Fe inquebrantable de Job
Job fue un creyente que la maldad del enemigo no pudo doblegar. De hombre respetado por todos, con buena posición social de repente se ve caído en la desgracia: pierde sus bienes materiales, sus hijos y luego la salud. Con todo, este insigne personaje no maldijo a Dios por las desgracias acaecidas, antes bien decía: “Dios me lo ha dado, Dios me lo ha quitado, bendito sea su santo nombre” (Job 1,21).
San Pablo en sus cartas a los Romanos y a los Colosenses expresa que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros y que los y sufrimientos que experimenta completan lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia (Ro 8,18; Col 1,24).
En realidad en nuestra vida cotidiana vemos a Dios cuando cumplimos sus mandatos y sabemos que sus mandatos son amarlo a él y a los demás. Si tiendo la mano al desvalido estoy viendo a Dios. El libro de Job, es uno de los libros de la Sagrada Escritura de un autor de consumado estilo y de gran belleza, con un lenguaje poético, sonoro y lleno de ritmo. Si no se ha leído en su totalidad vale la pena hacerlo. Texto: Hna. María Nuria Gaza.