Camino o el arte de empeñarse en negar las evidencias

Es un maestro de la apología y del regate corto. Juan Antonio Martínez Camino ha aprendido, además, a lo largo de estos años como portavoz, las técnicas mediáticas y políticas del titular y del arte de negar las evidencias. Sólo que la Iglesia no es un partido ni una empresa. Y su portavoz exagera tanto, barre tanto para su casa que reviste casi todo lo que dice con un aura de incredibilidad.

En la rueda de prensa de conclusión de la Plenaria volvió a tirar de manual. De su inconfundible manual. Con argumentos de trazo grueso. Acusando a "determinados intereses políticos" y "mediáticos" de haber montado la polémica "falsa y ficticia" del obispo Reig y haber extendido la sombra de la sospecha sobre las Hijas de la Caridad, congregación a la que pertenece la tristemente célebre Sor María, imputada en un caso de niños robados.

La culpa es de los demás. Siempre y sólo de los demás. No nos quieren y nos persiguen. Y, además, como son tan poderosos, la pobre Iglesia se queda desairada. Como un político cualquiera.

Sin reconocer nada, sin la más mínima autocrítica. No es posible que todos los medios se equivoquen. Porque todos los medios (incluso los más conservadores) criticaron y exhibieron retazos de la homilía de monseñor Reig el día de Viernes Santo. No es posible acusar a los medios del caso de Sor María. Ni de que, con él, quieren manchar la imagen de las Hijas de la Caridad.

Con técnicas impresentables: La de echar balones fuera o la de la fortaleza asediada y atacada por oscuros enemigos, a los que no se nombra ni se cita por sus nombres y apellidos. ¿Quuén orquestó esas campañas y por qué? ¿Cuáles son esos intereses políticos e ideológicos, capaces de poner contra las cuerdas a la Iglesia? ¿Son tan malvados esos susodichos actores sin nombre que hasta pueden inventarse la homilía de un obispo y las acciones de una monja? No se puede, en estos temas, lanzar la piedra y esconder la mano. Porque el que lo hace se desacredita y desacredita a la institución.

Hoy, los medios (de derechas o de izquierdas) no se casan con nadie. Camino debería saberlo ya. Y obrar en consecuencia. Camino no puede seguir creyendo que da sopas con honda a todos los profesionales de la información. Por muy listo que sea.

La Iglesia española (y su conferencia episcopal) necesita un cambio de personas. Tanto en la presidencia como en la portavocía. Lo saben los obispos. Y lo sabe el Vaticano, que no tardará en hablar. Antes de lo que algunos preveían. Pronto, muy pronto...

José Manuel Vidal
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