Religión y convivencia Un paso más para la creación del Consejo Interreligioso vasco

Esperanza
Esperanza VLG

La versión civil del “que todos sean uno”

“La diversidad religiosa no es ya una variable sino una realidad irreversible en las sociedades avanzadas europeas” Este es el marco en el que, Jonan Fernandez, secretario general de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación, entiende el proyecto de ley que en breve se remitirá al Parlamento Vasco. El Consejo de Gobierno aprobó este martes el Proyecto de Ley de Lugares, Centros de Culto y Diversidad Religiosa en la Comunidad Autónoma del País Vasco, cuyo objetivo es proteger la convivencia, la diversidad y el derecho a la libertad religiosa en la sociedad vasca.

“La libertad religiosa es un Derecho Fundamental, y una de las maneras en las que se plasma esta libertad es en la libertad de culto y la posibilidad de tener lugares de culto” señala Fernández.

Jonan Frenandez

“La ley que se propone, establece un marco de derechos y deberes para las diversas confesiones religiosas a la hora de abrir y poner en marcha sus centros de culto, y todo esto en relación con los ayuntamientos y otras instituciones públicas”.

Este proyecto de Ley, determina que los planes municipales de ordenación urbanística deberán contemplar, en función de la disponibilidad de suelo existente, reservas para equipamientos de carácter religioso.

Concreta, además, los preceptos relativos a licencias urbanísticas, a la comunicación de apertura de centros de culto, otras autorizaciones de actividad, condiciones técnicas y materiales de obligado cumplimiento para los lugares y centros de culto, y medidas contra el incumplimiento de las condiciones de apertura.

Del mismo modo, se regula la utilización esporádica de equipamientos o espacios de titularidad pública para fines religiosos y contempla, en este sentido, la posibilidad de que los Ayuntamientos destinen lugares, locales o edificios de uso público a fines pluriconfesionales.

Fernández matiza que quedan fuera de esta ley los centros penitenciarios, cementerios y hospitales porque ya tienen un marco propio de regulación.

logos confesiones religiosas

Quizá la mayor novedad, y que responde a un proyecto en el que se viene trabajando desde hace casi una década, es la creación del Consejo Interreligioso Vasco como órgano de diálogo y colaboración de las instituciones con las diferentes confesiones y comunidades religiosas “en el que se prevé que todas las confesiones religiosas estén representadas y también los ayuntamientos, las instituciones, las universidades, etc y que ese espacio sea un foro de diálogo y encuentro sobre la cuestión religiosa e interreligiosa en Euskadi.”

La importancia de este futuro Consejo Interreligioso vasco radica, como comenta Jonan Fernández, en que “se van a poder hacer informes, estudios, y que será el órgano que conozca los problemas que puedan surgir para aportar soluciones.” En este órgano se pretende que estén representadas todas las confesiones religiosas registradas, también una representación institucional del Gobierno Vasco, diputaciones y ayuntamientos, y también se contempla la presencia de representantes de entidades sociales que trabajan por la inter religiosidad y el diálogo religioso.”

Este tema se viene trabajando más concretamente desde el 2011, coincidiendo con la legislatura de Patxi López como Lehendakari.

En el pasado se han vivido episodios violentos de rechazo a la apertura de centros religiosos, concretamente de mezquitas. La ley, según Fernández, “viene precisamente a regular los procedimientos y que si surge un conflicto encontrar una solución al mismo”.

Según la información facilitada por el Gobierno Vasco, este proyecto de ley  cuenta con cuatro principios inspiradores:

  1. a) La garantía del ejercicio de la libertad religiosa y de culto
  2. b) La garantía de igualdad de trato entre las diversas comunidades y confesiones religiosas
  3. c) La garantía de unas condiciones óptimas de seguridad y salubridad en la apertura y utilización de lugares y centros de culto.
  4. d) El derecho a disponer de lugares destinados al ejercicio de la libertad religiosa y de culto en condiciones de igualdad.

Uno de los objetivos de la norma es evitar cualquier forma de discriminación. A estos efectos, el proyecto define lo que se entiende por discriminación directa e indirecta

  1. a) Se produce discriminación directa cuando una iglesia, confesión o comunidad religiosa recibe, en relación con la apertura y funcionamiento de espacios de culto, un trato diferente injustificado.
  2. b) Se produce discriminación indirecta cuando un plan de ordenamiento urbanístico, una licencia, o concesión ocasionan una desventaja injustificada a una Confesión respecto a otras.

En definitiva, como señala el secretario general de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación: “pretende ofrecer una respuesta normativa coherente, viable y plenamente conforme con los principios del ordenamiento vigente a una realidad social emergente e íntimamente ligada al ejercicio de un derecho fundamental.”

Non solum sed etiam.

Sinceramente confío en ese futuro organismo del Consejo Interreligioso vasco. Confío en que sea la institución que ayude a realizar una lectura del hecho religioso como Dios manda, si se me permite la expresión.

Las creencias religiosas que nacen de la necesidad del ser humano de relacionarse con lo transcendente o son una aportación a los valores que nos hacen más humanos (la paz, la convivencia, la tolerancia, el respeto, la solidaridad, …) o distan mucho de ser auténticas herencias de un Dios o dioses que nos convengan.

Estoy de acuerdo con ese principio de que las instituciones públicas no tienen que manifestarse ni a favor ni en contra de las religiones, ni fomentar el hecho religioso, ni juzgarlo como algo positivo o negativo a priori, pero sí creo que entre sus funciones está el garantizar la libertad religiosa. Los poderes públicos tienen que amparar el hecho religioso en su ámbito privado y en el público también. Máxime en la evolución social que vivimos en donde la globalización alcanza a todos los aspectos del ser humano.

Por eso necesaria es la ley de centros de culto y, más necesario aún, la creación de ese Consejo Interreligioso que nos acerca, en cierto modo, a ese deseo de unidad que, al menos, en lo civil debe primar. Para lo teológico, doctores tienen las iglesias.

Y, si nos fijamos un poco, los mejores principios civiles de la convivencia humana ya vienen recogidos en los grandes y sagrados libros.

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