La sombra de Maciel es alargada

No cabe la menor duda de que la política de tolerancia cero hacia la pederastia de las manzanas podridas del clero se instauró en la Iglesia católica gracias al empeño decidido del Papa Ratzinger. Hay quien dice, incluso, que esta política papal de transparencia total (tanto en el tema de la pederastia como en el de las finanzas) es la que destapó el tarro de las luchas intestinas, de los topos, de los rumores, de las filtraciones interesadas y de las luchas de poder en la Curia romana. Fiel a esta política y como signo externo de penitencia y de apoyo total, hasta ahora, en todos los viajes, Benedicto XVI se reunió con algunas de las víctimas de los curas abusadores. ¿Por qué, en México, no se va a reunir con las víctimas de Maciel?

¿A qué se debe este agravio comparativo? ¿Es que las víctimas del fundador de la Legión de Cristo son menos víctimas? Sólo cabe pensar que, entre las élites político-financieras mexicanas, en la Curia romana o/y en lo más alto de la jerarquía católica mexicana, sigue habiendo "protectores" camuflados de Maciel y de los Legionarios. El dinero sucio de la Legión salpicó a muchos altos jerarcas del Vaticano y de México. Hay muchos que tienen mucho que ocultar. Y, para no quedar en evidencia, para no remover las turbias aguas, que trata de pacificar y limpiar el cardenal De Paolis, están presionando al Papa y a su entorno para que no reciba a las víctimas de Maciel. No vaya a ser que alguno en la Legión (entre ellos el otrora poderosísimo Luis Garza) saquen papeles, tiren de documentos y dejen en evidencia a más de un cardenalazo de la Iglesia.

Espero que no lo consigan. Y que Benedicto XVI, fiel a sus principios y a su trayectoria, utilice la misma vara de medir con las víctimas de Maciel que con las demás víctimas del clero abusador. Éste es un Papa sabio y, por lo tanto, justo. Estoy seguro que recibirá a algunas de las víctimas de Maciel en México. De no hacerlo, la decepción será profunda y la injusticia, irreparable.

José Manuel Vidal
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