"La Europa de hoy no es una democracia" González Faus: "El 26-M son elecciones sobre un neoliberalismo contrario a lo mejor de Europa"

Bansky, ante la salida de Reino Unido de la UE
Bansky, ante la salida de Reino Unido de la UE

"Europa no solo ha renunciado a sus raíces cristianas (fraternidad e igualdad) sino también a sus raíces griegas (democracia y razón)"

"El Nombre de la (EU) Ropa": Parodiando a Umberto Eco ante las próximas elecciones

Según el mito del Génesis, el ser humano recibió de Yahvé el poder de "dar nombre a las cosas" (Gen 2,20). En la mentalidad hebrea el "nombre" alude, por así decir, al contacto con la esencia de una realidad. Por eso Yahvé, el totalmente Trascendente, no dará su Nombre cuando se revela a Moisés. Mientras que Adán será capaz hasta de dar nombre a la mujer (Gen 2,23).

Pero todo esto era antes de la caída. Después del intento adámico de "ser como Dios", uno de los destrozos que eso introduce en la capacidad humana es la pérdida de la capacidad para dar nombre. Perdida la inocencia original, el ser humano pierde la capacidad de acercarse a la realidad de las cosas y lo único que hace es desfigurarlas interesadamente. Y no hace falta ser creyente para percibir esto: ahí está aquella historia de "El nombre de la rosa" y toda la reacción filosófica del llamado "nominalismo", contra una filosofía demasiado segura de su verdad.

Mancha y parcialidad

Esa mancha constitutiva afecta ahora a nuestra vida de comunicación y, en particular, a la vida política. Toda nuestra capacidad de relación está lastrada por la "parcialidad" (en cuanto opuesta a totalidad). Ahí van algunos ejemplos rápidos que estarán en la memoria de todos.

El nombre de la rosa

Franco nos hablaba de 25 (o 40) "años de paz". Y algo de eso había; pero se ocultaba que era una paz impuesta mediante el crimen y la tiranía. Unos "políticos delincuentes" son ahora calificados, única y exclusivamente, como "presos políticos", aprovechando una deficiencia de nuestra legislación sobre la prisión preventiva y la exageración de un juez. Pero olvidando también que solo hemos protestado contra esa injusticia legal cuando afectó a cuantro o cinco "Vips" y no antes cuando había afectado a mil pobres diablos. Hay políticos que se ponen medallas alegando que "crean empleo"; pero saben muy bien que lo que ellos han creado no es empleo sino "precariedad y horas extras no pagadas: una verdadera tragedia. Otros se llaman "centro-derecha", pero deberían saber que lo más típico de todo "centro" es la disposición a dialogar con todos; y ellos se presentan negándose a dialogar con muchos... O si no, halagan nuestros oídos con la palabra "progresista" como si fuera lo típico de las izquierdas, sin decirnos, por ejemplo, que nuestro progreso es el que se ha cargado a la tierra  o que voces  muy significativas y honestas de la izquierda (como Simone Weil o W. Benjamin) son muy duros no con la idea del progreso sino con este progreso nuestro del que Benajmin llega a decir que lo estamos convirtiendo en  "un camino de regreso a la barbarie".

Eurófobos, brexiters, "autodesignados europeístas"...

Y aquí aparece otro nombre: "Europa", que algunos utilizan como emblema de un futuro mejor, mientras tachan de "eurófobos", generalizando, a todos los que disienten de ellos o intentan sugerirles algún matiz. Poco se nos ha explicado que algunos de los que votaron sí al Brexit inglés no lo hicieron por razones nacionalistas, sino porque, viendo los caminos en los que había entrado Europa, creyeron que toda justicia social sería imposible si Inglaterra no se separaba. No eran así todos los "brexiters", por supuesto. Pero sí fueron los suficientes para dar mayoría al sí. Y sobre esto, todos los autodesignados europeístas, "mutis por el foro".

Brexiters

Así nos vamos acercando a las próximas elecciones. En una falsa etimología Europa podría significar "buena cara" (ops-opis, en griego significa rostro). Más probable (aunque tampoco cierta) sería la etimología de "rostro amplio" (euris, en griego significa ancho). Y aquí estamos otra vez con "el nombre de la rosa" de U. Eco y con la falsificación de los nombres. Porque habría que hablar más bien de una "Disropa" o de una "Bankropa", como se puso de manifiesto con la obligación impuesta a ZP de cambiarnos la Constitución en favor de los Bancos, y con la conducta cruel para con Grecia, mientras Alemania y Francia se perdonaban sus propios incumplimientos. Razón tienen quienes han apelado al antiguo mito  del "rato de Europa": no es que sean “eurófobos” sino que son conscientes de que la Europa que estamos creando tiene poco que ver con la que soñaban Adenauer y Schumann y De Gásperi.

Europa no solo ha renunciado a sus raíces cristianas (fraternidad e igualdad) sino también a sus raíces griegas (democracia y razón). Y cada vez me parece más actual aquel verso de José Bergamín: “Europa no habla griego, que habla gringo”. Los disparates italianos o polacos son barbaridades, sin duda. Pero más que culparlos a ellos, deberíamos preguntarnos si no nos hemos ganado esos extremismos con nuestra ambición por implantar un euro antes de tiempo y con nuestra obsesión por una Europa-mercado antes que una Europa-casa. "La avaricia rompe el saco" dice un refrán castellano que podemos parodiar diciendo: "la avaricia rompió a Europa".

