Un año disparejo también encierra esperanza



Editorial. El Semanario de Guadalajara / Se asoma ya un año difícil, sorpresivo e inquieto; pero sobre todo, un tiempo que debiera estimular a toda la raza humana a la reconstrucción, a la esperanza, a la solidaridad con aquellos que son los más frágiles en la sociedad por diversos motivos.

Alzar la voz, para construir un futuro mejor, siempre es una reto pendiente. Casi nunca acabado y que por lo mismo parece que en la lucha cívica, como las próximas elecciones; las mayorías nos conformamos con más de lo mismo. Habrá que alzar nuestras miras que se decidan por un mundo diferente.

Se vale voltear hacia el futuro aprendiendo de los errores que ha sembrado la discordia y la competencia insana. Vislumbrar también una sociedad diferente, renovar los deseos de la equidad, de la inclusión, sobre todo de los que menos pueden y tienen.

La tarea requiere nuevos bríos que se vayan cuajando en realidades henchidas de mejoramiento para la raza humana. A lo largo de la historia se dan mensajeros de la esperanza, luchadores que ponen su esfuerzo personal y social para mejorar la raza humana. Pero exactamente al mismo lado nos corroe la mentira, la desigualdad y la incertidumbre.

Tal parece que unos que disienten, otros supuran insensatez y poca cordura para llegar a acuerdos que mejoren la raza humana; alzan la voz solo para llamar a la discordia. Los partidos políticos carecen de cordura ideológica. Parece que la tarea es descalificar a todo el que disienta en mi forma de gobernar. El futuro tiene que ser creado y recreado por hombres y mujeres de conciencia de esperanza; no solo como una supervivencia de una filosofía; sino como un modo más noble para vivir el futuro.

Los Partidos políticos pareciera que supuran un egoísmo totalitario carente de cordura para mejorar el entorno económico y social. Hay enormes y graves mentiras que ensucian las redes sociales. La esperanza de tiempos mejores, debe de ayudar a poner un hasta aquí a la discordia. Es menester ahuyentar a la partidocracia convenenciera, hambrienta e insaciable de la ganancia fácil.

Hay tareas muy concretas a riesgo de la supervivencia no solo del pensamiento o las ideas filosóficas; la raza humana tiene el deber de plantearse a conciencia, los problemas que se presentan, tiene que pensarlos desde las implicaciones que estos puedan tener para la humanidad en un mañana, pues, ciertamente, parecen mayores las discrepancias que los acuerdos convenidos para el presente.

El mundo vive días de discordia en muchas latitudes, provocadas éstas, por razones casi siempre discriminatorias; porque muchos disienten de lo que otros piensan. Al vivir en un mundo en donde la diversidad es una ley; esa misma diversidad hace daño a quienes piensan diferente. La carrera de la partidocracia, disimula la verdad de muchas formas con la única finalidad de satisfacer el hambre propia de la ganancia, sin fijarse en la destrucción que se provoca a la otra parte de la humanidad. Pensar diferente, no implica destruir a quienes no piensan como yo… como mi partido.

El Papa Francisco en una de sus frases quiere ayudar a cambiar de actitud, anota que el creyente debe vivir, la tensión entre la esperanza y la esclavitud. “La esperanza no decepciona, es segura”. Sin embargo, ha reconocido, “no es fácil entender la esperanza”.
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