Hijos de la luz

Luz
“Todos vosotros sois de la luz y del día: no somos de la noche ni de la oscuridad. Por eso, no debemos dormir como los otros, sino mantenernos despiertos y en nuestro sano juicio. Los que duermen, duermen de noche, y los que se emborrachan, se emborrachan de noche; pero nosotros, que somos del día, debemos estar siempre en nuestro sano juicio. Debemos protegernos, como con una coraza con la fe y el amor; y cubrirnos con un casco, con la esperanza de la salvación” (1 Te 5,5-8).San Pablo afirma que los cristianos somos hijos de la luz y no de las tinieblas. Al menos este es el deseo que debe habitar nuestro corazón y no como los que no tienen fe en el Dios vivo.

El tiempo de verano es un tiempo propicio para examinarnos si en nuestro interior todo es claro y diáfano o existe algún rincón oscuro en nuestro corazón, si fuera así en este camino estival intentemos con todas las fuerzas de nuestro ser de barrer la oscuridad para que no queden zonas tenebrosas en nuestro interior y podamos presumir de este hermoso título con el cual nos califica el Apóstol de los Gentiles. Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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