su propia necesidad y criterio)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: ¿Cómo puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Ningún discípulo es más que su maestro, aunque un discípulo bien preparado podría igualar a su maestro. ¿Por qué miras la brizna que tiene tu hermano en su ojo y no te fijas en el tronco que tú mismo tienes en el tuyo? ¿Cómo podrás decirle a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la brizna que tienes en el ojo», cuando no ves el tronco que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano!”  Lucas 6, 39-42

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Reflexión desde la perspectiva del Sínodo Amazónico

Este Sínodo nos hace pensar en el momento presente de este territorio y de sus pueblos y comunidades. Las situaciones de violencia aumentan, la persecución y violencia contra las y los líderes en las comunidades se hace cada vez más dramática, y las legislaciones para la protección de esta Amazonía se van derrumbando o adaptando para servir a los intereses extractivos de muy pocos. Esto es provocado en complicidad de corporaciones con muchos gobernantes en los distintos niveles que se comportan con una absoluta ceguera sobre el futuro, una ceguera sobre la situación de aquellos pueblos y comunidades que viven en este territorio y donde han vivido siempre. Estamos en una situación donde ciegos conducen a otros ciegos sin ningún amor genuino por la Amazonía y sus pueblos y comunidades, ya que sus intereses solo les permiten ver a este sitio como espacio a explotar, y a los pueblos y comunidades como supuestos estorbos al desarrollo. Hemos escuchado discursos de odio diciendo que los pueblos originarios también han causado algunos impactos ambientales y no saben aprovechar este territorio: ven la astilla en el otro ojo y no ven el tronco en el propio. La Amazonía necesita una mirada amorosa para poder seguir siendo el factor de vida y futuro para quienes allí viven y para toda la humanidad, lamentablemente hoy estamos muy lejos de esto y caminamos ciegamente directo hacia un hoyo por el egoísmo y el deseo de acumular más y más.

Contemplación

Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta palabra de Dios en preparación del Sínodo. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para el Sínodo Amazónico.

Dia 18

Cita para meditación de cierre

Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata (...) Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil (...) Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Evangelii Gaudium, 53.

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