Unión de Religiosos de Catalunya: "La noticia nos ha impactado a todos" La Iglesia rinde homenaje a Isabel Solá, "la monja de los pies"

"Un testimonio de amor". Así califica el semanario Catalunya Cristiana la vida de la religiosa Isabel Solá, de la Congregación Jesús y María, asesinada a balazos el pasado viernes en la capital de Haití, Puert Príncipe. Ante esta tragedia, los obispos y las órdenes religiosas catalanas han expresado su dolor.

La capilla del colegio Jesús María de Sant Gervasi acogerá mañana, a las 19,30 horas, un funeral por el alma de la religiosa, cuyos restos, sin embargo, descansarán en Haití, país donde la misionera llegó en 2008, dos años antes del brutal terremoto que causó más de 300.000 muertos.

Solá, de 51 años, era conocida en Haití como "la monja de los pies" por el centro ortopédico y de prótesis que había impulsado para atender a los más necesitados.

El secretario general de la Unión de Religiosos de Cataluña (URC), Lluis Serra, ha enviado una carta a la provincial de la congregación Jesús María, en la que le expresa que "la noticia del asesinato de la hermana Isabel Solà nos ha impactado a todos".

"Agradecemos a Dios y a la congregación Jesús-María por el testimonio de entrega evangélica en favor de los más necesitados que ha evidenciado la hermana Isabel a lo largo de su vida y más especialmente en su presencia en Haití", añade el mensaje enviado por los religiosos, tal y como informa Efe.

"Elevamos nuestra plegaria, en nombre de la Unión de Religiosos de Cataluña, por ella, por la congregación, por su familia y por todas las personas que ha querido atender sin límite en su dedicación. Incluso, por quienes de forma tan irresponsable han puesto fin a su vida. ¡Qué Dios les perdone! Nuestro abrazo más fraterno", ha expresado la URC.

El portal de información religiosa CatalunyaReligió.cat ha recordado que Isabel Solà presenció como en el terremoto de 2010 se derrumbó la escuela que había junto a la casa de la congregación, donde murieron 30 menores.

Entonces, la monja estuvo tres semanas viviendo en la calle y ayudando a los damnificados.

"Esto me ayudó mucho, una experiencia de solidaridad muy dura", declaró la monja, que dijo que en aquel momento descubrió "lo que te puede llevar a hacer el hambre: sufrir hambre es una de las experiencias más duras que he vivido. No había pasado hambre nunca y ahora sí".

(RD/Agencias)

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