De última hora, vicario de pastoral cambia objetivo ante el desfile de muertos Megamisión en el pantano

Megamisión en el pantano
Megamisión en el pantano

Desfile de Día de muertos es “oportunidad interesante” dice el padre Álvaro Lozano Platonoff

Se abre un tortuoso panorama para el vicario de pastoral del cardenal Carlos Aguiar Retes, padre Álvaro Lozano Platonoff, ante lo que pretende justificar como una causa viva y pujante, la malograda megamisión. La  que quería adornar la mitra de la iglesia para soñar del arzobispo ahora cada vez más se empantana sin remedio. Ya es pesadilla.

En entrevista a la Agencia Católica de Noticias, el padre Álvaro Lozano busca justificar lo que ya no puede enderezar a menos de 10 días de los eventos que marcarían la primera actividad misionera de consideración de la reducida y desmembrada arquidiócesis de México.

Resulta ahora que, según Lozano, todo estaba fríamente calculado para que los voluntarios participaran en el desfile internacional de día de muertos y se unieran, sin ningún conteo, a proclamar la conversión ecológica a los difuntos. Desdiciendo lo que había sido promovido en los medios arquidiocesanos, ahora Lozano los tacha de estar equivocados porque lo que realmente quiso decir es que el rally en el zócalo en realidad era desfilar por el centro histórico bailando y danzando a ritmo de calaveras y muertos: Recorrer 10 parroquias de la Arquidiócesis en el primer cuadro y no interfiere con la dinámica del rally, además de que le da una festividad al Centro Histórico donde el evento (Megamisión), se podrá favorecer justo de este desfile. Lejos de verlo como un obstáculo, lo vimos como una oportunidad muy interesante”, diría el optimista cura.

En el colmo, el sacerdote trata al clero y a los defraudados voluntarios misioneros de ingenuos cuando ahora, los cinco ambientes de la megaficción cambian de objetivo. Ya no es un rally, ya no es la misa en catedral, ya no es proclamar la conversión ecológica es “Justo aprovechar un desfile espiritual muy profundo, que es el recuerdo de nuestros muertos e interactuar con nuestra ciudad”, estableció. Y ahora, el megarally tiene por plaza conclusiva, la del monumento a la revolución, punto que ni siquiera se había contemplado al inicio de la accidentada planeación.

Lozano Platonoff. Vidente.

Lozano Platonoff. Vidente.

Lo que está pasando no puede quedar en la mera anécdota ni es para pasar por alto especialmente en los momentos mas delicados que vive esta arquidiócesis donde el cardenal simplemente es nulidad. La camarilla aguiarista ahora pretende tratar a los fieles como títeres que fácilmente pueden manipular al justificar sus crasos errores, graves omisiones y sus púberes delirios de la Iglesia para soñar. No sólo Lozano Platonoff falta a la verdad. Hasta el inicio de la semana que concluye, la Ciudad de México aún no liberaba el programa de actividades de las festividades de muertos. O el vicario de pastoral es un gran vidente o es un auténtico mentiroso. Y si es cierto que ya lo sabía, basta que presente a los medios, al clero y los voluntarios, los permisos que el gobierno de la ciudad de México tuvo que haber otorgado para desplegar un evento que ahora se hará en el Monumento a la revolución donde, presuntamente, se hará un festival de música según el sacerdote.

Sin embargo, ha trascendido igualmente que los sacerdotes de la herida arquidiócesis serán convocados de urgencia para ver cómo resucitar a un muerto. Después de la publicación del artículo “A la megamisión del cardenal Aguiar, le dan su calaverita…” ni tardo ni perezoso, Lozano usó a los medios del arzobispado para dar el calendario de actividades ya sin el megarally del zócalo. Más aun, un documento de la vicaría de pastoral, Comisión de Ministerios y Misión, Pastoral Juvenil Vocacionales, dirigido a los párrocos, rectores y capellanes en la Arquidiócesis Primada de México, del 16 de octubre, circuló en redes sociales y apenas informa de lo que deberían ser actividades de un mes misionero completo, no de quincena.

La rogativa del documento busca exhortar movilizar “nuestras comunidades parroquiales a seguir participando de esta Megamisión 2019, renovando en todos nuestros agentes laicos el compromiso misionero que requiere la Misión Permanente en nuestra ciudad generando en todos los fieles la conciencia que por ser bautizados son enviados, testigos del reino de Dios”. Patadas de ahogado de la moribunda megamisión.

Y más curioso es que el documento se valga de algo que Carlos Aguiar Retes ya no quería saber y que era propio de la desmantelada estructura arquidiocesana: La Misión Permanente.Ahora sí como tabla de salvación.

Al final, el sablazo comercial no escatima para apelar a la buena voluntad de los sacerdotes. Comprar las playeras de la megamisión que oscilan entre 85 y 100 pesos, según sea el caso, y que podrían abaratarse ante la falta de convocatoria para no quedar en el stock

La corte de Aguiaristas quieren tomar el pelo a la gente fiel y desinteresados voluntarios que pondrán esfuerzo y medios para atender una convocatoria que defraudó desde el principio, pero además trata al clero como una grupo de peones que deben obedecer sin chistar nada porque, según Lozano Platonoff, y atendiendo al decreto de la megamisión, “el cardenal Aguiar nos invita a hacernos presentes…” cuando su Eminencia ni siquiera acompaña a su presbiterio.

La insistencia se repite. Mientras esa cúpula vivió la buena vida en Colombia por casi dos meses donde el vicario de pastoral tuiteaba de lo que gozaba, sus subordinados, entre ellos el padre Manuel Sánchez, buscaron sin éxito convencer de algo que no tiene ahora mayor relevancia en la historia de la arquidiócesis de México. Ese esquema es la reproducción del modelo que se pretende imponer a esta Iglesia. Una camarilla de clérigos privilegiados que rodean a un arzobispo cada vez más cuestionado. De curas arrogantes que ponen adelante el Evangelio como la medida de sus ambiciones y prepotencias aun escondidas bajo las dulzonas frases de la pastoral de 130 caracteres. En la arquidiócesis de México aparecen ya los signos de los que tanto se habla y se desprecia en este pontificado de Francisco. Una desviación presagiada por esos pretendidos “profundos cambios” bajo el trademark Iglesia para soñar ®

Vicario de pastoral. Frivolidad.

Vicario de pastoral. Frivolidad.

Lozano Platonoff encabeza a esos clérigos aguiaristas que se legitiman por la meritocracia clerical como una hoja de parra usada con relativo éxito para desviar la vista de los aspectos más preocupantes de la vida arquidiocesana. Están alienados e incurables, su tendencia es incrementar la desigualdad entre el presbiterio y fieles… Es una generación individualista, de frivolidades, aunque presuman de decir “quiero cambiar el mundo”, es la corte sólo obediente al jefe y no a Cristo, pero sobre todo, son los clérigos más precarios que quieren ocultar sus carencias con títulos, cursos, conferencias, en el espejismo de Facebook y adictos a tuiter, con un Iphone injertado al cuerpo, tecleando para predicar el empoderamiento del pueblo desde la cima de sus privilegios.

Si tuvieran un poco de dignidad, deberían renunciar. Padre Álvaro, todavía hay salvación. Es fácil… renuncie.

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