150 años de la Diócesis de Vitoria. Primeras reflexiones. La OPORTUNIDAD.

El pasado 11 de septiembre el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, recordaba en el santuario de la patrona de la Diócesis, la Virgen de Estíbaliz, aquel 8 de septiembre en el que Pío IX firmaba la Bula de Erección In Celsissima, documento que confería a Vitoria su categoría de Diócesis. No obstante este mandato papal no se haría efectivo hasta el 28 de abril, festividad del patrón de Álava y de la Diócesis, San Prudencio. Independientemente de estas fechas monseñor Asurmendi ha elegido el 27 de noviembre, comienzo del nuevo año litúrgico, para poner punto de inicio a la celebración del 150 aniversario de la creación de la Diócesis de Vitoria.

En ese primer Domingo de Adviento las parroquias de la diócesis recibirán los primeros materiales relacionados con la efeméride: la carta pastoral, que está prácticamente culminada, en la que el obispo reflejará los tres principales objetivos de esta celebración: Confirmar en la fe, Crear Comunidad y proyectar hacia el futuro a la Comunidad Diocesana; un cartel identificativo de los 150 años y un programa con los principales actos preparados para este curso.

Non solum sed etiam.
Ciertamente que la celebración de la creación (prefiero este término al de erección que, aunque histórica y etimológicamente es correcto, no vamos a ocultar que en los últimos tiempos se ha encajonado en otros ámbitos, y utilizado hoy en cuestiones eclesiásticas da para más que un juego de palabras o chistes fáciles) de la Diócesis de Vitoria, invita a múltiples reflexiones, y en esta primera entrega vaya una sobre “LA OPORTUNIDAD” de una Comunidad Diocesana ante una fecha redonda como esta.

Ciertamente que 150 años no son muchos para una Diócesis, pero el recorrido histórico de la de Vitoria es suficiente como para invitar a la reflexión en una mirada al pasado y desde ahí plantear una proyección de futuro, al menos, a corto y medio plazo. Por eso es una oportunidad para llegar a conocer las pinceladas más destacadas de nuestro pasado, sus luces y sombras, sus claroscuros, los trazos impolutos y los borrones más imborrables. Es una oportunidad para conocer la verdadera historia de la Diócesis de Vitoria.

No sé si un evento de estas características es digno de ser “agraciado” con la categoría de año Jubilar, con las connotaciones diversas que de ello se puede derivar. Desconozco si, de ser posible, se han hecho gestiones para ello. Pero independientemente de esto, y aunque, o bien no se haya pensado en ello o bien no le corresponda tal distinción, no deja de ser una oportunidad para que las celebraciones fuesen jubilares, jubilosas y generadoras de gozo y esperanza. Más diría, si los objetivos que el obispo se marca para este curso y la celebración de esta efeméride se cumpliesen, aunque fuese solo de manera incipiente, sin duda que el 2012 podría considerarse un año de júbilo, es decir, Jubilar, para la Diócesis de Vitoria.

A veces las celebraciones son un momento que permite disponer de la “gran escusa”, de la gran oportunidad, para potenciar, resaltar, reavivar, recuperar, relanzar, reinaugurar, recrear, presentar o descubrir todo tipo de proyectos: materiales o inmateriales, culturales, humanísticos, sociales y espirituales. Algunos ya se contemplan en el programa previsto, pero en los momentos de fiesta es la oportunidad de ser ambiciosos, es la oportunidad de apostar por más. Y en esto a veces los cristianos pecamos de “tacaños”.

Desde este pequeño rincón virtual alojado en Religión Digital intentaré aportar mi particular visión de cuanto se refiera a la celebración del 150 Aniversario de esta Diócesis de Vitoria, amparada bajo la protección de la Virgen de Estíbaliz y el Ángel de la Paz, San Prudencio. Es una oportunidad que no quiero dejar pasar.
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