El nuevo gobierno libio quiere aplicar la ley islámica Cristianos a la sombra de la Sharía

En el corazón de la ciudad vieja de Trípoli la iglesia anglicana de Cristo Rey, con su espigado campanario, es una excepción en medio de decenas de mezquitas. Varios jóvenes armados miembros de la revolución se mueven por su interior entre imágenes de la Virgen y Jesucristo. Son miembros del nuevo comité del barrio encargados de la seguridad desde que hace diez días los rebeldes tomaron el control de la ciudad. Lo cuenta Luis de Vega en ABC.

Parecen llevarse bien con el reverendo Hamdy S. Daoud, un egipcio de 50 años que llegó en 2008 a Libia. «Este es un país islámico muy moderado. Mis vecinos son gente pacífica y no hemos sufrido daños estos días. Rezamos para que así siga siendo». «Sólo entraron en la iglesia para comprobar que no se habían refugiado aquí mercenarios», aclara este hombre con un visible crucifijo plateado sobre la pechera.

En Trípoli hay cinco iglesias cristianas reconocidas: la católica, la anglicana, la griega copta, la unionista y la copta ortodoxa, que sufrió hace unas semanas daños durante los bombardeos de la OTAN sobre la capital, lo que levantó las protestas de los representantes cristianos, liderados por el obispo italiano Giovanni Martinelli.

«Me voy a quedar aquí con la esperanza de ver a Libia como un gran país del norte de África», dice el reverendo anglicano. ¿Cree que se verá afectada la vida de los cristianos en esta nueva Libia? «En la televisión se dicen muchas cosas, pero quién sabe». ¿Y qué opina del deseo del Consejo Nacional Transitorio de imponer la Sharía, la ley islámica? «Eso es bueno para los musulmanes pero no sé si será mejor para los cristianos. Según la Sharía los musulmanes deben proteger a los cristianos. Pero no quiero hablar mucho de esto», zanja.

«Estamos en manos de Dios», se limita a responder Stephen, un togolés de 28 años que no se ha ordenado todavía sacerdote, mientras reza el rosario en el primero de los bancos de la iglesia católica de San Francisco, en el barrio de Dahra. La puerta principal está cerrada y al edificio hay que acceder por un jardín lateral en el que hay varios coches aparcados. La iglesia no ha sufrido daños en la batalla, pero hace unos días entraron a llevarse, entre otras cosas, varias televisiones.

«Muchos de los africanos tienen miedo a venir a la iglesia por las detenciones. Están escondidos», explica Hamdy S. Daoud, refiriéndose a las redadas que están llevando a cabo los rebeldes en busca de ciudadanos subsaharianos a los que acusa de haber servido de mercenarios a Muamar Gadafi.

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