Iglesia de la Santa Cruz y Soledad en Ciudad de México inicia campaña de invierno 2019-2020 “Durmiendo a los pies de Jesús y María” Los pobres… esos “ángeles caídos”

Los pobres… esos “ángeles caídos”
Los pobres… esos “ángeles caídos”

*La reflexión del párroco de la Iglesia de la Soledad nos hace repensar sobre la dignidad de los pobres, ángeles caídos destinados a realzar el vuelo: “Devenir entre esperanza y desesperanza, el sueño y lo soñado, el paso y la piedra, el fracaso y el éxito”.

*Los pobres son los necesitados de lo elemental para vivir dignamente, que no refleje sólo estar vivo sino vivir con sueños e ideales, realización y esperanza. ¿Qué decir de la extrema pobreza? Es “el grito desesperado” de millones de personas para ser escuchados, para saciar su hambre, sienten, lloran, ríen, aman, buscan trascendencia...

La pobreza clama justicia…

El mundo, con sus diferentes organizaciones internacionales y nacionales, hace esfuerzos por la igualdad de los derechos humanos y erradicar la pobreza, pero parece que los esfuerzos son estrellas fugaces para sólo brillar en los diferentes foros de ayuda humanitaria, ante una emergencia, y después apagarse o desaparecer, sea por intereses políticos, económicos e incluso religiosos.

En varias partes del mundo “El grito es constante y desolador”.  Basta con ver rostros en pueblos de África sumidos en sueños y cuerpos esqueléticos,  suplicando por un mendrugo de pan, invocando caridad y compasión. Rostros alargando sus brazos empellejados, mosqueados, temblorosos por alcanzar una migaja de alimento, sólo por un día.

En nuestro continente, la realidad no es demasiado distinta. Muchos pueblos de América Latina luchan por sobrevivir a la desigualdad, la injusticia, el hambre, a la persecución en defensa de sus tierras conduciendo inexorablemente hacia éxodos sangrientos al despojarlos de sus bienes materiales e identidad, cultura, esencia, pertenencia,tradiciones, costumbres y religión.

Hacemos de la justicia una cosificación de los pobres sumergidos en la soledad. A los niños que, por alguna situación social o discapacidad, se ven como una carga; a los enfermos de SIDA u otra enfermedad terminal, a las personas en situación de calle quienes, por apariencia y mal olor, no son gratas o bien vistas, a los homosexuales y sexoservidoras, a todos son pisoteados sus derechos, igualdad y dignidad. A todos nos es más fácil ser sordos, ciegos e indiferentes, a evadir ese “grito desesperado” encerrando injusticia, desigualdad, desesperanza, desconsuelo y que clama por revindicar su dignidad.

Ante este panorama, nuestra pregunta primigenia prevalece: ¿Quiénes son los pobres? Los que gimen con dolor, hambre, abandono e indiferencia. Quienes sufren el despojo de su identidad y dignidad como personas.

Comedor comunitario. Saciando al pobre.
Comedor comunitario. Saciando al pobre.

A pesar de todo, la visión no es del todo desoladora. Existe la esperanza de un mundo más humano que abra sus oídos a los gritos de angustia, abandono, hambre, dolor y sufrimiento. La dignidad de la persona humana debe ser rescatada por el mismo hombre para formar parte de una comunidad, nunca para ser indiferente a las adversidades del otro quien, sumergido en la injusticia y precariedad, lo hemos acorralado hasta hacerlo creer que ya perdió la esencia de ser persona libre y feliz.

La igualdad y la justicia deberán caminar juntas como una sola cosa, único ser constructor de personas empáticas, solidarias y sostenibles para un mundo con calidad de vida. El grito desolador debe convertirse en un grito de júbilo sostenible ante la lucha de muchos hombres, mujeres, organizaciones, pueblos y naciones que, uniendo esfuerzos y velando por el bien común sostenible, realicen un mundo humanizado.

Reciban mi  particular admiración. Ver  hombres y mujeres quienes, sin ser indiferentes a las adversidades de la pobreza y siendo humildes, son capaces de la mayor locura que pueda existir. “Dejar lo más por lo poco” según este mundo material, pero atraídos por la belleza interior del ser humano y su dignidad. Ellos saben que sólo un loco diría lo contrario, “lo poco por lo mucho”, porque encuentran un tesoro  y una tierra fértil para sembrar santidad y saciarse de ella, ahora es “Cristo quien vive en ellos” (Gal 2,20).

Viviendo en el más sublime gesto de hacerse uno con los pobres, se sumergen en la locura de optar por la pobreza y aún en la absoluta miseria para vivirla desde dentro y ser  instrumentos para descubrir una gran riqueza espiritual y humana. Me refiero particularmente a quienes, reconocidos o no, dan su vida a favor de los pobres acumulando grandes tesoros en el reino de Dios.

Médicos voluntarios. Aliviando el dolor.
Médicos voluntarios. Aliviando el dolor.

Personas en situación de calle, ángeles caídos

Alguna vez escuché decir a alguien que los pobres son cómo “ángeles caídos”. Quisiera retomar este término para mi reflexión. Este artículo lo escribo en razón de la inauguración del albergue nocturno en la parroquia Santa Cruz y Soledad de México de donde soy párroco y actualmente presido, campaña llamada  “Durmiendo a los pies de Jesús y María”, invierno 2019-2020.

