Dios lleva nuestras cargas
Es una invitación a la alabanza del Señor. Tiene grandes referencias a la marcha de los israelitas en el desierto “Oh Dios, cuando salías al frente de tu pueblo y avanzabas por el desierto, la tierra tembló, el cielo destiló ante Dios el Dios de Israel” (v 8). Y tras cuarenta años de peregrinación llegan a la Tierra Prometida.
El Señor ha tenido siempre piedad de los insignificantes, de los oprimidos, como dijo a Moisés he oído el clamor de mi pueblo; no de un pueblo cualquiera sino de su pueblo, es decir él se identifica con los desheredados de nuestro mundo:“Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece, sólo los rebeldes se quedan en la tierra abrasada” (v 7). Pero tengamos presente que Dios no usa una varita mágica para liberar a los necesitados; la barita mágica somos cada uno de nosotros. Recurramos a satisfacer las necesidades de los pobres según nuestras posibilidades. “Sed misericordiosos como el Padre es misericordioso” (Lu 6,36).Texto: Hna. María Nuria Gaza.