Concluye la 70 Semana de Misionología sobre "Misión y Familia" Anastasio Gil: “Las familias enviadas a la misión no son un hecho anecdótico, son algo necesario”

(Luis Miguel Modino).- En una sociedad donde casi todo pasa rápido de moda y se ve como algo ultra pasado, que un evento se celebre durante 70 años consecutivos muestra su importancia. Podemos decir que la 70 Semana Española de Misionología, un clásico en la Iglesia hispánica, que ha sido clausurada este jueves en Burgos y que ha tenido como tema de reflexión "Misión y Familia", es un claro ejemplo de ello.

Al ser preguntado por el balance sobre la Semana, Anastasio Gil, Director de Obras Misionales Pontificias y una de las voces más autorizadas en lo que hace referencia a la organización del trabajo misionero en España, no duda en afirmar que "la 70 Semana Española de Misionología en Burgos ha logrado una armonía perfecta y equilibrada entre la reflexión teológica, la experiencia misionera de los protagonistas de la misión, la participación activa de los semanistas y el ambiente humano y eclesial", constituyendo "una nueva oportunidad para descubrir la esencialidad de la familia en la actividad misionera de la Iglesia".

En su opinión, "la realidad familiar no es un acontecimiento coyuntural, sino que arranca de la misma esencia de Dios". Desde la familia y la experiencia de familias misioneras, la Semana ha servido como instrumento que puede ayudar a buscar y hacer realidad propuestas de futuro, que ayuden a concretizar esa Iglesia de discípulos misioneros, en salida, por la que tanto aboga el Papa Francisco.

Anastasio Gil considera tan fundamental el papel de la familia en el futuro de la misión, tradicionalmente visto como algo propio de curas y monjas, que no duda en afirmar que "la familia en la misión no es un hecho anecdótico y complementario, sino que la actividad misionera de la Iglesia debe realizarse en y desde la realidad familiar. Las familias enviadas a la misión son necesarias y la Iglesia ha de proporcionar los medios y herramientas para que esta cooperación se incremente".

Esta dimensión no sólo afecta a la misión ad gentes, sino que también se debe llevar a cabo entre colectivos que, en muchos casos, no tienen cabida en la realidad eclesial española, como son los separados, divorciados y emigrantes, a quienes muchas veces la propia Iglesia coloca en guetos dentro de las propias comunidades parroquiales. Lo mismo se puede decir sobre la necesidad de hacerse presentes en muchas familias españolas, donde hoy ya se hace necesario llevar a cabo el primer anuncio del evangelio.

El Director de OMP ha destacado "la presencia de un nutrido número de delegados diocesanos de misiones, con la Comisión episcopal de Misiones a la cabeza, lo que ha sido una muestra más del interés y de la necesidad que tienen las diócesis de España de plantearse su compromiso misionero, no sólo con la cooperación misionera con los territorios de misión, sino con su implicación en una pastoral misionera en España".

Algunos momentos de esta Semana, entre los que se puede destacar los fuertes testimonios misioneros de familias que llevan o han llevado a cabo un trabajo misionero tanto dentro como fuera de España, son en opinión de Anastasio Gil, un "aldabonazo en muchas conciencias para predisponerse para la escucha de la llamada a la misión".

Al mismo tiempo que afirma la grandeza de la disponibilidad de muchas familias para ser enviadas en misión, no duda en resaltar que debe "hacerse por parte de la Iglesia de manera eclesial y razonada, pues hay una relación directamente proporcional entre la preparación y la presencia de estas familias en la misión para tomar parte en las tareas de la evangelización".

No es bueno hacer las cosas con prisa, tampoco en el campo misionero, ya que "si en el envío predominan las urgencias y los sentimientos, la misión quedará resentida y las experiencias se tornan adversas no solo para la misión sino también para la fe".

Momentos como la Semana Española de Misionología, "con un clima de oración y de fraternidad como argamasa, llevan a unir en un mismo armazón las ideas, los sentimientos y los compromisos", reconoce Anastasio Gil, provocando que "quienes han participado retornan a sus lugares de origen con la alegría de saber que algo ha sucedido en sus vidas que les ayudara a fortalecer su compromiso misionero".

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