El ayuno que agrada a Dios

Ayuno
El ayuno es una práctica muy presente en la Sagrada Escritura. Pero no todos los israelitas tenían una concepción justa del mismo; por esta razón los profetas arremetían contra lo que ellos llamaban ayuno y que Yahvé detestaba. Isaías en su capítulo 58 declara: “¿Creéis que el ayuno que me agrada consiste en afligirse, en agachar la cabeza como un junco y en acostarse entre ásperas ropas, sobre ceniza? ¿Esto es lo que vosotros llamáis ayuno, día agradable al Señor? Pues no lo es. El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia…que recibas en tu casa al pobre sin techo, en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes" (58,5-7).

En una palabra lo que reclama el profeta en nombre de Dios es la misericordia. Asimismo el profeta Oseas dice a los israelitas: “Lo que quiero es misericordia, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos” (Os 6,6). Jesús recoge estas citas de los profetas en casa de Mateo cuando los fariseos critican al Maestro de comer con publicanos y pecadores: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores” (Ma 9,13). Con esta expresión Jesús nos enseña la auténtica práctica del ayuno, sin despreciar por ello el ayuno en sí. Es que la misericordia es lo que más nos asemeja al corazón del Padre: “Sed misericordiosos como el Padre” (Lu 6,36).Texto: Hna. Maria Núria Gaza.
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