Arzobispo emérito de Tánger: "Me resulta escandaloso que haya más información sobre un catarro de Ronaldo que sobre los muertos en el Mediterráneo" Santiago Agrelo: “La responsabilidad en la muerte de migrantes en el mar es de todos”

Santiago Agrelo, Arzobispo emérito de Tánger
Santiago Agrelo, Arzobispo emérito de Tánger

Yo veía al emigrante como alguien que no tiene derecho a pasar las frontera. Todo eso cambia radicalmente cuando tienes delante no una información sobre emigrantes, sino a un emigrante

El derecho de emigrar es un derecho reconocido por las Naciones Unidas y reconocido prácticamente por todas las naciones del mundo; Y ese derecho está pisoteado por todos

Del rechazo a los inmigrantes tienen mucha responsabilidad los medios de comunicación

Cuando se trata de emigrantes normalmente no se habla de hombres, de mujeres, de niños, no se habla de personas, se habla de problemas. Ese lenguaje no es inocente, es perverso

Las fuerzas del orden muchas veces han ido mucho más allá de lo que puede ser el control de las presencias legales. Han deportado a gente que tenía papeles en regla

(Deia).- Desde que llegó a Marruecos, Santiago Agrelo ha dado su voz al drama que provocan las políticas de migración europeas, españolas y marroquíes. La semana pasada participó en las jornadas Besozabalik: Experiencias de acogida a personas refugiadas y migrantes.

¿Cómo le ha cambiado esa experiencia?

Me cambiaron la visión de la inmigración, radicalmente. Yo veía al emigrante como alguien que no tiene derecho a pasar las fronteras. Pensaba que quienes quisieran pasar la frontera tenían que hacerlo con la ley de esta nación en la mano. Dos años antes de ir a Marruecos, en la frontera de Ceuta murieron varios emigrantes y recuerdo que consideré que no tenían razón para estar ahí y que de alguna manera eran los responsables de su propia muerte. Todo eso cambia radicalmente cuando tienes delante no una información sobre emigrantes, sino a un emigrante. De repente no tienes delante un problema, sino a una persona. Y la persona empieza a tener derechos que tú reconoces, aunque ella no exija nada.

Ha sido muy activo durante sus 12 años en Tánger, se ha volcado en la asistencia a los emigrantes.

Cuando yo llegué, Cáritas ya ayudaba a los emigrantes. El problema que se me planteó es que la atención de Cáritas era una atención diaria, que se hacía con responsabilidad, pero no había un control sobre la asistencia, no había un presupuesto con el que contar. Se atendía y a final de mes se hacían las cuentas y desde el obispado se cubrían los gastos. Llegó un momento que yo eso no lo podía sostener. Entonces pensé en crear una institución diocesana que tuviese unos recursos económicos. Fue cuando se creó la Delegación Diocesana de Migraciones, que separó la atención a los emigrantes de las actividades de Cáritas.

También les ha llevado comida a los bosques.

Cuando iba a Ceuta, en la autovía veía a grupos de migrante pidiendo y llegó un momento que pensé: esto no puede ser así, estos chicos tienen hambre todos los días y se necesita que se les ayude. Entonces organicé, desde la delegación de migraciones, una asistencia programada a los bosques. Les llevábamos alimentos, fundamentalmente arroz, conservas, tomate, frutas... En fin, lo básico para que pudiesen prepararse una comida en el bosque. Mantas, miles de mantas, para el frío de las noches, y plásticos, mucho plástico para que pudieran hacerse sus tiendas.

Pero eso cambió en 2018.

Sí, se produjo un paso masivo de migrantes por la valla de Ceuta y desde ese momento comenzaron a apartar a los emigrantes de una manera muy dura de las fronteras, no solo de los bosques, también de las ciudades. Eso cambió muy a peor la situación de los emigrantes, pasaron a ser fácilmente identificables y la actuación de las fuerzas del orden muchas veces ha ido mucho más allá de lo que puede ser el control de las presencias legales. Han deportado a gente que tenía papeles en regla; cuando digo deportar no es mandar fuera de Marruecos, sino trasladar del norte de Marruecos al Sur, alejar de las fronteras. Yo conozco chicos que con su documentación regular en Marruecos los pillaban en el mercado haciendo la compra, los metían en la furgoneta y los desplazaban.

Naufragio de migrantes en el Mediterráneo

Ahora que conoce bien la realidad de la migración, ¿quién es responsable de la muerte de los migrantes en el mar?

La responsabilidad es de todos porque a este lado de la frontera todos podemos permitirnos un estilo de vida al que, además, consideramos que tenemos derecho. Y nos lo podemos permitir precisamente porque robamos en África. África es un continente expoliado, del que nos beneficiamos todos menos los africanos.

Por otra parte están las políticas de fronteras que constituyen una violación sistemática de derechos de las personas. El derecho de emigrar es un derecho reconocido por las Naciones Unidas y reconocido prácticamente por todas las naciones del mundo;cualquier ciudadano tiene derecho a salir de su país cuando quiera y a regresar cuando quiera. Y ese derecho está pisoteado por todos. ¿Cómo se puede hacer sin que ninguna institución jurídica levante la voz? ¿Quiénes pagan las consecuencias de la violación de ese derecho? Los pobres, los que necesitarían ser más protegidos, los más vulnerables. Los demás, los que se defienden, esos pasan todas las fronteras.

La política es la que tiene seguramente mayor responsabilidad, pero pienso que la política es la que es porque las sociedades permiten que así sea y tal vez sea la que quieren. Entonces, yo pregunto, ¿por qué esa conciencia de rechazo al emigrante en la sociedad? ¿Por qué la sociedad ve al emigrante como una amenaza?

¿Por qué?

Ahí entra la responsabilidad de los medios de comunicación, que me parece tan grande o mayor que la responsabilidad de los políticos. Los medios tienen la responsabilidad primero de informar, cosa que no hacen. De hecho, me resulta escandaloso que haya más información sobre un catarro de Ronaldo que sobre los muertos en el Mediterráneo o que nos preocupemos de los muertos en las cunetas hace 70 años y no nos preocupemos de cerrar las tumbas que se abren en el Mediterráneo cada 70 horas. Y luego está el lenguaje que se utiliza. Cuando se trata de emigrantes normalmente no se habla de hombres, de mujeres, de niños, no se habla de personas, se habla de problemas. Se habla de irregularidades, de ilegalidades, de mafias, y se emplea un lenguaje militar: nos invaden, nos asaltan. Ese lenguaje no es inocente, es perverso, crea una conciencia de rechazo en la sociedad hacia el emigrante. Con lo cual, nos encerramos en nuestro círculo y los emigrantes seguirán muriendo como si no fueran responsabilidad nuestra. Mi única preocupación es luchar para cambiar esa conciencia en la sociedad.

Migrantes en el Open Arms
Migrantes en el Open Arms

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