'Alto y bajo clero' Antonio Aradillas: "De la carrera eclesiástica, ¡líbranos Señor!"

clericalismo
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El pueblo-pueblo sufre las consecuencias de la abismal discordancia y los rebautiza con la  expresión pedestre, vulgar, malsonante, discriminatoria, ordinaria y, en definitiva, feudal, de “Alto” y de “Bajo”- clero. ¿Hay quién dé más?

La denuncia de no pocos componentes de la misma carrera eclesiástica que llegan ya a proclamar, y a denunciar, la obsesión clerical todavía vigente, de identificar la religión con el pecado y la liturgia, está soberanamente subscrita por el propio papa Francisco con su doctrina y repetidos testimonios de vida

El  tema-eje de esta reflexión  se concentra en cuanto es y se relaciona  con lo que se suele llamar “carrera eclesiástica”, identificable con actitudes, trabajos, tareas o ministerios  que se dicen y se “viven” como religiosas y a las que  el sentido común y la lógica obligan a enclaustrar entre los  correlativos interrogantes de cada una de las palabras “carrera” Y “eclesiástica”. El pueblo-pueblo sufre las consecuencias de la abismal discordancia y los rebautiza con la  expresión pedestre, vulgar, malsonante, discriminatoria, ordinaria y, en definitiva, feudal, de “Alto” y de “Bajo”- clero. ¿Hay quién dé más?.

“Carrera”, y además “eclesiástica”, se aplica  a toda actividad  a la que se dedican los curas, obispos, arzobispos, metropolitanos, cardenales y demás números  y dignidades del escalafón,  en el que están situados, o esperan estarlo algún día, previa “oposición”, “a dedo” o por cualquier otro  procedimiento  más o menos legítimo,  y espiritualmente  aceptable, con sus respectivos emolumentos, en esta vida y en la otra.

Acudir al diccionario

El diccionario de la RAE  nos sale salvadoramente al encuentro  con la mejor de las intenciones  y nos sirve, entre otras, estas definiciones:

“Carrera” = “conjunto de estudios  que hacen a una persona  apta para ejercer una profesión”. “Hacer carrera”= prosperar en una profesión”.  “Profesión” = “actividad en la que una persona trabaja  a cambio de un salario”. “Salario”= cantidad de dinero  con que se retribuyen  los trabajos preferentemente manuales”. “Retribuir” =  “remunerar, pagar…” Al término “Iglesia” –“eclesiástico/ca”- , y con el “Nihil Obstat” del académico  jerárquico de turno, el diccionario le adscribe la definición de “comunidad formada  por todos los cristianos que viven la fe  de Jesucristo”.

Equipados con tal riqueza verbal y escrita, ¿será posible seguir llamando “carrera” a la sobreseída “eclesiástica”? Tanto en su preparación como en su desarrollo  y actividad  ¿Se trabaja al igual  y por las correspondientes aspiraciones  a las de cualquier otra actividad  o motivo?. ¿Resultan ser los motivos económicos  los que prevalecen sobre otros, tal y como pudieran  los sobrenaturales, inherentes  al concepto de “vocación”  con el que se arropan  y subliman “profesiones” como la clerical?

El Papa dice No al clericalismo
El Papa dice No al clericalismo

De entre todos los grados  que configuran la actividad tenida  y considerada normalmente  como “carrera eclesiástica”, ¿A cuántos números de sus escalas en la sociedad actual podrían aplicárseles la terminología profesional o laboral  propia y al uso? Aparte de que, pese a quejas y reclamaciones de algunos,  de que  precisamente la “eclesiástica” no se encuentra entre  las más pingües y remuneradas, para pocos es un secreto  que en dignidad, en “dignidades”, y en ejecutoria, la “carrera eclesiástica” ocupa puestos relevantes  de consideración cívico social cierta y representativamente estimables.

Ni carrera ni eclesiástica

La “carrera eclesiástica” jamás, y por los siglos de los siglos, podrá ser ni “carrera” ni “eclesiástica”. Los devotos del “carrerismo” que se dice religioso,  mienten ya desde la raíz de sus planteamientos elementalmente espirituales, encubiertos los términos  en los hábitos talares  y en palabras y conceptos que dicen sagrados y aún sacramentales, tanto en los ámbitos del “alto” como del “bajo” clero.

La denuncia de no pocos componentes de la misma carrera eclesiástica que llegan ya a proclamar, y a denunciar, la obsesión clerical todavía vigente, de identificar la religión con el pecado y la liturgia, está soberanamente subscrita por el propio papa Francisco con su doctrina y repetidos testimonios de vida.

Por tanto, de “carrera eclesiástica”,  y de “alto y bajo clero”, nada de nada o “¡líbranos, Señor!”, Amén

No al clericalismo y los abusos del poder
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