"En la vida no todo se resuelve con la justicia, es necesario el amor", proclama Francisco en la audiencia "Si no nos esforzamos en perdonar, no seremos perdonados; si no nos esforzamos en amar, tampoco seremos amados"

Francisco saluda a los miles de fieles presentes en la plaza de San Pedro
Francisco saluda a los miles de fieles presentes en la plaza de San Pedro Osservatore Romano

"Jesús sustituye «la ley del talión» con la ley del amor: Lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros lo hacemos por nuestro prójimo"

Jesús introduce en las relaciones humanas la fuerza del perdón, para que podamos amar «más allá de lo necesario» y no permitir a la venganza del mal propagarse hasta asfixiar al mundo entero

Setenta veces siete. El perdón mutuo, el concedido y el ofrecido, fue el eje de la audiencia general de este miércoles. En una plaza de San Pedro abarrotada, el Papa Francisco recordó que “Dios perdona siempre”, pero también que los hombres han de perdonarse unos a otros. “Si tú no perdonas Dios no te perdonará. Tú cierras la puerta. Si no perdonamos, no seremos perdonados”, clamó el Papa.


“El perdón que recibimos del Señor nos compromete a perdonar a los demás, porque si no nos esforzamos en perdonar, no seremos perdonados; y si no nos esforzamos en amar, tampoco seremos amados”, subrayó Bergoglio, quien insistió en que “en la vida, no todo se resuelve con la justicia, es necesario el amor”.

De la ley del Talión a la ley del amor

Es preciso recordar que “lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros lo hacemos por nuestro prójimo”, porque “Jesús sustituyó la 'ley del Talión' por la ley del amor”.

Francisco llega a la audiencia de los miércoles

Al comienzo, Francisco también apuntó la importancia de dar las gracias. “Orar es dar las gracias. No existen hombres que se hayan hecho a sí mismos. Todos somos deudores a los ojos de Dios”. Así, “quien reza, aprende a decir 'gracias', aunque a veces nos olvidamos, somos egoístas”, añadió.

Sin embargo, “El nos ama infinitamente, mucho más de lo que nos empeñamos”, por eso siempre nos perdona. Pero Dios no se queda ahí. “Jesús sella la invocación 'Perdona nuestras deudas' con una segunda expresión, unida a la primera 'Como nosotros perdonamos...'”.

El Papa saluda a los fieles

La misericordia del perdón

“Cada cristiano sabe que existe para él el perdón de los pecados”, subrayó el Papa, quien recordó que, para Jesús, “hay más alegría por un pecador que se convierte”. “No hay nada en los Evangelios que diga que Dios no perdone los pecados de aquel que pida ser abrazado”, apuntó, pero “quien ha recibido tanto tiene que aprender a dar mucho”.

“Es el perdón fraterno. Si vosotros perdonáis a los demás las culpas, vuestro padre que está en los cielos os perdonará a vosotros, pero si vosotros no perdonáis a los demás, ni siquiera vuestro Padre perdonará vuestras culpas”

“Esto es fuerte -admitió-. A veces he oído a la gente que ha dicho 'Yo no perdonaré nunca a tal persona. Esto no lo perdono nunca'... Pero Dios, si tú no perdonas Dios no te perdonará. Tú cierras la puerta. Si no perdonamos...”

Francisco consuela a una niña

El Papa recordó un momento, cuando era arzobispo, en el que un sacerdote fue a llevar los últimos sacramentos a una anciana, a punto de morir. “Y usted... ¿perdona a los otros?, y la señora, con la cabeza, dijo 'No'. Si tú no perdonas, Dios no te perdonará”, advirtió.

Fuerza para perdonar

“Si nosotros no somos capaces de perdonar, pidamos al Señor que nos dé la fuerza para hacerlo. Señor, ayúdame a perdonar”, insistió el Papa. “Porque el amor llama a amar, y el perdón llama a perdonarnos”. Lo dice el PadreNuestro, y también la parábola de la deuda impagada. “Si no nos esforzamos en perdonar, no seremos perdonados. Si no nos esforzamos en amar, tampoco seremos amados”.

Audiencia papal en San Pedro

Saludo del Papa en castellano:

Queridos hermanos y hermanas: Seguimos con nuestra catequesis sobre la quinta petición del Padrenuestro que dice: «como nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Dios ama infinitamente a cada uno de nosotros. Dependemos totalmente de Él, de quien recibimos todo, la vida del cuerpo y la de la gracia. Y porque sabemos que nos ama, tenemos también la seguridad de que nos perdona, pues somos pecadores y con necesidad de pedirle siempre perdón.

De este perdón de Dios nace, necesariamente, el perdón que debemos a nuestro prójimo: Y Dios que es bueno, nos invita a ser buenos con los demás. Si «amor con amor se paga», también el perdón que recibimos del Señor nos compromete a perdonar a los demás, porque si no nos esforzamos en perdonar, no seremos perdonados; y si no nos esforzamos en amar, tampoco seremos amados.

En la vida no todo se resuelve con la justicia, es necesario el amor, por eso Jesús introduce en las relaciones humanas la fuerza del perdón, para que podamos amar «más allá de lo necesario» y no permitir a la venganza del mal propagarse hasta asfixiar al mundo entero. Jesús sustituye «la ley del talión» con la ley del amor: Lo que Dios ha hecho por nosotros, nosotros lo hacemos por nuestro prójimo.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica, en modo particular saludo a los alumnos del Seminario Menor de Tui-Vigo, en su 60 aniversario de fundación, acompañados por su Obispo Mons. Luis Quinteiro Fiuza. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de saber escribir una historia de bien en la vida de nuestros hermanos y de transmitirles con gestos de ternura la experiencia del perdón gratuito que Él nos ha dado. ¡Feliz Pascua de Resurrección! Que Dios los bendiga.

Francisco, en el papamóvil

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