MME Mes Misionero Extraordinario Una Expo Misionera hace 70 años

Una Expo Misionera hace 70 años
Una Expo Misionera hace 70 años MMDDVV

A la exposición acudió el Nuncio y hasta el NO-DO

La película "La Mies es mucha" (1948) tenía como referente la vida de un misionero alavés

Con motivo del Mes Extraordinario Misionero convocado por el Papa Francisco Vitoria cuenta con una exposición que ha titulado “100 años de compromiso misionero”. Se da la casualidad de que hace 70 años Vitoria contó también con una magna exposición misionera, de la que se conservan algunas imágenes que se exponen hoy en la calle Dato. 

Aquella exposición contó con la colaboración de la Diputación Foral de Álava y de la Escuela de Arte y Oficios, que fue la sede de la misma. 

Allí estuvieron representadas 14 “familias” religiosas, órdenes y congregaciones religiosas con misioneros en sus filas. En las tres amplias galerías de la Escuela se colgaron 120 cuadros, gráficos y estadísticos de la cooperación de las parroquias de Vitoria con las OMP, Obras Misionales Pontificias. 

La pared frontal la cubría un gran “mapa mundi” en el que se señalaron todos los puntos en los que había presencia misionera vasca. Recordemos que aún en ese año la Diócesis de Vitoria comprendía también a los territorios de Vizcaya y Guipúzcoa. Sería justo al año siguiente cuando se aprobaría la creación de las diócesis de Bilbao y San Sebastián.

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En diez bastidores se pudo recoger la relación de todos los misioneros con sus datos biográficos y la parroquia a la que pertenecían. 

En el primer piso, en una pequeña capilla de estilo gótico, se instalaron 22 figuras de un metro veinte de altura que representaban a otros tantos misioneros diocesanos que habían dado su vida y derramado su sangre en las misiones. 

El que figuraba como primer mártir era el franciscano Fr. Pascual, que  murió en China en el siglo XIV. Además también se podían ver las figuras de los venerables Esquivel y Valle, y del Beato Tomás de Zumárraga que murió mártir en Japón. 

Entre las curiosidades que se podían ver en la exposición había un mapa en el que figuraban las rutas de Fray Martín Ignacio de Loyola, eibarres, sobrino del fundador de los jesuitas, que dio la vuelta al mundo en tres ocasiones. También en un mapa se recogían las fundaciones de los franciscanos Fray Junípero Serra y el vitoriano Fray Fermín Lasuen, reconocidos como los fundadores del Estado de California. 

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El 30 de julio de 1949 el periódico, El Pensamiento Alavés, le dedicaba una amplia información a la exposición y a la presencia del Nuncio, monseñor Caetano Cicognani, con motivo de la inauguración oficial de la exposición el domingo 31 de julio, festividad de San Ignacio de Loyola. Se celebró una misa en un altar instalado en la fachada principal de la sede de la exposición, y participaron en la ceremonia un sacerdote chino y dos diáconos, uno misionero árabe y otro de la India. Fue una misa Cantada obra del maestro Arámburu y en la que participaron las Capillas de Vitoria, el Orfeón del Casino y la Escolanía de Tiples de la Catedral de Santa María. 

Antes de la celebración tuvo lugar una singular procesión de ciclistas procedentes de todas las parroquias de la ciudad que portaban ramos de flores para ofrecer a los mártires misioneros. Esta procesión fue recogida por el equipo de filmación del NO - DO.

Un año antes de esta exposición en las pantallas de cine se proyectaba  una película con una historia misionera: “La Mies es mucha”. Un jovencísimo Fernando Fernán Gómez daba vida a un misionero que partía para la India, para la misión de Katinga. La sinopsis de la película dice: El misionero español Santiago Hernández llega a una región de la India, para suceder al padre Daniel, gravemente enfermo y que fallece pocos días después. Sandem, traficante y usurero, presta dinero a los indígenas, que son obligados a trabajar como esclavos en una mina cuando no pueden pagar sus deudas. Para acabar con esta situación, el padre Santiago se responsabiliza de las deudas de toda la tribu. Pero cuando vence el pagaré que ha firmado, Sandem le exige el dinero. En estas circunstancias, empiezan a llegar al poblado indígenas enfermos de peste. 

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Entre el plantel de actores se encuentran Sara Montiel, Enrique Guitart, Julia Caba Alba,  y Rafael Bardem, entre otros. Pues bién la historia de este misionero está inspirada en otro misionero, un alavés nacido en Murguía el 27 de octubre de 1909. Se llamaba Florencio Echávarri y Eguiluz. A los trece años ingresó en la Congregación de los Padres Paules. Cursó sus estudios en Guadalajara, Madrid, Villafranca del Bierzo, Cuenca y finalmente en Londres, lo que le aportó sus conocimientos del inglés para que en 1939 partiese para la India. Allí aprendió también la lengua uría y estableció su campo de actividad apostólica en Katinga. Cuando se estrenó la película él era un misionero en activo. Vivía en una mísera choza al lado de su pequeña iglesia, junto al bosque. De hecho, parece ser que la piel de una pantera, de la que tuvo que defenderse, fue donada y expuesta en la exposición de Vitoria. Eran otros tiempos, otras circunstancias y otras mentalidades. Por cierto, esta película fue patrocinada por la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias.  

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La película puede verse en este enlace

https://gloria.tv/video/oyZZGbzYc2z86rEdb7vqYHiR7     

Non solum sed etiam

He de reconocer que todos estos datos han sido fruto de la casualidad, o en una opción más romántica, un regalo de mi madre, Casilda, desde el cielo, al descubrir en una de sus “cajas de los tesoros” recuerdos de su juventud, como la revista Aleluya de las chicas de la A.C. de la parroquia de San Vicente. Allí me he topado con estos datos, que hoy pueden saltar a la actualidad con la excusa del MME.

Y tras reconocer mi fuente de información, de forma excepcional, un sencillo comentario al hilo de cómo se hacían antes las cosas. Si uno se detiene un poco en las fotos se observa como toda la información ha sido obra de un trabajo artesanal y minucioso, cada mapa, cada letra, cada dibujo. La relevancia que tuvo este acto, con la presencia del Nuncio, y la respuesta popular deja ver también cómo el tema misionero calaba en la gente. Hablamos de años en los que todavía existían las cartillas de racionamiento, que para aquellos que ni sepan lo que era, como yo que no lo viví, era la asignación de una cantidad de ciertos alimentos básicos (aceite, azúcar, arroz, alubias, lentejas, bacalao, café, chocolate, leche condensada y patata. También se incluía entre los productos el jabón para la limpieza y el aseo) para cada persona. Por qué traigo a colación este dato. Pues porque entre una población que sabía lo que era pasar necesidad, estrecheces, limitaciones tan simples como la cantidad de comida y el precio al que tenía que pagarla, la empatía con aquellos pueblos donde viajaban nuestros misioneros era más fácil. Más allá del paternalismo que se pudiese sentir, o de que para muchos “bautizar negritos era la tarea suprema de nuestros misioneros” (luego nos fueron contando que si ellos fueron también con esa idea, en el terreno se les fue modificando “un poco” los objetivos de la misión y la evangelización de los pueblos.) el caso es que los pobres, (ricos en comparación sin duda) de nuestra tierra, sintonizaban con los pobres, de solemnidad,  de aquellas otras tierras. Es posible que la abundancia cause ceguera.

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