"¿Qué es ser cristiano? Hacerse responsables los unos de los otros" El Papa critica el “turismo espiritual” de “los que se dicen cristianos pero no ayudan a los más pobres”

Francisco saluda a la chica que caminó durante toda la Audiencia en la Pablo VI
Francisco saluda a la chica que caminó durante toda la Audiencia en la Pablo VI

“Cuántos turistas hay en la Iglesia, que van de paso, pero no entran en la Iglesia. El turismo espiritual, que dicen que son cristianos pero son turistas de catacumbas”

"Cuando las personas se dicen amigos de la Iglesia, del obispo y del párroco, tal vez sean amigos de sus intereses. Esa es la hipocresía de la Iglesia. Y la hipocresía es el peor enemigo de la condición cristiana"

“Fracasar a la hora de compartir significa cultivar la hipocresía, alejarse de la verdad, volverse egoísta, apagar el fuego de la comunión y volverse hacia el frío de la muerte interior. Quienes se comportan de esta manera pasan por la Iglesia como un turista que se queda en un hotel, no la vive como su hogar y como su familia”. El Papa Francisco criticó el “turismo espiritual” de quienes “se dicen cristianos” pero “no ayudan a los más pobres”, sino que “viven centrados solo en sacar provecho propio a expensas de otros”, durante la audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI.

Una audiencia marcada por la presencia de una niña que, al comienzo de la intervención papal, subió las escaleras, y pasó todo el discurso papal corriendo de un lado al otro de la sala, dando palmadas a cada rato. “Déjala tranquila. Dios habla para los niños”, fue la respuesta papal al servicio de seguridad. Y allí quedó la niña hasta que concluyó la intervención pontificia, que se centró en la koinonía, en la necesidad de comunicar y compartirlo todo, incluso los bienes.

"¿He rezado por ella y por su familia?", se preguntó el Papa al final de la audiencia, refiriéndose a la chica, con una enfermedad mental, "que sufre". 

“Se es buen cristiano, pero ¿cuándo? Cuando la conversión llega al bolsillo”, señaló Francisco, en un discurso con multitud de improvisaciones. “Si uno es generoso, da a los más débiles, incluso lo que necesita, para darle al otro lo que precisa. No sólo el dinero, sino el tiempo”.

Hacer comunión, mirarnos el bolsillo

Así, el Papa agradeció a “cuántos cristianos, que hacen voluntariado”. “Esto es bellísimo, es comunión, es gastar mi tiempo para ayudar a los otros. Todo eso siempre es comunión con los otros, y no buscar tanto el propio interés”, subrayó. “Eso nos lleva a mirarnos el bolsillo, a dar dinero a los otros, aunque vaya en contra de nuestros intereses”.

Francisco, en la audiencia de hoy

Y, sobre todo, “hacernos responsables los unos de los otros”, como hacían los primeros cristianos, “que lo ponían todo en común”. Ese fue el ejemplo de Bernabé, que vendió un terreno para entregarlo a los apóstoles, que lo repartieron entre los más necesitados.

“Un cristiano siempre se acerca”. El otro ejemplo es el de Ananías y su esposa Safira, que vendieron su tierra pero solo entregaron una parte. Una actitud que “cultiva la hipocresía”, “apaga el fuego de la comunión y vuelve hacia el frío de la muerte interior”.

Amigos de sus propios intereses

“Quienes se comportan de esta manera pasan por la Iglesia como un turista que se queda en un hotel, no la vive como su hogar y como su familia. Una vida centrada solo en sacar provecho y aprovechar las situaciones a expensas de otros inevitablemente causa la muerte interior”, lamentó el Pontífice, que añadió que “la hipocresía es el peor enemigo de la condición cristiana”.

“Cuántos turistas hay en la Iglesia, que van de paso, pero no entran en la Iglesia. El turismo espiritual, que dicen que son cristianos pero son turistas de catacumbas”, concluyó. “No seamos turistas en la Iglesia, sino hermanos en la fe”; porque “cuando las personas se dicen amigos de la Iglesia, del obispo y del párroco, tal vez sean amigos de sus intereses. Esa es la hipocresía de la Iglesia”.

Francisco finalizó pidiendo “superar toda hipocresía, y poner en circulación esa verdad que nutre la solidaridad cristiana, que, lejos de ser una actividad de asistencia social, es la expresión inalienable de la naturaleza de la Iglesia, tierna madre de todos, especialmente las más pobres”.

La niña, con el Papa
La niña, con el Papa

Saludo en castellano

Queridos hermanos: 

La comunidad cristiana nace de la efusión del Espíritu Santo y crece cuando comparte con los demás lo que posee. El término griego Koinonia, que significa “poner en común”, “compartir”, tiene una dimensión importante desde los orígenes de la Iglesia. De la participación en el Cuerpo y Sangre de Cristo, derivaba la unión fraterna que llevaba a compartir todo lo que tenían. 

Según los Hechos de los Apóstoles, entre los creyentes no había necesitados, porque ponían todo en común. Encontramos el ejemplo de Bernabé, que vendió un campo y dio lo recaudado a los Apóstoles para distribuirlo a los necesitados. Y, junto a este buen ejemplo, se encuentra uno negativo: Ananías y su mujer Safira vendieron un terreno y entregaron sólo una parte a los Apóstoles, quedándose con la otra. Este engaño los llevó a la muerte, porque habían mentido no sólo a los hombres sino a Dios. 

Estos ejemplos nos enseñan que cuando la sinceridad en el compartir no se respeta se cae en la hipocresía, alejándose de la verdad, que provoca la muerte interior. Los que se comportan así transitan en la Iglesia como en un albergue, y no la tienen como su casa, ni como su familia. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica; en modo particular saludo a la Delegación diocesana de Juventud, de la Diócesis de Córdoba, acompañados por su obispo, Mons. Demetrio Fernández González. Pido al Señor que nos conceda su Espíritu para vencer toda hipocresía y colocar al centro de nuestra vida la verdad, que alimenta la solidaridad cristiana, y está llamada a ofrecer a todos el amor de Dios con obras concretas. Que Dios los bendiga. 

La chica que 'interrumpió' la audiencia papal
La chica que 'interrumpió' la audiencia papal

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