Decir a una persona “Eres un ángel” lleva a reconocer su bondad, la situación de dignidad en sí misma. Al nacer un bebé decimos ‘¡Mira! Nació un angelito’ Nos llenamos de júbilo, brotan desde lo más íntimo de nuestros corazones, ríos de alegría, sueños y esperanzas. Un ángel comparte su luz con el hermano y su prójimo. Él intercede en cualquier circunstancia, es nuestro custodio, más que eso, es hijo de Dios creado a su imagen y semejanza.

El ángel caído, haciendo analogía con estas personas, eclipsa esa luz, resplandor, transparencia, anhelos y sueños. Ha perdido el timón de la aventura de su vida; los polos de su brújula se invierten una y otra vez provocando un caos en su existir desgarrando sueños y anhelos. La soledad  y el paso del tiempo perdidos en algún lugar frío y desolado, son su refugio para ver morir sus más grandes sueños y anhelos.

El ángel de quien brotaba alegría se apagó, rendido ante la decepción de la vida y  refugiado en el mundo onírico que enerva su derrota, calma el sufrimiento de sus heridas y lo ve desfallecer momento a momento. Ya no hay porqué vivir, no existe el anhelo por alcanzar las alas de grandeza ahora mutiladas para elevarse. Perdió el sentido de ser amado y amar, comprendido y comprender, sumergido en el mundo de la marginación y la pérdida del valor de las cosas y de sí mismo.

El ángel caído con sus alas rotas, desgarradas, mutiladas, guardan en su interior  dolor, culpa, resentimiento, rabia, coraje, venganza y al mismo tiempo  bondad, amor, fraternidad, hermandad, solidaridad. El de este ángel caído es un mundo caótico. Para entenderlo, hay que hacerlo desde la dignidad de la persona con sus altas y bajas de la vida, con su capacidad para alcanzar lo más sublime de la vida y el coraje necesario para enfrentar la adversidad.

Por los pobres. Solidaridad.
Por los pobres. Solidaridad.

El ángel caído nunca pierde su bondad. El mundo que lo tranquiliza para volar sin alas a otros refugios, le hace estar sedado de su dolor y la pérdida del sentido de la vida. Nos encontramos con personas con grandes tropiezos, como tú y yo, como cualquiera, y por azares del destino no encontraron una solución a sus problemas; sin embargo, hay ángeles caídos que nunca conocieron la calidez y protección de una cuna, una familia, sin saber su verdadera identidad, adoptaron la calle como hogar y su forma de sobrevivir.

Un ángel caído es digno de admiración pues es un guerrero que enfrenta hambre, dolor, frío, marginación, injusticias y rechazo, pero cuando se encuentra con alguien que cree en él, su luz renace, sus heridas se cierran, sus alas se despliegan proporcionándole el impulso necesario para alzar el vuelo hacia lo más alto. Ha de sentirse vivo nuevamente para alcanzar lo que creía y le era imposible: Volver a soñar, ser feliz, sentirse vivo y libre. Sabe y es consciente de que Dios lo ama a pesar de todo.

Voluntarias. Darlo Todo.
Voluntarias. Darlo Todo.

Un ángel caído sólo podrá remontar el vuelo cuando encuentre a otro que le comparta sus alas, su hombro, que restaure su dignidad para reiniciar hacia la plenitud una nueva vida, libre y feliz, restableciendo esperanza, sus sueños y anhelos aparentemente extraviados, logrando que sus alas  rotas, heridas, desgarradas y desfiguradas por la vida, sean renovadas, sanadas por el único Ser capaz de brindar el más incondicional amor e incomparable belleza de misericordia que cualquier persona puede experimentar: Abandonarse en las manos de Jesús, Nuestro Señor, y del amor maternal de Nuestra Madre, María Santísima.

Describir a una persona en situación de calle o sin techo es muy complejo porque cada ser humano conlleva una vida e historia individual, irrepetible y  digna de admirar. Un mundo contrastante, lleno de sentimientos encontrados. Devenir entre esperanza y desesperanza, el sueño y lo soñado, el paso y la piedra, fracaso y éxito, entre etiquetas y lo que se cree que es, resentimiento y perdón, angustia y ánimo, rechazo y desesperación, amor y odio, venganza y misericordia, entre lo sagrado y el escepticismo…

Es complejo; sin embargo, la palabra ángel es el sustantivo del ser que Dios creó con bondad al igual que al hombre, pero en diferente grado y naturaleza. Dios ha coronado de gloria y majestad  (salmo 8) a todo ángel caído, de dignidad que brota del amor tierno y misericordioso… Aquel quien, siendo Dios, se hizo hombre para que el hombre se hiciera como Dios. El ángel caído no puede vivir siempre como mendigo cuando su padre es el Rey de reyes…

El pobre es un ángel caído destinado a elevarse de nuevo.

Padre Benito.  Por los ángeles caídos.
Padre Benito. Por los ángeles caídos.

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Si quieres ayudar como voluntario en esta campaña de invierno 2019, toca a las puertas del Templo de la Santa Cruz y Soledad en calle Santa Escuela 16, Plaza de La Soledad, Centro Ciudad de México cerca de las estaciones Candelaria y Merced de la línea 1 del metro.

O si prefieres aportar algún donativo, deposítalo en la siguiente cuenta en Ciudad de México: “Saciando al Pobre AC”, Banco Inbursa, cuenta No. 50036881075.

Mayores informes en el video de inicio de la campaña 2019 dando click aquí

Campaña 2019. Todo listo.
Campaña 2019. Todo listo.

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