"La identificación de la vida cristiana con el peregrinaje, es la mejor teología" La Iglesia 'LTGBI' de Islandia

El templo LGTBI
El templo LGTBI

Por curiosidad, resulta útil reseñar que los colores de la bandera –rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta-,  significan “vida, salud, luz del sol, naturaleza, serenidad y armonía”, sin faltar el espíritu

¿Llamamos “religioso” también  a este turismo, o dejamos en exclusiva y “bajo pena de pecado”, tal adjetivación  para las visitas a los santuarios de Fátima, Lourdes Torreciudad,  Monserrat, Sonsoles, el Pilar, Guadalupe, Covadonga… y a la basílica del san Pedro  en el mismo Vaticano?

De por vida e historia, el turismo fue y es la actividad que en mayor proporción y efectividad contribuyó a la creación  y formación integral  de personas y pueblos.   Su capacidad educadora fue y es decisiva. Y no solo ni fundamentalmente  por motivaciones económicas. Son muchas más, y de signo diverso. El turismo descubre  a las personas como “otros”, a la vez que como “nosotros”, en medio del mundo  que, si no es, o no se le considera como “globalizado”, dejó de ser mundo, sin posibilidad alguna de ser otra cosa, pero no  “la casa de todos”.

En todo planteamiento religioso, el turismo, con versiones como  las peregrinaciones  o las “misiones”, contribuyó y contribuye a la veraz conversión a la fe y a las creencias de orden  sobrenatural,  desde el elemental convencimiento  de que la comunidad y el servicio  a la misma  es ya, y de por sí,  religión y adoración al verdadero Dios. El mismo descubrimiento, trato y contemplación ecológica de la naturaleza inspira y alienta el recorrido de los caminos  y programaciones turísticas  correctamente ideadas y administradas, por lo que es de por sí parte importante  del mensaje del santo Evangelio. La identificación de la vida  cristiana con el peregrinaje, es la mejor teología.

Viaje a Islandia
Viaje a Islandia

Y resulta que a mis amigos Ángela y Luis, y a un grupo de colegas, amantes de la naturaleza, usuarios, participantes y practicantes de sus beneficios, se les ocurrió recientemente  echar la red  de sus anhelos –ansias- itinerantes por esos  mundos de Dios , teniendo en cuenta  las ofertas programadas  por las correspondientes oficinas  de la promoción del turismo en Islandia. Paisajes, parajes inéditos, afanes y deseos  de hospitalidad  por parte de los nativos,  algo del exotismo del bueno y deseos intangibles de desmasificaciones al uso, y más en tiempos oficialmente vacacionales por lo de veraniegos, inclinaron la balanza viajera a favor  de esta opción polar, de la que habrían de quedar satisfechos  y con la sensación de no haber tenido que escurrir en demasía  el presupuesto destinado a esta tarea.

Y ocurrió –y esta es la noticia-eje de mi comentario religioso-, que giraron visita  en Reikiavik, la capital del Estado,  al templo de la Iglesia luterana  de Hallgrimmuskirkija (o algo parecido), construido  entre los años  1945-1986  por el afamado arquitecto  Gudjin Sammnusanson.  A mis amigos les llamó la atención, entre otras cosas, la austeridad y  sencillez del templo, de hormigón blanco, presidido por una cruz, además de un órgano maravilloso, así como la torre del templo,  que alcanza los 74,5 metros de altura. También les sorprendió -¡cómo no¡-, no tener que abonar cantidad alguna de dinero  por la visita  religioso cultural,  “al ser el templo propiedad del Estado”.

Pero la verdadera noticia para mis amigos fue la que transmiten las fotos  que acompañan esta información. Celebrada la Semana Internacional  de los movimientos  LGBTI,  se extendía sobre el altar, con notoria  y cristiana capacidad de integración religiosa,  la bandera  oficial de los movimientos  -Lesbianas, Gays, Bisexuales, personas Transgénero, e Intersexuales- , sin que a ninguno de los pastores/as luteranos, ni a sus respectivos feligreses, les hubiera pasado por el pensamiento, desdeñarla y mucho menos, despreciarla…(Por curiosidad, resulta útil reseñar que los colores de la bandera –rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta-,  significan “vida, salud, luz del sol, naturaleza, serenidad y armonía”, sin faltar el  espíritu”)

El templo LGTBI
El templo LGTBI

Solo con haber dispuesto, y aprovechado, la posibilidad evangelizadora, tolerante y respetuosa  de participar en este espectáculo tan singular y excomulgante en otras latitudes, como las cristianísimas y a machamartillo  hispanas,  hubieran sido dados por bien empleados  el tiempo y los desplazamientos efectuados a lugares tan  distintos, distantes y luteranos como los de Islandia.

¿Llamamos “religioso” también  a este turismo, o dejamos en exclusiva y “bajo pena de pecado”, tal adjetivación  para las visitas a los santuarios de Fátima, Lourdes Torreciudad,  Monserrat, Sonsoles, el Pilar, Guadalupe, Covadonga… y a la basílica del san Pedro  en el mismo Vaticano?

Volver arriba