I Encuentro de Paz y Reconciliación en Vitoria Encuentros de autocrítica de una generación que sueña con la reconciliación.

Encuentros de autocrítica de una generación que sueña con la reconciliación.
Encuentros de autocrítica de una generación que sueña con la reconciliación. VLG

“la reconciliación precisa de pasar página pero después de haber leído “todos” los párrafos.”

“no se puede pedir el mismo recorrido en el camino de la reconciliación a víctimas y victimarios.”

No era la primera vez que el Secretariado Diocesano de Vitoria organizaba un encuentro para abordar el tema de la paz y la reconciliación, pero sí la primera que se hacía con el formato que la diócesis de Bilbao viene haciendo desde hace años, con un esquema de exposiciones y talleres de participación. 

Exactamente 30 personas se reunieron en la sala escogida de las dependencias diocesanas en Vicente Goikoetxea. Un número de personas escaso, a juicio del delegado diocesano Luis Antonio Preciado, pero que, también a su juicio, “refleja la realidad social que ha predominado en Álava con respecto a estos temas”. El profesor de antropología Jesús Prieto, uno de los ponentes, en un gesto de autocrítica personal y social reconocía que la sociedad vasca, en general, y alavesa en particular, “reaccionamos tarde a la hora de sumarnos a la iniciativa de Gesto por la Paz”. Carlos Samaniego, quien fuera cargo público en la Diputación alavesa en tiempos de Rabanera, recordó las consecuencias del terrorismo en su vida y en la de su entorno. Y, también recordó con dolor, cómo en las concentraciones que se convocaban tras cada asesinato él veía a muchas personas pasar por delante con indiferencia o mirando para otro lado. “Cómo hemos podido vivir con la losa del silencio de tantos” decía. Galo Bilbao, profesor de ética y responsable del servicio de paz y reconciliación de la diócesis de Bilbao, también aludió a muchos gestos por parte de la Iglesia, no solo institucional, sino de los cristianos en particular, que merecerían una reflexión. También dijo que ese reconocimiento de no haber estado a la altura ya se ha hecho en varias ocasiones y por varios agentes eclesiales. 

El primero en intervenir fue Carlos Samaniego, que quiso tener un primer recuerdo a su compañero Gregorio Ordoñez, de cuyo asesinato se cumplen ahora 25 años. Recordó cómo, a su pesar, tuvo que aceptar la escolta y ver cómo cada día se veía alterada su vida y la de los suyos. Pero “no podía tener miedo para no transmitir miedo a mi entorno”. Sus escoltas le dijeron sin ambages que su vida “era una lotería”, y que “en la medida que les hiciese caso se reducían los boletos de ser víctima de un atentado”. Otro punto en el que insistió Samaniego es en el de que “no hay batalla del relato. Hay un solo relato: gente que mató a otros por pensar diferente. Y que dejaron de matar porque no les compensaba.”

Samaniego reconoció que él no puede perdonar a quien no pide perdón, y manifestó su deseo de poder vivir “sin miedo y sin rencor”.

Galo Bilbao tomó el relevo en la exposición y, recogiendo algunas ideas de las que ya ha escrito en publicaciones como “Perdón y sociedad: algunos aportes”, señaló la importancia de “generar las condiciones necesarias para que los asesinados sean recordados y los supervivientes transiten a su condición de ciudadanía.” En otro momento dijo que “a las víctimas no se les puede exigir que perdonen, pero al victimario sí se le puede pedir que reconozca su error y que pida perdón.” En la misma línea se manifestaba Prieto en su turno de intervención cuando decía que “no se puede pedir el mismo recorrido en el camino de la reconciliación a víctimas y victimarios.”  Prieto centró su exposición sobre todo en los conceptos de memoria y relato, que los considera imprescindibles, y concluyó diciendo que “la reconciliación precisa de pasar página pero después de haber leído “todos” los párrafos.”

La participación entre el público no fue muy alta, y en la mayoría de casos se hacían desde la experiencia personal en relación a toda esta historia, de la que, por lo que se desprende de estos encuentros, queda aún mucho camino que recorrer.

I Encuentro Paz y Reconciliación Vitoria

Non solum sed etiam.

De regreso a casa fui procesando los sentimientos que me había producido el encuentro de paz y reconciliación al que había asistido. Resonaba en mi cabeza las referencias que Carlos Samaniego había hecho sobre su hija Paula, quien durante años ha vivido con la imagen, preciosa imagen también quizá, de que los escoltas de su padre eran sus amigos. De hecho confesó mantener el trato con ellos. Por otro lado la baja participación por un lado, y la edad de la misma que estaba por encima de los cincuenta y pico, me confirmó la tesis de que el tema de la reconciliación es una cuestión que nos afecta a los que andamos de los cincuenta para arriba. Que “Paula” no se merece como herencia la tarea de la reconciliación, que ella no tiene que reconciliarse con nadie de aquel asunto. Que es un tema de los de la generación de sus padres y abuelos. Queda mucho camino por andar en el tema de la reconciliación, pero lo tenemos que andar nosotros,y, ojalá, dejemos como herencia para su orgullo una reconciliación cerrada. Pero claro, para ello es importante que demos pasos de “aceptación” de muchos hechos; y por otro lado que dejemos de trasladar a las nuevas generaciones sentimientos que son del pasado y no del presente ni de su futuro; y ahí tanto las derechas manteniendo un tipo de discurso anclado en situaciones del pasado (ojo, que ello no quita para exigir que los asesinatos no esclarecidos aún lo sean de inmediato), como los nacionalistas otro en el que a veces parecen moverse en dos aguas, y los independentistas otro  en el que se enrocan y niegan a decir claramente: “matar fue un error y ninguna ideología puede justificarlo”. Mientras esos discursos se mantengan solo serán palos en la rueda para la reconciliación. 

Samaniego dijo en este encuentro que víctimas lo fuimos todos, de una manera u otra y, no sería mal paso, abrir ese concepto de víctima para incluir a las víctimas inocentes y a quienes fueron víctimas de sí mismas, de sus actos y de una ideología equivocada y deleznable en lo que al valor que daba a la vida humana. 

Pero repito, todo este trabajo nos corresponde a los de 50 para arriba. A las nuevas generaciones ojalá les dejemos una etapa de la historia cerrada, que vaya muriendo definitivamente con cada uno de nosotros. Que las nuevas generaciones bastante van a tener con enderezar la sostenibilidad del planeta en la que también hemos colaborado a llegar donde estamos.

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