Consejo de la Presidencia de la CEM en Palacio Nacional López Obrador y obispos de México, nuevas formas de colaboración

Migración, violencia, regeneración del tejido social, construcción de la paz, defensa de la vida, pastoral penitenciaria y castrense, entre los temas.

amlo cabrera

La reunión del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y los obispos del Consejo de la presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano -los arzobispos Rogelio Cabrera López, Carlos Garfias Merlos y los obispos Alfonso Miranda Guardiola, Ramón Castro Castro, José Leopoldo González González y Javier Navarro Rodríguez- este 17 de junio, tuvo por telón de fondo la grave y desbordada situación migratoria que México enfrenta especialmente en los acuerdos tenidos con el gobierno de los Estados Unidos y la adopción de medidas en torno a la contención de migrantes centroamericanos conforme a las exigencias de Donald Trump a cambio de revertir la imposición de aranceles a mercancías nacionales.

La última reunión entre Andrés Manuel y los obispos de México fue en septiembre pasado en El Refugio durante un curso de formación permanente en la arquidiócesis de Monterrey, Nuevo León. A puerta cerrada y por casi una hr, fue una exposición de los temas coincidentes entre el presidente electo y la CEM. De acuerdo con algunas versiones, Andrés Manuel dijo que en la nueva etapa política, obispos y eclesiásticos deben poner por delante “el interés general del país para sacarlo del atraso” por ideales, principios, humanismo y buena fe. Un escueto comunicado de la oficina de comunicación social de la CEM mencionó que López Obrador habló de su proyecto de gobierno y los temas urgentes para ser atendidos de manera inmediata: pobreza, migración, violencia, corrupción, impunidad, vida y libertad religiosa para todas las confesiones.

Tras su triunfo el 1 de julio, con más del 53 por ciento de los votos, los obispos de México dieron un "saludo y felicitación" a López Obrador. Para la cúpula episcopal, la solución a los problemas del país está en el involucramiento de todos los electores porque "ningún gobernante por sí mismo tiene todas las ideas y todas las soluciones. Es responsabilidad nuestra seguir participando cívicamente, siempre con respeto de los derechos humanos y del auténtico bien común".

Nueve meses después, la cúpula de los obispos de México se encuentra en Palacio Nacional para tratar el tema migratorio y mostrar al presidente la gran capacidad humana y de infraestructura para la atención migratoria con la que cuenta la Iglesia católica mexicana. Según el comunicado de la CEM, esa labor “no siempre es reconocida” y llama la atención la urgencia de los obispos para activar nuevos puentes de entendimiento “para unir fuerzas, coordinarse y garantizar la seguridad de los migrantes y los agentes de pastoral”.

tuit mons castro amlo

El llamado no es ocioso. La CEM lo hizo en otras ocasiones ante la explosión de caravanas migrantes que rebasan cualquier capacidad de organización y de recursos financieros. Lo último provino de la diócesis de Tapachula el fin de semana pasado cuando Mons. Jaime Calderón Calderón, a través de un comunicado, advirtió que es propio de la fe ver a los migrantes como hermanos e iguales. “Ciertamente las condiciones económicas y políticas de nuestro país no nos ayudan a tender una mano amiga a quienes pasan por nuestro territorio, pero la generosidad y hospitalidad del pueblo mexicano nos ha abierto las puertas en otros países también. Seguimos animando a nuestros gobernantes a la coherencia entre lo que dicen y hacen y a no dejarse llevar por amenazas e intimidaciones”, advirtió el obispo de la diócesis chiapaneca, territorio en el cual se prevén cerca de 2 mil 500 elementos entre marinos, ejército, policía federal y de Guardia Nacional para este fin de semana.

Entregar a los funcionarios federales y al presidente López Obrador el novedoso Directorio de la CEM de las obras sociales de la Iglesia en México 2016-2018, apenas presentado en diciembre último, quiso ser una especie de "poner al día" al gobierno federal sobre la estructura organizada de la Iglesia católica a lo largo y ancho del país: información sobre albergues, hospitales, orfanatos, asilos y otros centros en los que la Iglesia tiene presencia social activa en misión de ayuda humanitaria y defensa de los derechos humanos invisible, pero que va haciendo la labor que, en ocasiones, el gobierno no realiza al quedar rebasado en sus capacidades.

Aunque el tema migratorio parece ser uno de los más urgentes, la violencia ha tocado recientemente a la Iglesia particularmente en pequeñas comunidades y localidades apartadas donde se viven riesgos que desgarran el tejido social mostrando su vulnerabilidad. La Iglesia fue la primera en alzar la mano para decir a Andrés Manuel que los planes de reconstrucción de la paz estaban disponibles para ser replicados en el país: Centros de Escucha, Equipos de Defensa de los Derechos Humanos, acompañamiento a las víctimas y talleres de construcción de la paz.Mons. Carlos Garfias Merlos, en un acto en Cámara de Diputados en abril pasado, ofreció la mano al gobierno para compartir toda esta experiencia en cuanto al resarcimiento del tejido social en un esfuerzo multidimensional; sin embargo, también reconoció que la instrumentación del proyecto de pacificación entre la Iglesia y el gobierno está "empantanado" mientras repuntan los índices de violencia en México.

El acercamiento de los obispos a la presidencia no es casual en los linderos de la pura cortesía. Representantes de iglesias y confesiones evangélicas han asestado el primer golpe para hacer notar su presencia e influencia ante el presidente que, en el discurso, echa mano de las citas bíblicas y del humanismo cristiano en el actuar político y trato a los demás. Los prelados católicos parecían estar a la zaga, pero en este importante movimiento, la acción del episcopado trae en cuanta la importante acción social que se desarrolla y que, en no pocas ocasiones, ha sido factor de estabilidad además de sacudir el tema de la anquilosada legislación en materia de libertad religiosa, pendiente de revisión.

Si bien esta reunión, a decir de Mons. Rogelio Cabrera, fue para el “acercamiento” y conocer de primera mano los planes del gobierno, tuvo en el fondo advertir a Andrés Manuel sobre el enorme despliegue social del catolicismo mexicano que no es menor y mucho menos puede ser eclipsado.

Hace 90 años, el 21 de junio de 1929, otro estilo de acercamientos y acuerdos entre el Episcopado Mexicano y el gobierno del presidente Emilio Portes Gil lograban la pacificación del país después de una violenta guerra de tres años. En esas coincidencias, con sus debidas dimensiones y en diferentes marcos históricos, la cúpula eclesiástica del Episcopado se reúne con el Presidente de México para hacer notar su presencia y colaborar en la construcción de puentes y diálogo que ayuden a la pacificación del país en esta dura guerra contra la violencia. Ese el péndulo de la historia.

gabinete obispos

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