La Puerta Santa

Misericordia
Dentro de unos días se va a cerrar la Puerta Santa del Año Jubilar de la Misericordia. Pero cerrar la puerta de la Misericordia no significa que tengamos que cerrar la puerta de nuestro corazón a la misericordia. Dios no la tiene jamás cerrada. Al contrario, Él quiere que todas las puertas del corazón de los creyentes estén abiertas, nos lo dice claramente el libro del Apocalipsis: “Mira, yo estoy en la puerta: si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y comeremos juntos” (20). El intercambio que se va a establecer entre él y nosotros cambiará nuestras perspectivas, nos enseñará cómo debemos actuar frente a los que se acercan a nosotros por cualquier motivo, porque Él hará nacer y crecer en nuestro corazón su amor misericordioso, su compasión, su ternura y cada vez nos asemejaremos más al Padre misericordioso.

Así, pues, tenemos un largo camino que recorrer hasta que un día sea el Padre quien nos reciba en su casa con los brazos abiertos y nos estrechará contra su corazón lleno de misericordia. ¡Qué hermoso ha sido este Año Jubilar de la Misericordia, y qué camino tan largo nos queda por recorrer!: “Misericordiosos como el Padre”.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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