Abre los oídos... Te busco

Te busco
Te busco

Hay encuentros que cambian el rumbo de la propia vida y más cuando Alguien se hace el encontradizo ¡Te encontré! Es la frase que suena y late en el corazón cuando la mirada nos lleva al encuentro con el Señor.

A lo largo de nuestra vida son muchas las experiencias que vamos teniendo, encuentros que van dejando algo en nosotros e incluso con el paso del tiempo nos lleva a pensar en aquello que se vivió y cómo lo hicimos.

Hay encuentros que cambian el rumbo de la propia vida y más cuando Alguien se hace el encontradizo ¡Te encontré! Es la frase que suena y late en el corazón cuando la mirada nos lleva al encuentro con el Señor. Si pronuncio te encontré, sin duda, es porque Él salió al encuentro, se hizo visible en el camino de la vida invitando a reconocerlo y a seguirle.

¿Buscas al Señor? ¿Estás en la encrucijada de seguirle o mirar hacia otro lado? Abre los oídos, escucha el corazón, déjate conducir por Él. En la búsqueda el deseo es insaciable,  lo importante es ponerse en sus manos y ser capaz de caminar fiándose del amor que te va cambiando la vida, llena tu existencia y no hay palabras para expresarlo en plenitud, si Dios entra en nuestra vida es para quedarse. ¡Déjale entrar!

¡Déjale entrar!

“Señor, te encontré en mi vida. Aquí, en el silencio interior de mi ser, en la intimidad donde habitas TÚ, sacias en este encuentro el Amor insaciable que sigue buscándote, deseándote, esperándote, en el palpitar que late por Amarte en la finitud que no te abarca, porque espera más, desea más…”

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