Francisco en Aquisgrán

Las próximas elecciones no son propiamente elecciones sobre Europa: son elecciones sobre un neoliberalismo contrario a lo mejor de Europa. La Europa de hoy no es una democracia: el Parlamento tiene muy poco poder (ahora parece que tendrá un poquito más y ojalá sepamos aprovecharlo). El gobierno ("la Comisión") no es elegido; y lo que funciona como tratados fundacionales (Lisboa. Maastricht...) fueron aprobados de manera pseudodemocrática. Por eso, a la hora de votar, no habrá que fiarse de los que se llaman "europeístas" porque pueden ser, otra vez, "el nombre de la rosa". Habrá que buscar más bien si  quieren una Europa de la libertad para la fraterndiad y la igualdad, o una Euorpa cuyo horizonte sea aquella parodia que hizo E. Dussel de la inscripción del dólar: "in Gold we trust".

Y por si ayuda, o por si extraña lo que he dicho, recomiendo leer el discurso de Francisco a Europa en Aquisgrán, hace ya tres años, al recibir el premio Carlomagno. Adjunto como apéndice una selección de frases suyas (donde la sistematización y los subtítulos son  míos).

Francisco en Aquisgrán

APÉNDICE

1.- ¿Qué le pasa a Europa?

La creatividad, el ingenio, la capacidad de levantarse y salir de los propios límites pertenece al alma de Europa. En el siglo pasado dio testimonio a la humanidad de que un nuevo comienzo era posible: después de años de trágicos enfrentamientos que culminaron en la guerra más temible que se recuerda, surgió con la gracia de Dios una novedad sin precedentes en la historia… Aquella atmósfera de novedad, aquel ardiente deseo de construir la unidad  parecen estar cada vez más apagados; nosotros, los hijos de aquel sueño estamos tentados de caer en nuestros egoísmos, mirando lo que es útil y pensando en construir recintos particulares. Sin embargo estoy convencido de que la resignación, el cansancio no pertenecen al alma de Europa y que también las dificultades pueden convertirse en fuentes promotoras de unidad.

¿Qué te ha sucedido Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? ¿Qué te ha pasado Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores? ¿Qué te ha ocurrido Europa, madre de pueblos y naciones, madre de grandes hombres y mujeres que fueron capaces de defender y dar la vida por la dignidad de sus hermanos?

2. ¿Qué necesita Europa?

2.1. “Una transfusión de memoria” (Elie Wiesel)

“La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan” (Schumann). “El futuro de Occidente no está amenazado tanto por la tensión política, como por el peligro de la masificación, la uniformidad de pensamiento y del sentimiento; en breve: por todo el sistema de vida, de la huida de la responsabilidad, con la única preocupación por el propio yo” (Adenauer).

2.2. Capacidad de integrar

Los reduccionismos y todos los intentos de uniformar, lejos de generar valor, condenan a nuestras gentes a una pobreza cruel: la de la exclusión. Y más que aportar grandeza, riqueza y belleza, la exclusión provoca bajeza, pobreza y fealdad. Más que dar nobleza de espíritu, les aporta mezquindad…. El rostro de Europa no se distingue por oponerse a los demás sino por llevar impresas las características de diversas culturas y la belleza de vencer todo encerramiento.

2.3. Capacidad de Diálogo

Si hay una palabra que tenemos que repetir hasta cansarnos es ésta: diálogo. Estamos invitados a promover una cultura del diálogo, tratando por todos los medios de crear instancias para que esto sea posible y nos permita reconstruir el tejido social. La cultura del diálogo implica un auténtico aprendizaje, una ascesis que nos permita reconocer al otro como un interlocutor válido; que nos permita mirar al extranjero, al emigrante, al que pertenece a otra cultura como sujeto digno de ser escuchado, considerado y apreciado,… la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones.

Esta cultura del diálogo debería ser incluida en todos los programas escolares como un eje transversal de las disciplinas

2.4. Capacidad de generar

Nadie puede limitarse a ser un mero  espectador, ni un mero observador… ¿Cómo podemos hacer partícipes a nuestros jóvenes de esta construcción cuando les privamos del trabajo, de empleo digno que les permita desarrollarse a través de sus manos, su inteligencia y sus energías? ¿Cómo pretendemos reconocerles el valor de protagonistas cuando los índices de desempleo y subempleo de millones de jóvenes europeos van en aumento?

La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral… Esto requiere la búsqueda de nuevos modelos económicos más inclusivos y equitativos, orientados no para unos pocos sino para el beneficio de la gente y de la sociedad… Pasar de una economía que apunta al rédito y al beneficio, basados en la especulación y el préstamo con interés, a una economía social que invierta en las  personas, creando puestos de trabajo y cualificación… Tenemos que pasar de una economía líquida, que tiende a favorecer la corrupción como medio para obtener beneficios, a una economía social que garantice el acceso a la tierra y al techo por medio del trabajo.

 3. La iglesia

Su tarea coincide con su misión: el anuncio del Evangelio, que hoy más que nunca se traduce principalmente en salir al encuentro de las heridas del hombre, llevando la presencia fuerte y sencilla de Jesús, su misericordia que consuela y anima. Dios desea habitar entre los hombres, pero puede hacerlo solamente a través de hombres y mujeres que, al igual que los grandes evangelizadores del continente, estén tocados por él y vivan el Evangelio sin buscar otras cosas.Un sueño

 4. Un sueño

Sueño una Europa joven, capaz de ser todavía madre, una madre que tenga vida porque respeta la vida y ofrece esperanza de vida. Sueño una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida porque ya no tienen nada y piden refugio. Sueño una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte. Sueño una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano. Sueño una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo; donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable.

Sueño una Europa… con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes. Sueño una Europa que promueva los derechos de cada uno, sin olvidar los deberes para con todos. Sueño una Europa de la cual no pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía. Gracias

Elecciones al Parlamento Europeo

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