La Transfiguración Lugar de la Luz

Lugar de la Luz
Lugar de la Luz

El Tabor es un lugar privilegiado, para observar la bella explanada de Ysreel («Dios ayuda» en hebreo), o lugar de la «fecundidad» que se extiende a sus pies.

“En la luz de la fe encuentro fuerza,

la constancia, y la perseverancia.

Con la luz de la fe,

me sostengo sin desfallecer en el camino”

(Santa Catalina de Siena).

El 6 de agosto, mañana, celebramos litúrgicamente la fiesta de la Transfiguración del Señor (Lc 9,28b-36).

Éste día me lleva espiritualmente al Tabor, lugar donde hace unos años tuve la gracia de conocer, de vivir momentos especiales y únicos allí, donde experimenté las palabras que Pedro dirige a Jesús: “Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí!”. Sí, cuando estás tan cerca del Señor, no hay más, nada es superable, ya sea en la montaña o en otro lugar, lo que importa es su presencia en tu vida.

Jesús nos quiere cerca para dejarnos transformar por su amor, cerca para orar y amar pero también nos quiere bien despiertos para saber afrontar las dificultades, para reconocer el lugar de la luz y ése no es otro que el lugar que ocupa Jesús en nuestra vida. ¡Subamos a la montaña para estar con Él! Al bajar, aquello que hemos vivido verdaderamente con el Señor, será nuestra fortaleza en el caminar, especialmente en los momentos menos fáciles, nos será de gran ayuda mirar a la montaña y recordar el lugar de la LUZ ¡nos seguirá acompañando! ¡Caminemos en presencia del Señor!

En este día Jesús nos invita también a subir a la montaña, al monte Tabor para así, cómo fortaleció la fe de los apóstoles, también se fortalezca nuestra fe en Jesús y aumente hoy un poco más el deseo de escucharle, acogerle y seguirle en nuestras vidas.

“«A ir a un lugar silencioso y más concretamente a la montaña» es la invitación de Jesús a los tres discípulos a quienes dejará « ver » para que ellos «puedan ver mejor», su misterio y en ese misterio comprender mejor la llamada que han recibido y en la que poco a poco van entrando en un proceso de intimidad iluminadora.

El Tabor es un lugar privilegiado, para observar la bella explanada de Ysreel («Dios ayuda» en hebreo), o lugar de la «fecundidad» que se extiende a sus pies.

El Tabor ayudó a los discípulos a entrar en la intimidad de la persona de Jesús con su transfiguración que no podía sino invitar a la propia transfiguración de ellos o con el lenguaje del evangelio, a una metamorfosis. Les ayudó a percibir que en Jesús, la historia de ayer, sintetizada en Moisés y Elías, se realizaba y que el Dios de las promesas es también el Dios de las realizaciones actualizadas en cada momento de la historia. 

El Tabor les ayudó a los discípulos a concientizar su tarea de «escuchar para vivir, de escuchar para anunciar, de escuchar para adquirir la verdadera manera de «VER CON FE Y AMOR ».

EL TABOR ES INTIMIDAD, ES SILENCIO, ES ESCUELA, ES LUGAR DE LA LUZ" (Reflexión del Padre Álvaro Restrepo).

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