Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU Auza insta a los Estados a que ratifiquen el tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares

Monseñor Bernardito Auza
Monseñor Bernardito Auza

Lamenta en una ponencia en Nueva York los "más de 2000 ensayos nucleares, realizados en cuatro continentes y en la zona del Océano Pacífico, por ocho Estados"

Reitera la "profunda preocupación" de la Santa Sede por el "uso violento de la energía atómica"

(Vatican News).- “Hoy es una ocasión para que la comunidad internacional vuelva a comprometerse a hacer todo lo necesario para garantizar que los ensayos nucleares queden definitivamente relegados al pasado”: lo afirmó este 9 setiembre en Nueva York el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Monseñor Bernardito Auza, en el curso de la Reunión Plenaria de Alto nivel acogida en la Asamblea General de la ONU, con ocasión del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares.

Un Día Internacional cuya conmemoración y promoción contribuye “aumentar la conciencia y la educación pública acerca de los efectos humanitarios de las explosiones de ensayo de armas nucleares, con miras a crear las condiciones necesarias para una proscripción universal de los ensayos nucleares como paso hacia el logro de un mundo libre de armas nucleares”, afirmó el Arzobispo Auza en su ponencia.

Hace 74 años, el primer ensayo nuclear

Mons. Auza recordó que "el primer ensayo de un arma nuclear, tristemente apodada 'Trinidad', tuvo lugar hace 74 años en el desierto de Nuevo México, en los Estados Unidos de América", y ha sido seguido hasta ahora "por más de 2000 ensayos nucleares, realizados en cuatro continentes y en la zona del Océano Pacífico, por ocho Estados", además de Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte.

Armas nucleares
Armas nucleares

El pedido incesante de la Santa Sede

El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU precisó que incluso antes de aquel primer ensayo nuclear, “la Santa Sede ya había expresado su profunda preocupación por el uso violento de la energía atómica y desde entonces ha pedido incesantemente que se prohíban los ensayos con armas nucleares”.

Llamado a ratificar el TPCEN

Tras recordar que “la Santa Sede ha ratificado el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCEN) porque está firmemente convencida de que no se deben realizar más ensayos nucleares explosivos”, Mons. Auza instó “a los Estados cuyas ratificaciones son indispensables para la entrada en vigor del TPCEN a que ratifiquen el Tratado. Las moratorias unilaterales, - puntualizó - que afortunadamente se han mantenido firmes desde 1998 con la única excepción de los ensayos de armas nucleares realizados por la República Popular Democrática de Corea, nunca pueden considerarse un sustituto duradero del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares en vigor”.

Armas y ensayos nucleares causa de sufrimientos inaceptables

Además, prosiguió el arzobispo Auza, “el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares prohíbe los ensayos nucleares, ‘conscientes del sufrimiento inaceptable y de los daños causados a las víctimas del uso de armas nucleares (hibakusha), así como a los afectados por los ensayos de armas nucleares’. La Santa Sede, que ratificó el Tratado el primer día en que se abrió a la firma y la ratificación, espera con interés el día en que entre en vigor, con la esperanza de que ese día sea más pronto que tarde”.

El Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, que se observa cada 29 de agosto, conmemora la clausura del polígono de ensayos nucleares de Semipalátinsk, la cual ocurrió ese mismo día de agosto en 1991.

Bernardito Auza, en la ONU en Nueva York
Bernardito Auza, en la ONU en Nueva York

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